Defensa
El caza surcoreano KF-21 Boramae, ¿una opción al F-35 y a otros cazas de quinta generación?
Estará listo en 2026, si se cumplen las previsiones, y pese a no ser una caza furtivo, tiene muchas de las características de este tipo de aviones
Boromae es el nombre con el Korea Aerospace Industries ha bautizado al que será su avión de combate estrella, el KF-21, que completó con éxito su primer vuelo supersónico a comienzos de este año. Está previsto que pueda estar plenamente operativo en junio de 2026, después de un periodo de desarrollo de 10 años y seis meses. Durante el vuelo de este primer prototipo, que duró aproximadamente una hora, superó una velocidad de Mach 1 a 40.000 pies y alcanzó una velocidad supersónica.
“Cuando un avión supera la velocidad del sonido, se producen ondas de choque en el avión debido a la fricción del aire y otros eventos que lo acompañan. El flujo de aire desigual alrededor de la aeronave tiene un efecto adverso significativo en la resistencia estructural de la aeronave. Pero el KF-21 logró mantenerse intacto”, informaron fuentes del DAPA.
Corea del Sur tiene previsto llevar a cabo unos 2.200 vuelos de prueba de seis prototipos de caza KF-21 hasta 2026. Por el momento, el país ha realizado con éxito vuelos de prueba de tres prototipos del KF-21.
Se han asignado 8,8 billones de wones [71.00 millones de dólares] para los costes de desarrollo de este caza de “cuarta generación y media”, como el Eurofighter Typhoon, que tiene una visibilidad muy baja en comparación con un caza de cuarta generación, al que Indonesia también se ha comprometido a contribuir con el 20%.
Los principales objetivos del proyecto son reemplazar los F-4 y F-5, aviones de combate obsoletos operados por la Fuerza Aérea de Corea del Sur durante más de 30 años, y desarrollar de forma independiente aviones de combate de próxima generación con las capacidades necesarias para el futuro campo de batalla. El programa KF-21 ha allanado el camino para que Corea del Sur produzca de forma independiente aviones de combate de quinta y sexta generación.
En ese contexto, el programa KF-21 también busca dar luz verde rápidamente a la producción en masa en el primer trimestre de 2024. Con ese fin, los prototipos de cazas KF-21 deben pasar una prueba provisional para evaluar y medir su idoneidad operativa para el combate, una prueba prevista en principio para noviembre de 2023. La evaluación provisional se centrará en examinar si dichos prototipos cumplen con las capacidades operativas requeridas por la Fuerza Aérea de Corea del Sur.
La evaluación final a gran escala de la eficacia operativa y la idoneidad de los KF-21 se llevará a cabo en 2026, cuando se espera que finalice la primera etapa del proyecto de desarrollo del KF-21.
Otro objetivo del KF-21 es su exportación y Polonia podría ser el primer cliente europeo, después de que se haya sabido que este país habría mostrado su interés por conocer más a fondo las características de este aparato. A principios de esta semana, el departamento polaco encargado de las compras de armamento (PGZ) declaró a Defense 24: “Es posible que en el futuro… se establezca una cooperación industrial en el ámbito del desarrollo y la producción del KF-21 Boramae, donde el socio natural de KAI Ltd. sería, entre otros, la Planta de Aviación Militar nº 2 de Bydgoszcz, líder del comercio aeronáutico en Polonia, que ya tiene experiencia en el mantenimiento y la restauración de F-16 o C-130 Hércules”. No hay que perder de vista que el año pasado, Polonia firmó dos contratos para comprar 48 aviones de ataque ligero FA-50 a Corea del Sur.
¿Podría ser este caza una alternativa a los principales cazas estadounidenses? Aunque aún no está en servicio, hay quien ya lo sitúa entre los 10 mejores cazas del mundo, al mismo nivel que el Eurofighter Typhoon, el Su-57 ruso, este sí de quinta generación, o el F-15EX. Para la mayoría de expertos el avión surcoreano entraría casi en la categoría de avión de quinta generación, aunque no alcanzaría los niveles del F-35, el F-22 o el chino Chengdu J-20.
Por tanto, no sería una opción de compra para países como España que buscan dar ese salto al F-35 mientras el futuro avión de combate europeo (FCAS) va tomando forma, pero sí para otras fuerzas aéreas que no tiene previsto a medio plazo dar el salto a la quinta generación. Junto al Dassault Rafale 4.1 o al JAS 39 Gripen, un caza de cuarta generación, es una opción muy a tener en cuenta frente a los aparatos estadounidenses o chinos y al Eurofighter.
El KF-21 es un bimotor, como la mayoría de los aparatos actuales, excepción hecha del F-35 y del JAS 39 Gripen. Su sección transversal de radar, que según se afirma es de 1,1 metros cuadrados, es mucho más sigilosa que la de un F-16 u otros diseños de cuarta generación, pero sigue siendo muchas veces mayor que la de un caza furtivo F-35, lo que le da una ventaja clarísima frente a la mayoría de aparatos, pues cuando sus contrincantes son capaces de detectar su presencia y lanzar un misil es demasiado tarde.
El programa KF-X consta de dos etapas durante 13 años, de 2015 a 2028. La primera etapa se centra en el desarrollo de aeronaves y sistemas logísticos integrados entre 2015 y 2026. La segunda fase tiene como objetivo desarrollar las capacidades de las aeronaves para llevar a cabo operaciones aire-superficie. misiones entre 2026 y 2028.
Si Corea del Sur completa con éxito las pruebas en tierra y en vuelo para 2026, será el octavo país del mundo que haya desarrollado de forma independiente aviones de combate supersónicos avanzados.
Se trata de un avión de combate polivalente, y el resultado del programa de desarrollo del programa Programa KF-X, que se ha llevado a cabo desde 2016. Son considerados aviones de 4,5 generación, con una baja silueta al radar, similar a la de un Dassault Rafale, así como electrónica de quinta generación.
Los únicos otros países que han desarrollado y volado un caza supersónico avanzado son Estados Unidos, Rusia, China, Japón, Francia y Suecia, así como también Airbus, el consorcio europeo formado por Reino Unido, Alemania, Italia y España.
De esos, solo EE UU, Rusia y China han desplegado aviones de combate de quinta generación de fabricación nacional, el F-35, el Su-57 y el J-20, respectivamente, aviones que cuentan con tecnologías sigilosas, capacidades de interferencia de radar y aviónica que integran datos a bordo y remotos para brindar a los pilotos una imagen en tiempo real de su operación, según el Centro Conjunto de Competencia del Poder Aéreo de la OTAN.
El KF-21, aunque no es un caza de quinta generación, es capaz de alcanzar el vuelo supersónico sin postcombustión gracias a su función de Supercrucero (capacidad de un avión para mantener el vuelo supersónico, a plena carga, de forma eficiente y sin usar postquemadores). Gracias a esta característica, los aviones de combate pueden alcanzar velocidades supersónicas con un bajo consumo de combustible. De hecho, pese a que no se trata de un avión de quinta generación, dispone de esta ventaja de la que carecen, por ejemplo, el F-35 estadounidense o el Su-57 ruso, aunque sí el J-20 chino, tercer caza furtivo de quinta generación existente. El F-22, el interceptor más avanzado del mundo, sí que tiene esa capacidad supercrucero, pero se dejó de fabricar a principios de la pasada década. En el caso del Eurofighter Typhoon, como el que opera el Ejército del Aire, que se podría situar en una categoría definible como de “cuarta generación y media”, sus dos motores gemelos Eurojet EJ2000 le permiten alcanzar una velocidad punta de Mach 2 a gran altura y sí dispone de función supercrucero.
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