Armamento

Cazas, tanques, lanzamisiles... así se ha convertido Corea del Sur en uno de los grandes exportadores mundiales de armas

El presidente del país se ha marcado como objetivo encaramarse al cuarto puesto mundial y, en su empeño, la guerra de Ucrania y la tensión con China le han venido de perlas

Uno de los carros K2 fabricados para las fuerzas armadas de Polonia
Uno de los carros K2 fabricados para las fuerzas armadas de PoloniaDe Staff Sgt. Matthew Foster

La guerra de Ucrania y la tensión en torno a Taiwan en el Pacífico se han convertido en el epicentro de la escalada militar que se viene produciendo en los últimos años y que tiene como protagonistas principales a Estados Unidos, Rusia y China. Sin embargo, estos puntos calientes no solo afectan a estos países sino que han disparado hasta límites no vistos desde el final de la Guerra Fría el riesgo de una guerra a gran escala. Y, mientras tanto, la mayoría de los gobiernos occidentales y buena parte de los de la región Indo-Pacífico han optado por el rearme como opción ante lo que pueda deparar el futuro.

Y de entre todas las naciones llama la atención el papel que dos de ellas están jugando, más allá de las grandes potencias: Turquía en el lado mediterráneo y, sobre todo, Corea del Sur, que, silenciosamente, se ha convertido en un corto periodo de tiempo, no solo en una potencia militar regional, sino en un claro exportador de armamento teniendo a Polonia o a los Emiratos Árabes como sus principales clientes.

¿Y en qué radica el éxito de Corea del Sur? Pues lo cierto es que han sido capaces de crear una industria autóctona con economías de escala capaz de fabricar desde cazas hasta carros de combate, pasando por drones, sistemas lanzamisiles o artillería. Entre los exportadores internacionales de armas, De 2017 a 2021, Corea del Sur fue el país de más rápido crecimiento entre los 25 principales exportadores de armas del mundo, ubicándose en el puesto número 8 con una participación del 2,8% en el mercado mundial, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo. Eso fue antes de que obtuviera contratos con Polonia, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos el año pasado, de tal modo que sus exportaciones aumentaron un 140% a un récord de 17.300 millones de dólares.

El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, que asumió el cargo en mayo del pasado año, se ha marcado como objetivo encaramarse al cuarto puesto mundial y, en su empeño, la situación geopolítica le ha venido de perlas: la invasión de Rusia a Ucrania combinada con China reclamando sus intereses territoriales en el Mar de China Meridional y la situación siempre tensa en Medio Oriente parece el caldo de cultivo perfecto para el rearme mundial.

No debemos olvidar que el país cuenta con empresas de referencia en el sector tecnológico como Hyundai, LG, SK Hynix y, por supuesto, Samsung, todas ellas gigantes mundiales con presencia global y que constituyen la base de conocimiento de la industria militar surcoreana.

Estos grandes consorcios, sin embargo, nacieron en muchos casos como pequeñas empresas que han evolucionado hacia lo que hoy son. Es el caso de Korea Explosives Co., establecida en 1952 para producir explosivos industriales para la industria de la construcción y que hoy es Hanwha Corporation, compañía que ha liderado el sector durante más de 70 años. En noviembre de 2022 se fusionó con su subsidiaria Hanwha Engineering & Construction y reorganizó el negocio para avanzar en el desarrollo de tecnologías de alto valor agregado, el ingreso a nuevos negocios y la expansión de negocios en el extranjero. Hoy en día está presente en prácticamente todos los sectores, incluido el aeroespacial, y que proporciona componentes de todo tipo a las Fuerzas Armadas surcoreanas.

Pero a esta situación no se ha llegado de un día para otro, más bien al contrario. Esta situación es el culmen de una política de décadas de inversión en I+D, una apuesta por la calidad y la innovación en todas aquellas áreas vinculadas con la ciencia, la tecnología o la ingeniería y una robusta infraestructura en telecomunicaciones. Además, existe otro factor estructural y geoestratégico, que es la situación político-militar de Corea del Sur, con un vecino como Corea del Norte, una amenaza siempre latente, y la alargada sombra de China, que han obligado a Seúl, como le ocurre por ejemplo a Israel, a vivir siempre al borde del abismo y a desarrollar, como necesidad de supervivencia, una política defensiva capaz de responder a los desafíos.

