Elecciones 2024

El gran show del mundo: la campaña presidencial de EE UU atrapada en el calendario judicial de Trump

El juicio por haber intentado subvertir los resultados de las elecciones está fijado para la víspera del Supermartes, el día grande de las primarias republicanas. Y eso es solo el principio

A handout photo made available by the Fulton County Sheriff's Office on 24 August 2023 shows the Fulton County Jail booking photo of former US President Donald Trump in Atlanta, Georgia, USA. Former US President Donald Trump and 18 co-defendants, have been indicted by a Fulton County Grand Jury for 2020 election interference in Georgia.
La ficha policial de Trump se ha convertido en un reclamo de su campañaFULTON COUNTY SHERIFF'S OFFICE Agencia EFE

La única vez que un expresidente de Estados Unidos volvió a gobernar luego de haber dejado la Casa Blanca fue en 1893. La hazaña fue del demócrata Grover Cleveland, que se convirtió en el mandatario número 24, tras haber cumplido su primer período como el número 22, en 1885, justo después de la Guerra Civil.

Donald Trump quiere ser el hombre que lo consiga de nuevo. Para ello le apuesta a una tormentosa campaña electoral en contra no solo de sus rivales políticos, sino del sistema de justicia estadounidense. Un sistema que busca hacerle responsable de cuatro causas penales que suman más de noventa cargos criminales. Un desafío cuesta arriba para el republicano, que le apuesta a llevar su campaña hasta las últimas consecuencias.

La primera y más simbólica escenificación del drama judicial atravesado en plena campaña se vivirá el próximo 4 de marzo, cuando se realice el juicio por el caso federal en el que Trump está procesado en Washington por intentar subvertir las elecciones presidenciales de 2020. Este juicio se hará en víspera del Supermartes, el día clave en las elecciones primarias para las presidenciales. En esta jornada, un numeroso grupo de estados o territorios organiza simultáneamente contiendas que ayudan a definir las candidaturas, tanto del Partido Demócrata como del Republicano.

Como van las cosas en Estados Unidos, hoy Trump parece que será protagonista de ese Supermartes. Por partida doble: antes y después. Si se cumple el calendario, sería el primer juicio penal que se celebrará contra el expresidente. Más tarde, el 25 de marzo, se llevará a cabo el juicio por presuntos pagos ilegales a la ex estrella porno, Stormy Daniels, en la ciudad de Nueva York. Luego, el 4 de junio, el correspondiente al manejo de documentos clasificados tras dejar la Casa Blanca. El de Georgia aún está por definirse. Pero lo cierto es que en medio de este drama legal la carrera presidencial continuará.

Incluso hoy, iniciando el mes de septiembre, se siente como si la campaña fuera mucho más adelantada de lo que realmente está. No es novedad en Estados Unidos que el partido sin presidente en funciones durante la campaña tenga unas primarias mucho más extendidas porque hay más candidatos compitiendo por la nominación. Pero hoy parece que ya todo el mundo tiene claro que se prevé una final Trump-Biden. De 12 precandidatos republicanos aún en contienda, ninguno se acerca al exmandatario. Es más, Donald Trump no solo mantiene sino que amplía su ventaja respecto de los otros competidores. Va 40 puntos por delante, según la media de encuestas de la consultora Clear Real Politics. Consigue el 54% del favor de los votantes conservadores, frente al gobernador de Florida, Ron DeSantis que queda rezagado al 13%.

Dando por hecho, entonces, que podría ser Trump, los analistas esperan que las causas judiciales hagan de la campaña una justa atípica. Habrá cámaras de televisión en algunas de estas cortes, lo que además supone un reto para el equipo de comunicaciones del presidente. Si en 2020 la pandemia hizo la elección única, estos líos de Trump prometen ahora un espectáculo mayor.

Su agenda marcará el ritmo porque lo veremos tomando aviones para salir de un jurado, a luego un debate o tal vez un mitin. El asunto que puede jugar a su favor o no, está en que algunos casos judiciales le benefician retóricamente y otros no tanto. Por ejemplo, el del asalto al Capitolio se alinea con su discurso ideológico y su defensa gusta a su base, pero en cambio los de tipo fiscal que involucran su propia fortuna, pueden hacerle daño en cuanto a su imagen de gestor. En general, los analistas coinciden en que esa doble exposición puede ser perjudicial para alguien acostumbrado a controlar lo que sucede a su alrededor.

El voto moderado e independiente

Expertos en Ciencia Política afirman a LA RAZÓN que la principal preocupación para Trump será si sus mítines dejan de llenarse conforme avancen esos juicios. Y también va a importar la actitud que lleve el expresidente a esos escenarios judiciales. Quedan aún meses, pero es importante preguntarse si lo veremos enojado frente a los jueces o más bien reducido o intimidado.

Otro obstáculo que tendrá que superar Trump es si la evidencia hará erosionar el apoyo de republicanos moderadores o votantes independientes, que son clave para ganar en estados bisagras, es decir, aquellos que han votado azul o rojo sin preferencia. Lo cierto es que para sus seguidores es fácil mirar todos los juicios como una “caza de brujas”, una supuesta “conspiración entre liberales para desprestigiar su hombre de a pie”. Pero, luego, cuando trasladas eso al elector más mesurado, en las calles la sensación es de espanto. No está claro que pueda ganar el voto popular. De hecho, ya hay en New Hampshire un grupo de ciudadanos que se organiza para que Trump no pueda estar en el boleto electoral, aludiendo a la decimocuarta enmienda de la Constitución, que dice que quien haya intentado alentar una insurrección no puede hacer parte de ese tiquete.