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Coronavirus

Terror en Canadá por el “odio e intimidación” de las peligrosas protestas de antivacunas

El primer ministro, Justin Trudeau, tuvo que ser escoltado y refugiado tras las protestas frente al Parlamento de Ottawa

Vandalismo, banderas racistas, “símbolos de odio e intimidación”. Así ha descrito Justin Trudeau, Primer Ministro de Canadá, el ambiente de las manifestaciones antivacunas
Vandalismo, banderas racistas, “símbolos de odio e intimidación”. Así ha descrito Justin Trudeau, Primer Ministro de Canadá, el ambiente de las manifestaciones antivacunasBLAIR GABLEREUTERS

Vandalismo, banderas racistas, “símbolos de odio e intimidación”. Así ha descrito Justin Trudeau, Primer Ministro de Canadá, el ambiente de las manifestaciones antivacunas que desde el pasado sábado están teniendo lugar ante el Parlamento en Ottawa.

Esvásticas y enseñas de los Estados Confederados de América (que los grupos de Derechos Humanos han denunciado por ser un símbolo de supremacía blanca) se mezclan con banderas canadienses invertidas y carteles de boicot a las vacunas, las mascarillas y al propio gobierno de Trudeau. Camiones y vehículos de todo tipo forman el autodenominado “Convoy de la Libertad” que, desde el fin de semana, colapsa el centro de la capital canadiense sembrando el caos y provocando no solo problemas de tráfico, sino también de seguridad. Un panorama que a muchos ha recordado a la situación vivida el 6 de enero de 2021 en Estados Unidos, cuando se produjo el asalto al capitolio en Washington, que terminó con la evacuación del Congreso. “Quiero ser muy claro: no nos intimidan aquellos que lanzan insultos, abusan de los pequeños comercios o roban comida a los sin techo. No cederemos ante quienes ondean banderas racistas [ni] ante los que llevan a cabo actividades de vandalismo o deshonran a nuestros veteranos”, explicaba Trudeau en una rueda de prensa virtual el lunes.

Según las autoridades, la actitud de los manifestantes ha sido la de proferir insultos y mostrar una falta de respeto hacia los ciudadanos y la historia del país orinando sobre el National War Memorial, bailando sobre la tumba de un soldado o colocando una bandera canadiense invertida en la estatua de Terry Fox, un joven convertido en héroe nacional al que amputaron una pierna por cáncer y que murió en 1981 mientras corría para recaudar fondos para la investigación científica. Esto ha llevado a las fuerzas de seguridad a emprender “investigaciones criminales por la profanación” de varios monumentos, así como por “el comportamiento amenazante, ilegal, intimidante hacia la Policía y los trabajadores de la ciudad y otras personas”, según indicaba la propia Policía de Ottawa en un mensaje a través de su cuenta de Twitter. Junto a esto, también se han oído insultos a quienes caminan por la calle cubriéndose con mascarillas. “Han sido varios los casos en los que se ha insultado e intimidado a personas por llevar máscaras en el exterior”, ha denunciado Jim Matson, alcalde de Ottawa, el cual ha tachado esta actitud de “ilógica”, considerando que, se supone, estas personas, tal y como ellos mismos han expresado, han ido hasta la capital para “luchar por la libertad”. Hasta los sanitarios que están asistiendo a quien lo necesita se han sentido amenazados. “Los paramédicos que trabajan en el centro han pedido a la policía que les acompañaran porque no se sienten seguros”, relataba en un tuit Elizabeth Payne, periodista del periódico Ottawa Citizen que se encuentra cubriendo los hechos. Por este motivo, la policía ha aconsejado a los ciudadanos que, en la medida de lo posible, trabajen desde casa, eviten desplazarse hasta el centro y comprueben si los colegios de las zonas aledañas al Parlamento van a suspender o no las clases debido a los altercados en la zona.

Junto al auge de los problemas de seguridad y de tráfico, la Policía de Ottawa está viendo cómo se incrementan los costes por el aumento en las patrullas de vigilancia; unos gastos que calcula rondan los 8000.000 dólares diarios, según estimaciones del propio cuerpo. Aun así, están “evitando poner multas y retirar los vehículos para evitar confrontaciones con los manifestantes”. Aunque, de momento, no ha habido que lamentar enfrentamientos mayores, el Primer Ministro y su familia abandonaron el sábado su casa de Ottawa por motivos de seguridad.

Personas de todos los rincones del país empezaron a llegar el viernes a los alrededores del Parlamento para manifestarse contra las vacunas obligatorias, el uso de mascarillas y los confinamientos. “Se trata de Canadá, de nuestros derechos y de cómo el gobierno ha estado manipulando y oprimiendo a la población todo este tiempo”, ha declarado Jason LaFace, principal organizador de este convoy. El sábado ya sumaban miles de manifestantes que marchaban por toda la ciudad y a los que se unió el colectivo de camioneros que a diario viajan a Estados Unidos. Y es que desde el pasado 15 de enero, el Gobierno de Canadá ha impuesto sobre estos la vacuna obligatoria si quieren seguir cruzando la frontera (la más larga del mundo). En este sentido, el Primer Ministro se ha mostrado inflexible y les ha avisado que “deben vacunarse o dejar de cruzar la frontera”. El motivo, ha reiterado una y otra vez, es la salud y seguridad de sus ciudadanos: “los canadienses se preocupan por su libertad y saben que la mejor manera de protegerlos es acabar con esta pandemia”. Según la Alianza de Camioneros de Canadá (CTA, por sus siglas en inglés), organización que se opone a esta manifestación, la mayoría de sus miembros están vacunados.

Canadá tiene una de los mayores ratios de vacunación, motivo por el cual Trudeau considera que “esta pequeña y problemática minoría, que no representa a los canadienses, está azotando la ciencia, al gobierno, a la sociedad y los mandatos y consejos de la salud pública”. Pero más allá de la oposición a la vacunación obligatoria, las restricciones o las políticas del gobierno ante la pandemia, muchos ven en este tipo de manifestaciones una vuelta a escena de la extrema derecha.