Estos retos han llevado a que el gasto en defensa del país haya sido siempre elevado, situándose la media en los últimos sesenta años cerca del 4%, más del triple de lo que gasta, por ejemplo, España, y el doble de lo que la OTAN se ha marcado como objetivo (2%) para sus socios y que casi nadie cumple, excepción hecha de Grecia, Estados Unidos, Lituania, Polonia, Reino Unido, Estonia y Letonia, no llegando ninguno de estos países al 4%.

Con estas cifras, no es de extrañar que estudios como el Global Fire Power situén a las fuerzas armadas de Corea del Sur como la sexta más poderosa del mundo.

Seis principales potencias militares del mundo
Seis principales potencias militares del mundoGlobal Fire Power

Todo ello acompañado de una cultura del esfuerzo y la disciplina fundamental, como ha ocurrido también en China o Japón, para situarse en lo más alto en sectores tecnológicos de primer orden como robótica, semiconductores, telecomunicaciones, inteligencia artificial o automoción, todo ello aplicable a la industria militar.

En cualquier caso, todo esto por sí mismo no es suficiente para competir en un mercado tan difícil como el de la defensa, dominado por gigantes como Estados Unidos, Rusia o China. ¿Qué puede aportar Corea del Sur entonces?

Pues, en primer lugar, rapidez en las entregas, reduciendo al mínimo los tiempos entre los pedidos y las primeras entregas, algo clave por ejemplo para que Polonia haya optado por Corea del Sur como proveedor. Tampoco hay que perder de vista que estamos ante el segundo mayor productor de semiconductores, solo por detrás de Taiwán, lo cual también repercute en esa rapidez.

Paralelamente, la industria armamentística surcoreana es mucho menos rígida que, por ejemplo, la de Estados Unidos, que requiere muchos más requisitos y burocracia antes de autorizar cualquier venta de armamento al extranjero. Además, son menos reacios a trasladar buena parte de la producción al comprador final, como ha hecho con Polonia.

Por último, otro factor importante es la relación calidad/precio de sus productos, más baratos que sus competidores en muchos casos sin menoscabo de sus prestaciones. Así, encontramos productos como el carro de combate K2 o el caza KF-21 Boramae, que compiten de tú a tú con sus rivales estadounidenses o rusos, pero a precios mucho más reducidos y con plazos de entrega más cortos.

Sin embargo, llama la atención el hecho de que, pese a que Corea del Sur se está beneficiando de la situación provocada por la guerra en Ucrania, la posición del Gobierno de Seúl ha sido deliberadamente ambigua para no enemistarse con Rusia, de quien espera cooperación para imponer nuevas sanciones contra una Corea del Norte cada vez más beligerante. Sin embargo, las industrias de defensa de pocas naciones han prosperado tanto como resultado de la invasión como la de Corea del Sur. Y a pesar de los llamamientos de Ucrania y la OTAN para enviar armas a Ucrania, Corea del Sur ha seguido caminando sobre la cuerda floja, manteniendo un difícil equilibrio entre su firme alianza con Washington y sus propios intereses nacionales y económicos. De hecho, Vladimir Putin advirtió a Corea del Sur que no ayudase militarmente a Ucrania o "arruinaría las relaciones con Moscú" y llevar a Rusia a profundizar los lazos militares con Corea del Norte.

Sin embargo, parte de la tecnología armamentística de Corea del Sur ya ha llegado a Ucrania a través, por ejemplo, de los obuses Krab polacos que se enviaron a este país y utilizan el chasis de los K9 de Corea del Sur. “Es posible que las armas de Corea del Sur terminen en Ucrania a través de otros países”, dijo Yang Uk, experto en armas del Instituto Asan de Estudios Políticos en Seúl, al diario Japan Times. “Existe la duda de cuán vigorosamente Corea del Sur haría cumplir sus controles de exportación en tales casos”.

Según Jae Il-Son, CEO de Hanwha Aerospace, uno de los principales contratistas militares del país, la compañía espera compartir sus tecnologías en artillería y vehículos blindados con los Estados Unidos y ayudar a armar a la OTAN con armas que los estadounidenses ya no fabrican o que no pueden suministrar con la suficiente rapidez. “Estados Unidos no puede fabricar todas las armas”, dijo.

