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Defensa
Mientras la guerra entre Israel e Irán completa una semana, el presidente de EE. UU., Donald Trump, podría estar cada vez más cerca de involucrarse directamente en el conflicto. Según ha reportado The Wall Street Journal, en las últimas horas el republicano ha aprobado planes para atacar Teherán, aunque aún no ha dado la orden final.
“Trump les dijo a altos asesores el martes por la noche que aprobaba los planes de ataque contra Irán, pero estaba postergando la orden final para ver si Teherán abandonaba su programa nuclear”, señaló el medio, citando a tres personas familiarizadas con las deliberaciones.
Otro motivo reportado por el cual Trump aún no ha dado la orden sería su preocupación por lo que podría ocurrir si EE. UU. lanza las bombas perforadoras GBU-57/B Massive Ordnance Penetrator (MOP) de 30.000 libras —la munición convencional más poderosa de EE. UU.— contra la instalación nuclear iraní más fortificada, y aun así no logra destruirla, según ha informado Axios.
“Funcionarios del Pentágono le dijeron a Trump que están confiados en que las MOP funcionarán… pero no está claro que Trump esté totalmente convencido”, indicó el portal de información política.
Expertos militares han advertido que incluso el potente MOP podría no ser capaz de destruir completamente las instalaciones nucleares de Irán, como Fordow, que están profundamente enterradas y fuertemente protegidas.
Hasta ahora, la única aeronave certificada para lanzar estas bombas es el bombardero furtivo B-2A Spirit de la Fuerza Aérea de EE. UU. Frente a esta situación Israel, que no cuenta con los medios para atacar las instalaciones más profundas de Irán, está considerando formas alternativas de destruir la instalación nuclear de Fordow en caso de que Trump no ordene un ataque.
El primer ministro, Benjamin Netanyahu, y el embajador en Washington, Yechiel Leiter, insinuaron en entrevistas recientes que las Fuerzas de Defensa de Israel tienen opciones más allá de los ataques aéreos.
Para el experto Evan Ellis, del colegio de militares de EE.UU, una de ellas podría ser una incursión comando arriesgada. Las fuerzas especiales israelíes llevaron a cabo una operación de este tipo el pasado septiembre, aunque a menor escala, cuando destruyeron una fábrica de misiles subterránea en Siria al plantar y detonar explosivos.
Entre tanto, Trump medita sus próximos pasos. El miércoles hizo públicas sus reflexiones, diciendo que no sabrá con certeza si ordenará el ataque hasta el último minuto.
“Tengo ideas sobre qué hacer, pero no he tomado una decisión final… me gusta tomar la decisión final un segundo antes de que sea necesaria”, dijo el mandatario a los periodistas ese día.
Si Trump opta por lanzar ataques militares contra Irán, es probable que las fuerzas hostiles en la región no puedan llevar a cabo ataques directos contra el territorio continental de Estados Unidos. Sin embargo, los objetivos militares estadounidenses en la región enfrentarán peligros significativos.
Durante una sesión de preguntas con senadores el miércoles, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, indicó que los funcionarios están presentando varias opciones posibles respecto a Irán al presidente Trump, al tiempo que se enfocan en la seguridad de las fuerzas estadounidenses. “Estamos manteniendo una protección máxima de las fuerzas en la región en todo momento”, afirmó el funcionario.
A pesar de los retiros recientes de tropas y personal estadounidense de esa región, aún permanecen activos recursos importantes. Según el Pentágono, actualmente hay unos 40,000 militares en servicio activo y civiles del Departamento de Defensa desplegados en Medio Oriente.
La semana pasada, Hegseth autorizó la “salida voluntaria” de todos los familiares de militares en la región, anticipando posibles amenazas. En Medio Oriente se albergan varias instalaciones militares clave de EE. UU., incluida la Base Aérea Al Udeid en Catar, sede regional del Comando Central de Estados Unidos, así como varios sitios activos en Kuwait, país que comparte frontera con Irán.
El martes, The New York Times informó que los servicios de inteligencia de EE. UU. han revisado planes iraníes para atacar bases estadounidenses en Medio Oriente si Estados Unidos se une a la ofensiva militar de Israel contra ese país.
Después del inicio de la guerra de Israel en Gaza en el otoño de 2023, muchos de esos sitios en Irak y Siria fueron atacados por grupos aliados de Irán, que lanzaron drones y otras armas contra posiciones estadounidenses. Entre octubre de 2023 y noviembre de 2024, se registraron más de 180 de estos ataques, que en algunos casos provocaron lesiones a militares estadounidenses, según la Fundación para la Defensa de las Democracias.
En ocasiones, las fuerzas estadounidenses han tenido dificultades para defenderse de estos ataques, especialmente aquellos que involucran armas relativamente baratas que solo pueden ser interceptadas con drones o misiles defensivos mucho más costosos. Cualquier ataque potencial de Irán —que cuenta con un gran arsenal de drones y misiles balísticos— sería mucho más amenazante que los asaltos anteriores realizados por adversarios menores.
Para contrarrestar ese tipo de amenazas, la semana pasada oficiales de la Marina enviaron dos destructores al mar Mediterráneo oriental para posibles misiones de protección. Otros recursos navales están en alerta, y EE. UU. también está enviando un segundo grupo de ataque de portaaviones a la región —una de varias veces que el Pentágono ha hecho esto en los últimos dos años.
Por ahora, Estados Unidos ya ha comenzado a brindar apoyo directo a la defensa de Israel, ayudando a interceptar misiles iraníes dirigidos a Tel Aviv y otras ciudades luego de que ambos adversarios comenzaran a intercambiar ataques la semana pasada.
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