Política

Videos

Apoteosis Merkel

Apoteosis Merkel
Apoteosis Merkellarazon

La Unión Demócrata Cristina (CDU) de la canciller alemana Angela Merkel ha ganado las elecciones federales rozando la mayoría absoluta.

La canciller alemana, Angel Merkel, ha informado este lunes de que ha mantenido una primera toma de contacto con el presidente del Partido Social Demócrata (SPD), Sigmar Gabriel, tras la victoria electoral lograda ayer por su partido, la Unión Cristiano Demócrata (CDU), que se ha quedado al borde de la mayoría absoluta.

Merkel se ha felicitado nuevamente por el buen resultado obtenido por su partido y ha lamentado que su hasta ahora socio de coalición, el Partido Liberal Demócrata (FDP), no haya conseguido representación parlamentaria. Asimismo, ha defendido que el país necesita un Gobierno estable, pero no ha querido entrar en detalles sobre si la CDU llegará a un acuerdo de coalición con el SPD.

Angela Merkel ha estado a punto de convertirse en la primera canciller desde 1957 que logra una mayoría absoluta en las urnas. Desde los tiempos del admirado Konrad Adenauer, nunca un partido ha dirigido el país en solitario. Merkel buscaba la reelección para su tercer mandato y obtuvo un 41,5 %, el mejor resultado de la Unión Cristianodemócrata y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CDU/CSU) desde el 43,8 % obtenido en 1990 por Helmut Kohl, en medio de la euforia entonces por la reunificación del país.

Y es que parece que la consiga de «cuatro años, dos voto» ha logrado movilizar a los electores indecisos para dar todo el poder a la Unión Cristianodemócrata y a sus hermanos bávaros. La CDU/CSU tendrá en sus manos 298 de los 598 diputados del Bundestag (Parlamento federal), según los resultados oficiales provisionales disponibles al cierre de esta edición. Es decir, a sólo dos diputados de la mayoría absoluta (300 escaños). Por su parte, el SPD de Peer Steinbrück subió casi tres puntos con respecto a las pasadas elecciones al quedarse en el 25,6% (182 diputados). El candidato socialdemócrata, que descartó un pacto entre los partidos de izquierdas, asumió la derrota.

Los alemanes han concedido el «mandato fuerte para dirigir una Alemania respetada en Europa» que les reclamó la canciller el sábado en el multitudinario mitin de cierre de campaña en Berlín. Sin embargo, si las proyecciones conocidas anoche se mantienen, no se despejarán todas las dudas sobre el horizonte político de Alemania. ¿Quién gobernará con Merkel si lo alcanza los 300 diputados? ¿Dirigirá un Gobierno en minoría? Lo cierto es que la propia canciller se mostró evasiva al ser preguntada anoche en un debate de la televisión pública. «No quiero responder a esas especulaciones. Esperemos a conocer antes el resultado final», expresó para no cerrar ninguna puerta. Preguntada por la razón de su arrolladora victoria, Merkel la achacó a que «hay mucha gente que considera que en vista de las dificultades que nos rodean, vivimos en buen país». «Quizás, la gente podemos atrevernos a decir que la gente se marcha de vacaciones a otros países y ve ciertas cosas», añadió en un clara alusión a la difícil situación que atraviesan los países del sur de Europa.

La arrolladora victoria de la CDU ha eclipsado la debacle de sus socios liberales, que han quedado fuera del Bundestag por primera vez en sesenta años por no alcanzar el límite del 5% de votos necesario. Aunque menos urgente que lo que pensaba antes de las elecciones, la nunca querida Gran Coalición con los socialdemócratas seguía anoche encima de la mesa. En un sondeo de urgencia elaborado por la televisión pública ARD, un 55% de los alemanes la veía deseable para garantizar la estabilidad política del país. A diferencia de otros países europeos, tener un Gobierno en minoría no es una opción, pese a que sólo resten dos diputados para disponer de ella. Antes que la comodidad del canciller de turno, pesa más la estabilidad del país.