Mientras que Estados Unidos fabrica armamento de alta gama como portaaviones, submarinos nucleares y aviones de última generación, Corea del Sur se ha centrado en “armas de nivel medio como artillería, vehículos blindados y tanques, y acumuló tecnologías competitivas allí”, agregó.

Hanwha ha suministrado al ejército de Corea del Sur casi 1.200 obuses K9 desde finales de la década de 1990, así como cientos más para India, Turquía, Estonia, Finlandia y Noruega. Los K9 de Hanwha representaron el 55% del mercado mundial de exportación de obuses autopropulsados ​​entre 2000 y 2021.

Principales armas

Caza KF-21 Boramae

Una de las principales "estrellas" de la industria de defensa de Corea del Sur es el KF-21 Boramae, un caza que realizó el pasado mes de enero su primer vuelo supersónico, lo que convierte a este país asiático en uno de los pocos en desarrollar y operar aviones de combate supersónicos con recursos nacionales.

El KF-21 fue capaz de alcanzar la velocidad supersónica sin postcombustión gracias a su función de Supercrucero (capacidad de un avión para mantener el vuelo supersónico, a plena carga, de forma eficiente y sin usar postquemadores). Gracias a esta función, los aviones de combate pueden alcanzar velocidades supersónicas con un bajo consumo de combustible. De hecho, pese a que no se trata de un avión de quinta generación, dispone de esta ventaja de la que carecen, por ejemplo, el F-35 estadounidense o el Su-57 ruso, aunque sí el J-20 chino, tercer caza furtivo existente. El F-22, el interceptor más avanzado del mundo, sí que tiene esa capacidad supercrucero, pero se dejó de fabricar a principios de la pasada década. En el caso del Eurofighter Typhoon, como el que opera el Ejército del Aire, que se podría situar en una categoría definible como de “cuarta generación y media”, sus dos motores gemelos Eurojet EJ2000 le permiten alcanzar una velocidad punta de Mach 2 a gran altura y sí dispone de función supercrucero.

Corea del Sur tiene previsto llevar a cabo unos 2.200 vuelos de prueba de seis prototipos de caza KF-21 hasta el año 2026. Por el momento, el país ha realizado con éxito vuelos de prueba de tres prototipos del KF-21.

El ministro de Defensa de Corea del Sur, Lee Yong-sup, dijo: “El éxito del vuelo supersónico permitirá a nuestro ejército consolidar aún más la base para construir un ejército fuerte basado en ciencia y tecnología avanzadas”.

Se han asignado 8,8 billones de wones [71.00 millones de dólares] para los costes de desarrollo de este caza de “cuarta generación y media”, como el Eurofighter Typhoon, que tiene una visibilidad muy baja en comparación con un caza de cuarta generación, al que Indonesia también se ha comprometido a contribuir con el 20%.

El nuevo KF-21 Boramae es uno de los proyectos nacionales más importantes para reemplazar a los cazas actuales de la fuerza aérea y para introducir la próxima generación de cazas. Está diseñado para ir avanzando progresivamente en capacidades de combate y supervivencia, mediante la implementación de mejoras en bloques.

Se trata de un avión de combate polivalente, y el resultado del programa de desarrollo del programa Programa KF-X, que se ha llevado a cabo desde 2016. Son considerados aviones de 4,5 generación, con una baja silueta al radar, similar a la de un Dassault Rafale o Boeing Super Hornet, así como electrónica de quinta generación.

El KF-21 es un bimotor. Su sección transversal de radar, que según se afirma es de 1,1 metros cuadrados, es mucho más sigilosa que la de un F-16 u otros diseños de cuarta generación, pero sigue siendo muchas veces mayor que la de un caza furtivo F-35. El programa KF-X consta de dos etapas durante 13 años, de 2015 a 2028. La primera etapa se centra en el desarrollo de aeronaves y sistemas logísticos integrados entre 2015 y 2026. La segunda fase tiene como objetivo desarrollar las capacidades de las aeronaves para llevar a cabo operaciones aire-superficie. misiones entre 2026 y 2028.

Si Corea del Sur completa con éxito las pruebas en tierra y en vuelo para 2026, será el octavo país del mundo que haya desarrollado de forma independiente aviones de combate supersónicos avanzados.

