Visita a Pyongyang
De la Guerra Fría a una asociación estratégica: Putin y Kim forjan su unión contra Occidente
Es la primera misión del presidente ruso al reino ermitaño desde 2000 con el que ha estrechado relaciones a raíz de la invasión de Ucrania
La visita del presidente ruso, Vladimir Putin, a Pyongyang para reunirse con el líder norcoreano Kim Jong Un ha encendido preocupaciones sobre una posible intensificación de los vínculos militares y de seguridad entre ambos países. Esta es la segunda reunión de los mandatarios en menos de un año, luego de que se encontraran en septiembre en el Lejano Oriente ruso. Supone la primera misión de Putin al hermético país asiático desde el año 2000, cuando se reunió con Kim Jong Il.
Putin aterrizó el martes en Pyongyang, y el séquito que le acompaña no dejó indiferente a nadie, ya que iba acompañado de una amplia delegación que incluye a sus máximos responsables de Defensa, la Agencia Espacial y Asuntos Exteriores.
Con motivo de esta aproximación, el titular del Kremlin escribió un artículo para el rotativo norcoreano Rodong Sinmun, en el que elogió a Kim por el "firme apoyo" de su país a la guerra de Ucrania y le aseguró su apoyo contra "la presión, el chantaje y las amenazas militares de Estados Unidos". En opinión de Putin, ambos países deben seguir "oponiéndose resueltamente" a lo que él llama “las ambiciones de Occidente de obstruir la creación de un orden mundial multipolar, basado en el respeto mutuo de la justicia".
El líder ruso aseguró que su objetivo es desarrollar un sistema más "democrático y estable" de intercambio comercial y acuerdos mutuos que se opongan a "las restricciones unilaterales ilegítimas" impuestas por los países occidentales. Bajo el peso de las medidas punitivas por la invasión rusa de Ucrania y el programa nuclear norcoreano, ambos buscan fortalecer sus vínculos estratégicos y económicos. Su objetivo: reducir la dependencia de los sistemas financieros y comerciales dominados por Washington y sus aliados.
Contra el orden basado en reglas
"Estados Unidos se esfuerza por imponer al mundo el llamado orden basado en normas, que en esencia no es más que una dictadura neocolonial global basada en el principio del doble rasero. Aquellos que discrepan de este planteamiento y aplican políticas independientes se enfrentan a una presión exterior cada vez mayor. Los dirigentes estadounidenses consideran este deseo natural y legítimo de independencia y autonomía como una amenaza a su dominio mundial", aseveró Putin.
Esta cumbre ha reavivado los temores de que las potencias puedan restablecer los vínculos militares característicos de la Guerra Fría. Aunque sus lazos se han mantenido estrechos desde la época soviética, existe la preocupación de que este encuentro pueda elevarlos a un nivel de "asociación estratégica de cooperación", similar a la que Rusia comparte actualmente con Corea del Sur. Aún más inquietante es la posibilidad de que ambos restablezcan una cláusula de intervención militar inmediata en caso de ataque de fuerzas exteriores, algo que definía su alianza durante la Guerra Fría. Tal acuerdo resucitaría los temores de una confrontación geopolítica a gran escala en la península coreana.
El conflicto bélico en Ucrania ha impulsado esta inusual alianza pragmática. Mientras Putin libra su guerra de desgaste, se ve cada vez más obligado a depender de los suministros de armamento de Pyongyang. Por su parte, el líder norcoreano tiene la oportunidad de atenuar su aislamiento internacional y obtener ayuda económica a cambio de estos vitales envíos de armamento. Esto le permite diversificar sus lazos geopolíticos, reduciendo su tradicional dependencia de China.
Analistas políticos apuntan que la cooperación va más allá del mero intercambio de armamento. Kim también busca adquirir conocimientos técnicos en campos clave como la balística y la tecnología de satélites, que podrían reforzar sus capacidades militares. Asimismo, los envíos de alimentos y otras ayudas desde Rusia contribuirían a estabilizar la frágil situación económica norcoreana, golpeada por años de pandemia y sanciones internacionales.
Inquietud en Occidente
Si bien esta asociación táctica entre Moscú y Pyongyang genera preocupación en Occidente, refleja la creciente necesidad de Putin de mantener su ofensiva en Ucrania a toda costa. Un pragmatismo geopolítico que ha llevado a Rusia a acercarse al régimen de Kim, a pesar de las diferencias ideológicas y la condena internacional a sus violaciones de derechos humanos.
En definitiva, la guerra de Ucrania ha propiciado un matrimonio de conveniencia entre dos Estados parias, que utilizan sus recursos y capacidades para hacer frente a sus respectivas adversidades en un mundo cada vez más polarizado.
Durante el último año, el Kremlin ha contribuido a erosionar las restricciones impuestas por la ONU a Pyongyang, negándose a renovar el mandato del grupo de expertos encargado de supervisar su cumplimiento. Los esfuerzos de la Organización durante quince años para supervisar eficazmente el cumplimiento de las sanciones impuestas a Corea del Norte, por sus programas nuclear y de misiles balísticos, se vieron socavados por el veto ruso en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU (CSNU) del 28 de marzo.
La progresiva consolidación de esta alianza táctica dio un nuevo paso con la visita de Kim al vasto cosmódromo de Vostochny, en el Lejano Oriente ruso, el pasado mes de septiembre. Expertos consideran que esta invitación por parte de Moscú tuvo un claro trasfondo político, destinado a irritar y desafiar a Estados Unidos en el actual contexto de tensiones geopolíticas. En la reunión, Kim reafirmó que sus "relaciones bilaterales con Rusia son su prioridad número uno", calificando su "lucha" conjunta contra las "fuerzas hegemónicas" como una "cruzada sagrada". Por su parte, Putin respondió con un elocuente elogio: "Un viejo amigo es mejor que dos nuevos".
Munición para la guerra de Ucrania
Tras aquel simbólico encuentro, envuelto en un gran secretismo, fuentes estadounidenses aseguraron que Pyongyang ha estado transfiriendo un número récord de contenedores a Rusia. Debido al tamaño y la ruta logística de estos envíos, que habrían terminado en zonas cercanas al frente de guerra en Ucrania, se sospecha que podrían contener armamento como artillería de 152 o 122 milímetros o incluso misiles balísticos.
Por otro lado, el Ministerio de Unificación surcoreano reveló que en la primera mitad de 2024 ha habido 18 intercambios directos entre funcionarios de Rusia y Corea del Norte, la misma cantidad que en todo el año 2019, justo antes de que Kim se aislara completamente del mundo durante tres años para evitar la propagación del covid-19.
Moscú ha dejado entrever la formación de una nueva agrupación del noreste asiático formada por Rusia, China y Corea del Norte, que formaría parte de una región multipolar y económicamente integrada. Su poder militar amenaza las bases estadounidenses de Corea del Sur, Okinawa (Japón), Guam, Filipinas y Hawái, especialmente si estallara una guerra por Taiwán y Estados Unidos o la OTAN intervinieran en un conflicto regional. El bloque desafía al de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. Asimismo, sirve de complemento a la agrupación de Rusia, China e Irán en Asia Occidental, cuyos miembros forman parte de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y del Brics.
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