Francia

Attal no alivia la cólera de los agricultores

El primer ministro se estrena en la Asamblea Nacional con una batería de medidas «insuficientes» para los productores del agro

French Prime Minister Gabriel Attal gestures as he speaks to the lawmakers at the National Assembly, Tuesday, Jan. 30, 2024 in Paris. French Prime Minister Gabriel Attal said on Tuesday his top priority is to boost employment in his general policy address to lawmakers, three weeks after he was appointed. Attal is facing his first major challenge as angry farmers are protesting across the country and around Paris against low wages and other problems.(AP Photo/Michel Euler)
France PoliticsASSOCIATED PRESSAgencia AP

Vestido solemnemente con los colores azul, blanco y rojo de la república francesa, el primer ministro Gabriel Attal ofreció este martes su primer discurso frente a la Asamblea Nacional, tratando temas tan diversos como la educación, la ecología y la energía nuclear. La gran expectativa estaba en los anuncios que pudiera hacer sobre el sector agrícola que, en teoría, ayudarían a calmar las protestas que mantienen a casi 50.000 agricultores movilizados por toda Francia desde hace una semana, bloqueando las vías de acceso a París y amenazando con hacer tambalear la alimentación nacional.

Pero Attal decepcionó. Sus medidas resultaron pobres e insuficientes para los productores del agro y no calman –ni de lejos– los ruidos de los tractores. Los cinco puntos en los que Attal asegura estar avanzando son los siguientes. Reforzar el dispositivo fiscal destinado a ayudar a los ganaderos para «hacer frente a la inflación, en particular sobre el precio de sus animales». El dispositivo ya permite deducir actualmente 150 euros de impuestos por cada vaca de corral.

Endurecer los controles sobre los distribuidores de productos agrícolas, para evitar incumplimiento de las normas que garantizan un porcentaje justo de ganancia sobre el precio del productor. También se ha decidido reconducir los montos recaudados por concepto de multas hacia el «apoyo a los agricultores».

Crear un fondo de emergencia para los viticultores, especialmente los de la región de Occitania. Poner en marcha un plan de control de la rastreabilidad de los productos agrícolas para «garantizar una competencia leal». Y finalmente, elevar el debate a nivel europeo de tres prioridades: los porcentajes de barbechos (tierras no sembradas en reposo), las importaciones ucranianas –en particular de aves de corral– y las negociaciones con el Mercosur, que tanto asustan a los agricultores franceses, que ven venir una avalancha de productos latinoamericanos a bajo precio. En este sentido, la Comisión Europea ya anunció este mismo martes que las condiciones no están dadas para firmar un acuerdo con Mercosur. Una preocupación menos en la lista.

Attal también prometió acelerar las ayudas de la Política Agrícola Común, otorgadas por la Unión Europea y que en Francia ascienden a 9.500 millones de euros anuales, el monto más alto en este sistema, seguida por España que recibe 6.900 millones. El primer ministro Attal aseguró que los fondos serán enviados a las cuentas de los agricultores a más tardar el 15 de marzo.

Pero ellos no están conformes. Al contrario. «Nada nuevo, nada concreto. Seguiremos aquí», fue la respuesta de cientos de productores que mantienen bloqueadas ocho carreteras que van a París. Una caravana de tractores viaja también hacia el mercado mayorista de Rungis, que abastece a la región capital y una buena parte del país. La intención es cercar las puertas del mercado y obstaculizar la venta de toneladas de comida.

El coordinador de la caravana y presidente de la Coordinación Rural de la región de Lot-et-Garonne, Serge Bousquet-Cassagne, declaró que las declaraciones de Attal son puro bla-bla. «Lo único que hizo fue repetir lo que había dicho el viernes. No es así como vamos a salir de la crisis, no ha respondido en absoluto a nuestras expectativas. La agricultura no ha tenido ningún lugar en su discurso. Estamos completamente decepcionados», dijo Bousquet.

Calmar otros frentes

El primer ministro no sólo tiene la crisis del agro a sus espaldas. También tiene otros frentes que reclaman su atención y ha echado mano de herramientas calificadas de «derechistas» por la clase política. Attal llama a «desburocratizar» a Francia, aliviando las reglas administrativas y los impuestos a la clase media trabajadora.

Con respecto al trabajo, el ministro promete una ley que mejore los salarios, que pueda elevarlos por encima del mínimo, con el fin de evitar que se gane más en el paro que trabajando. También anunció una nueva rebaja fiscal de 2.000 millones de euros para la clase media y afirmó que las prestaciones sociales se pagarían sin ningún procedimiento especial para los beneficiarios.

En el tema de educación, el Gobierno activará los internados para aquellos alumnos menores de 16 años que «entren en el espiral de la delincuencia». También dará carta blanca a los profesores para decidir si un estudiante debe repetir el año escolar, de acuerdo con el rendimiento en clase.

Para finalizar con un toque personal, Attal mencionó por primera vez su homosexualidad ante la Asamblea Nacional, asumiéndola como el símbolo de una Francia moderna y de avanzada. «Hace diez años nuestro país estaba dividido con respecto al matrimonio para todos. Pero ser francés en 2024 significa poder ser primer ministro aceptando abiertamente la propia homosexualidad».