EE UU

La Administración Biden pide más fondos para Ucrania e Israel

Blinken y Austin intentan que el dividido Congreso apruebe la partida urgente de más de 100.000 millones

Manifestantes a favor de un alto el fuego en Gaza interrumpen a Antony Blinken y Lloyd Austin en el Congreso de EE UU
Manifestantes a favor de un alto el fuego en Gaza interrumpen a Antony Blinken y Lloyd Austin en el Congreso de EE UUJIM LO SCALZOEFE/EPA

«¡Alto el fuego! ¡alto el fuego!», gritaban los manifestantes en el interior del Congreso mientras un confundido secretario de Estado pedía ayuda para la defensa de Israel. Antony Blinken se dirigía al Comité de Asignaciones del Senado en una audiencia clave, mientras la Policía sacaba a los agitadores (civiles en contra de la ofensiva israelí en la franja de Gaza) uno por uno. Cada vez que un manifestante era escoltado fuera de la audiencia por la Policía, Blinken reanudaba su testimonio, sólo para ser interrumpido por otro manifestante.

El mensaje que la Administración llevó con urgencia al Senado en voz de Blinken y también del secretario de Defensa, Lloyd Austin, es que EE UU debe enviar ayuda de inmediato a Israel y Ucrania. Esto, después de que la masiva solicitud por 105.000 millones de dólares para esos países y otros haya sido rechazada. Aunque en el Senado se cuenta con mayoría demócrata y realmente era un trámite fácil, la comparecencia prende más fuego a la situación en la Cámara de Representantes, donde no quieren vincular a los dos conflictos en una misma línea.

El nuevo presidente, Mike Johnson, ha propuesto recortar la ayuda a Ucrania y centrarse sólo en Israel, y reducir fondos para que el Servicio de Impuestos Internos (IRS) la pague. Esta contrapuesta reduce esa ayuda a 14.000 millones de dólares. Pero en el caos del Congreso actual, ese paquete tiene poco recorrido después en el Senado controlado por los demócratas.

Al terminar el caos durante la audiencia, Blinken se dirigió a los manifestantes, diciendo que podía «escuchar, muy claramente, las pasiones expresadas en esta sala y fuera de ella», expresó. «Todos estamos comprometidos con la protección de la vida civil. Todos conocemos el sufrimiento que está ocurriendo mientras hablamos. Todos estamos determinados a verlo terminar», dijo el jefe de la diplomacia estadounidense. Y continuó: «Pero todos sabemos la imperiosa necesidad de apoyar a nuestros aliados y socios cuando su seguridad, cuando sus democracias están amenazadas. Eso es lo que está sucediendo ahora. Nos mantenemos firmes con ellos», sentenció el secretario.

No queda muy claro al final de esta audiencia cuál es el futuro de la ayuda a ambos países. Desde las alas más radicales de ambos partidos, buscan que no se mezclen los asuntos aludiendo a intereses más políticos que de seguridad nacional, explican expertos a LA RAZÓN.

Es incierto incluso si Johnson puede lograr que su controvertida propuesta sea aprobada en la Cámara, donde los republicanos tienen una estrecha mayoría de cuatro escaños. En declaraciones a la prensa local, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Ben Cardin, declaró muerta en su llegada al Senado la propuesta republicana de la Cámara de recortar la financiación del IRS para pagar la ayuda a Israel. «Es inaceptable. Es una píldora venenosa», aseveró.

Al igual que Cardin, el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, y figuras clave de la defensa de los conservadores en el Senado como los senadores Lindsey Graham y Roger Wicker, no favorecen dividir la solicitud de financiamiento de emergencia del presidente Joe Biden para Israel, Ucrania y el Indo-Pacífico. McConnell, admitió a los periodistas el lunes que mantener unidos estos dos objetivos de seguridad nacional sería «el movimiento más prudente». Sin embargo, estas voces se pierden en un mar de radicalismos. Se espera que Johnson y sus colegas republicanos de la Cámara intenten aprobar la medida más adelante esta semana.

El profesor de American University Emilio Viano explica a LA RAZÓN que «Estados Unidos es una superpotencia global con intereses globales, y actores como Rusia y China están mirando con mucho cuidado la capacidad de reacción del legislativo para resistir a las agresiones». Según el académico, «una victoria rusa en Ucrania pondría en peligro la seguridad y la economía de toda Europa, el mayor socio comercial y aliado estratégico de Estados Unidos», por lo que no debería ser un tema partidario.

Pero la academia no es la política, y menos en un año electoral. Una encuesta reciente de Gallup ubica la popularidad del presidente Joe Biden en el 37%. El bajón es preocupante, aunque el mismo estudio dice que una mayoría de estadounidenses está de acuerdo con el apoyo a Israel por lo que no está muy claro cuál sea el impacto real del conflicto de hoy en la elección. Tradicionalmente el votante no se deja llevar por cuestiones internacionales.