Testimonios
«A las 6:30, nos despertamos por los misiles y las alarmas»
Los israelíes que residen en los kibutz cercanos a la Franja, narran, ya desde el cuarto seguro, la peor de sus pesadillas
Era el momento en el que todos en Israel, especialmente los vecinos de las localidades más próximas a la frontera con la Franja de Gaza, habían pensado muchas veces pero nadie quiso nunca creer que llegaría. Y ocurrió ayer, apenas unos días después de cumplirse el medio siglo de la guerra del Yom Kippur y en plena fiesta de Simjat Torá, al concluir Sucot, con los judíos practicantes camino de las sinagogas y los laicos disfrutando de la noche en el inicio de un fin de semana casi veraniego, cuando la organización terrorista Hamás tenía reservado su ataque más inesperado y letal.
«Estábamos durmiendo cuando nos despertó a las seis y media de la mañana nos despertamos con misiles y alarmas. Nos encerramos en el cuarto de seguridad sin saber qué estaba pasando. Así quedamos todo el día. Nunca he vivido una situación tan mala», admite a LA RAZÓN Janet Cwaigenbaum, israelí de origen uruguayo y vecina desde hace 26 años del kibutz Nir Itzjak, a 3,5 kilómetros de la frontera con Gaza y próximo a los límites con Egipto. Fue uno de los lugares atacados por combatientes de la organización terrorista palestina en la jornada de ayer.
«A partir de un cierto momento durante la mañana empezamos todos los miembros del kibutz por los grupos de Whatsapp de que estaban circulando terroristas en sus casas. A esta hora no sabemos si han muerto vecinos, aunque las cifras de fallecidos que ya circulan aumentarán», relata Cwaigenbaum, que se desempeña como directora de recursos humanos de la empresa agrícola del kibutz, un tipo de explotación colectiva propia del Estado de Israel.
Cwaigenbaum, junto a su marido e hijos y resto de vecinos, más de 550 personas pertenecientes a 230 familias, del kibutz, trataban de buscar un lugar donde pasar la noche juntos y a salvo de nuevos ataques terroristas en medio de una gran inquietud y miedo. «Tenemos globos aerostáticos con cámaras que nos dicen todo el tiempo qué está pasando en la frontera con Gaza. Pero los palestinos cruzaron en furgonetas y motos, levantaron parte de la valla divisoria y el Ejército no reaccionó. A las cuatro o cinco horas llegaron los militares. No solo no los vieron sino que la respuesta fue bastante tardía. No lo tenemos claro aún, quizás ha tenido que ver con la festividad religiosa», confiesa la ciudadana israelí nacida en Uruguay antes de explicar «ahora tenemos soldados que protegen el kibutz».
No demasiado lejos de Nir Itzjak, también cerca de la divisoria entre Israel y Gaza y al sur de la ciudad de Sderot, las familias del kibutz de Mefalsim dormían ajenas a lo que iba a ocurrir cuando irrumpieron en él soldados de las brigadas de Al Qasam, el brazo armado de Hamás. «No tenemos electricidad, no tenemos señal ni nada», explica Galia Sopher desde el búnker del kibutz. «Estamos en el cuarto seguro, en el miclat, del kibutz, desde las 6:30 de la mañana más o menos», cuenta Sopher. La ciudadana israelí de origen mexicano relata cómo los vecinos del kibutz se despertaron «con bombazos, con sonidos horribles». «Solo escuchamos ametralladoras. Mis hijas se están volviendo locas».
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