Los únicos otros países que han desarrollado y volado un caza supersónico avanzado son Estados Unidos, Rusia, China, Japón, Francia y Suecia, así como también Airbus, el consorcio europeo formado por Reino Unido, Alemania, Italia y España. A estos países se ha unido recientemente Turquía con otro proyecto.

Junto al KF-21 también han desarrollado el FA-50, un avión de combate ligero basado en el de entrenamiento supersónico avanzado T-50 Golden Eagle. Tiene un solo turboventilador General Electric F404, el mismo que el F/A-18 Hornet, y puede superar los 1.800 km/h. En términos de armamento, tiene un cañón rotatorio de 20 mm y puede emplear una serie de bombas y misiles, como el objetivo-9, AIM-120, GBU-12, JDAM y AGM-65.

Carro de combate K2 Black Panther

Otro de los productos más emblemáticos de la industria armamentística es el carro de combate K2 Black Panther, una de las joyas de la corona desarrollado por Hyundai Rotem en un momento en el que tanto se habla de los Leopard alemanes, Challenger británicos, Abrams estadounidenses o Lecrerc franceses.

Actualmente, el Black Panther es uno de los tanques de batalla principales más avanzados del mundo, superando a cualquiera que tengan Corea del Norte o China. Además, es el carro de combate principal más caro hasta la fecha. Las entregas del tanque K2 Black Panther comenzaron al ejército de Corea del Sur en 2016. A partir de 2017, se entregaron al menos 100 tanques. El requisito de Corea del Sur es de alrededor de 300 de estos nuevos tanques. Estos eventualmente reemplazarán a los tanques K1 más antiguos.

Este tanque utiliza una armadura compuesta de tipo no revelado y módulos de armadura reactiva explosiva. Se afirma que el blindaje frontal resiste impactos directos de proyectiles de tanque de 120 mm, disparados desde cañones L55. Su nivel de protección es muy similar al del M1A2 Abrams, teniendo en cuenta que el K2 es mucho más ligero. El tanque Black Panther también se completa con un sistema de protección activa y un sistema de contramedidas, que aumentan aún más su capacidad de supervivencia en el campo de batalla.

Este nuevo tanque surcoreano está armado con el último cañón alemán de ánima lisa de 120 mm/L55, similar al que se usa en el Leopard 2A6 y 2A7 alemán, que puede disparar munición de energía cinética avanzada y está equipado con un cargador automático para cargar munición sobre la marcha, incluso en terrenos irregulares. El armamento secundario incluye ametralladoras de 7,62 mm y 12,7 mm. Tiene un sistema de control de fuego muy avanzado que puede detectar, rastrear y disparar automáticamente a objetivos visibles del tamaño de un vehículo, e incluso a helicópteros que vuelan a baja altura, sin necesidad de intervención de un operador humano. El K2 también utiliza municiones avanzadas.

El Ministerio de Defensa de Polonia ha anunciado que va a recibir 180 carros de combate K2 fabricados en Corea del Sur y a producir localmente otros más de 800, en virtud del memorando suscrito a mediados del año pasado por la compañía polaca PGZ (Polska Grupa Zbrojeniowa) y la surcoreana Hyundai Rotem, que asegura poder entregar estos 180 tanques en tres años, cinco veces más que los Leopard 2 que la alemana Krauss-Maffei Wegmann podría producir en ese lapso y a aproximadamente la mitad del costo.

Obús autopropulsado K9 Thunder

Esta compra se complementaría con otra firmada con Corea del Sur para recibir 648 obuses autopropulsados, material también de Hanwha Defense, del cual ya han recibido las primeras unidades y del que a partir de 2026 llegarán los que serán fabricados localmente.

El K9 Thunder es un obús autopropulsado surcoreano de 155 mm construido y desarrollado para el Ejército de tierra surcoreano. Construido para complementar y con el tiempo reemplazar a los sistemas K55 y K55A1 actualmente en servicio con las tropas surcoreanas. Los obuses operan en grupos junto al vehículo de reaprovisionamiento automatizado K-10 que es una de las variantes del K9 junto al obús autopropulsado fabricado bajo licencia en Turquía, el T-155 Firtina (Tormenta). Se trata de una plataforma sobre orugas de probada eficacia, que permite el tiro sostenido en 360 grados, con efectos precisos y rápidos a la distancia de más de 40 km, con altas cadencias y volúmenes de fuego, incluido el impacto simultáneo de varios proyectiles, incluyendo el MRSI (Multiple Round Simultaneous Impact). El Thunder porta 48 disparos, más que muchos de sus rivales, lo que proporciona una mejora en múltiples misiones.