Con todo, un nubarrón empaña, aunque sea levemente, el triunfo de la canciller. El resultado de las elecciones regionales en el «land» de Hesse podría dar a la socialdemocracia y verdes una mayoría relevante para bloquear decisiones importantes en el Bundesrat (la cámara territorial), por lo que la CDU se vería abocada a buscar pactos puntuales o más permanentes. De ahí que, aunque no llegue a reeditarse la Gran Coalición de 2005, la canciller alemana está condenada a negociar con la oposición si quiere sacar importantes leyes adelante. Especialmente durante un tercer mandato en los «Mutti» (como es conocida en Alemania por su desempeño de la crisis) quiere dejar su legado en la historia de Alemania. En cambio, de cara al resto de socios europeos, la canciller sale reforzada de las urnas, que dieron un respaldo sin contestación a su política europea. «Sin responsabilidad no puede haber solidaridad», no se cansa de repetir.

El éxito de la CDU es en realidad un éxito de Merkel, que por primera vez ha conseguido rentabilizar en votos su popularidad. En 2005, ganó por un puñado de votos a los socialdemócratas de Gerhard Schröder, mientras que hace cuatro años obtuvo el peor resultado de su partido desde la fundación de la República Federal en 1949. En cambio ahora, ha crecido a costa de los liberales, a los que les ha arrebatado 2,2 millones de votos y de convencer a un 1,25 millones de indecisos.

En vista del resultado parece que los alemanes han decidido agradecer a la líder democristiana tener una economía que ha superado mejor que sus socios europeos la crisis económica y financiera y disfruta de una tasa de paro inferior al 7%, frente al 12% de la eurozona.

Para el sociólogo Holm-Dotlev Hömler, «Merkel ha devuelto a Alemania un peso internacional que no conocía desde hace mucho tiempo». «Ha aprendido a ejercer el liderazgo de forma seria y con carisma, algo que pocos políticos en la política alemana pueden representar. Es la única entre la élite con cierta capacidad de liderazgo, sobre todo hacia fuera de Alemania», explica Hömler en declaraciones a LA RAZÓN.

«Angela Merkel es la irrupción de las ciencias naturales en la política», definió la revista «Stern» en un famoso artículo que apodaba a la canciller 2La física del poder» por su capacidad para calcular con rigor científico la intensidad y la velocidad de los acontecimientos, para esperar sus resultados con la plácida certeza de un investigador que observa el desarrollo. Así escaló el poder desde que entró en política tras la caída del comunismo. Primero se aprovechó de ser subestimada por sus rivales y luego acabó con todo ellos para erigirse en la que «Der Spiegel» bautizó «Angela la Grande».

«Haremos lo posible para asegurar cuatro años de éxito para Alemania»

Tras conocerse las primeras proyecciones, una exultante y sonriente Angela Merkel compareció ayer por la tarde en la bulliciosa Konrad Adenauer Haus, la sede de la CDU en Berlín, para agradecer el contundente apoyo recibido en las urnas y prometer trabajar de manera «responsable y prudente» en su tercer mandato. Y no era para menos, pues el partido cristianodemócrata logró el mejor resultado en 22 años, desde los tiempos del canciller de la reunificación, Helmut Kohl. «Esto es un resultado maravilloso», reconoció su sucesora, enfundada en una chaqueta azul que hacía juego con el escenario. «Hemos demostrado que somos un partido del pueblo, así que los próximos cuatro años haremos lo posible para que sean otros cuatro años de éxito para Alemania», prometió la canciller germana antes de animar a sus simpatizantes a festejar una victoria no prevista por los sondeos y que la coloca a las puertas de una inesperada mayoría absoluta en el Parlamento. «Agradezco la confianza depositada. Mañana [por hoy] abordaremos en el partido la situación, con los resultados en la mano, pero hoy es momento de celebrar», animó Merkel mientras sus seguidores gritaban «¡Angie!, ¡Angie!» y jaleaban cada frase de su líder. «Lo que hicimos fue maravilloso», reconoció antes de dar las gracias a los militantes y voluntarios que se dejaron la piel para movilizar a un electorado confiado en la victoria cantada. La reelegida canciller no se olvidó de tener un recuerdo muy especial para su marido, Joachim Sauer, que se encontraba entre el público, «por estar a mí lado y por lo que tiene que soportar, que no es poco». Sauer, la discreción personificada, se prodiga muy poco en actos públicos con su esposa, por lo que los medios de comunicación alemanes le han apodado «El fantasma de la ópera». Sólo les ve acudir cada verano a un festival de ópera wagneriana en la localidad bávara de Beyreuth.