Cuatro años de la foto que removió conciencias y no sirvió para nada

El 2 de septiembre de 2015 a las 6 de la mañana el fotógrafo Nilüfer Demir se encontró sobre la arena de la playa de Bodrum, Turquía, el cuerpo sin vida de Aulan Kurdi, de tres años de edad. Mientras enfocaba la escena pensó que aquella foto debería servir para algo: “La única cosa que podía hacer era hacer oír su protesta. En ese momento, yo creía que sería capaz de lograrlo presionando el obturador de mi cámara y tomé su foto”. Cuando los medios la vieron, el debate se elevó a escala internacional y acabó siendo portada de medio mundo. Estos días hace cuatro años que se tomó esa imagen y todavía hoy sigue inspirando rabia e indignación.

El propio Óscar Camps, fundador de la ONG “Open Arms” ha confesado que su impresión al ver el cuerpo de Aylan está en los orígenes de su organización, ya que tiene un hijo que tendría la edad actual del niño sitio. La muerte de Aylan, junto a la de su hermano de cinco años, Galip y su madre, removió conciencias por su dureza y su representación de los horrores de la guerra. La familia había pagado mil dólares a los traficantes por cada plaza en un bote que nunca alcanzó la isla griega de Kos. En 24 kilómetros murieron cuatro personas, tres de ellos niños, que acabaron sobre la arena de Kos, donde un guardia costero recogió sus cuerpos. Todos huían de Siria con una guerra que ya dura demasiado y que siempre se lleva a los más jóvenes, ajenos a las batallas de los adultos.