Aparte de la compra realizada por Polonia, se incorporará también a las fuerzas armadas de Reino Unido. La versión británica del K9A2 estará equipada con oruga de goma compuesta, que permitirá mayor rapidez de entrada y salida de posición, junto con mayor movilidad táctica y automatización. Además, podrá disparar hasta 10 proyectiles por minuto, con sólo tres tripulantes.

En septiembre de 2021, como parte del compromiso de una asociación a largo plazo con este país, Hanwha Defense creó el Team Thunder, una asociación de empresas de defensa de Reino Unido con las que ya tiene fuertes relaciones, como Leonardo UK, Pearson Engineering o Horstman Defence Systems, además de Soucy Defense de Canadá para participar en el programa Mobile Fires Platform (MFP) a partir de finales de 2023 para reemplazar al AS90 británico con esta versión. El equipo se amplió con la incorporación de Lockheed Martin UK el 8 de marzo de 2022. Hanwha Defense se ha comprometido a transferir al menos el 50 % de la fabricación del K9A2 británico al Reino Unido en el marco de la alianza Team Thunder.

Este obús ya está en servicio en siete países, incluidos miembros de la OTAN, como Polonia, Noruega y Estonia. Australia y Egipto también han firmado acuerdos para adquirir el obús K9, ampliando a nueve países el número de miembros de la Comunidad de Usuarios del K9.

Lanzamisiles K239 Chunmoo

Frente al popular HIMARS estadounidense o a otros sistemas, Corea del Sur también decidió acometer la construcción de su propio sistema lanzamisiles, el K239 Chunmoo , desarrollado por Hanwha Defence para las fuerzas armadas surcoreanas con el fin de sustituir al anticuado K136 MLRS.

Se trata de un vehículo 8×8 con cabina blindada, al cual se le montó un lanzador capaz de alojar 12 cohetes de 227mm, en una configuración que imita al MLRS 270 norteamericano. Pese a ser mas pesado y menos ágil que el HIMARS, el K239 permite duplicar la carga de munición respecto al SLAM estadounidense, por lo que ambos sistemas se pueden complementar. También puede disparar misiles de 239 mm, capaces de alcanzar objetivos a una distancia de hasta 85 kilómetros con guiado GPS o inercial; o misiles tácticos Ure-2 de 600 mm, análogo al estadounidense ATACMS, con hasta 290 kilómetros de alcance.

El Chunmoo está equipado con un sistema de carga por lotes y es capaz de transportar dos paquetes a la vez, cada uno de los cuales, dependiendo del calibre, puede contener de 20 a 6 misiles o un misil balístico táctico.

Polonia ha firmado un acuerdo para la adquisición de este sistema de cohetes de lanzamiento múltiple, el primero de los cuales se entregará este año. Corea del Sur también ha firmado un acuerdo con los Emiratos Árabes Unidos para exportar misiles tierra-aire de alcance medio Cheongung II KM-SAM, que podría ser el acuerdo de exportación de armas más grande de la historia del país asiático, con un valor aproximado de 3.500 millones de dólares.

El KM-SAM fue desarrollado por primera vez por la Agencia de Desarrollo de Defensa de Corea del Sur con el apoyo técnico de empresas rusas. Se basó en la tecnología del misil 9M96 utilizado en los sistemas de misiles S-350E y S-400, y se creó para reemplazar los misiles tierra-aire Hawk más antiguos que se adoptaron en 1964.

Una batería completa consta de cuatro a seis lanzadores de montaje de transportadores de ocho celdas, un radar 3D de matriz en fase multifunción y un vehículo de comando de incendios. Empleando la llamada tecnología hit-to-kill, el misil puede interceptar hasta seis misiles hostiles que lleguen a altitudes inferiores a 40 kilómetros, con un alcance de detección de 100 kilómetros. Los misiles tienen capacidades de guerra antielectrónica para seguir funcionando, a pesar de las interferencias. El sistema pasó la prueba de verificación de requisitos operativos del ejército de Corea del Sur en 2015 y comenzó a implementarse a principios de 2016, según la Fuerza Aérea.