Terrorismo
Dáesh reivindica un atentado en el sur de Afganistán que ha dejado una veintena de muertos
Un militante de la rama afgana del grupo yihadista se inmola frente a un grupo de talibanes que esperaban para recibir sus salarios en una sucursal bancaria de Kandahar
Al menos 21 personas han muerto y más de medio centenar han resultado heridas este jueves en un atentado suicida perpetrado a primera hora de la mañana frente a una entidad bancaria en Kandahar, la ciudad situada en el sur del país en la que surgieron los talibanes y donde vive el líder supremo del movimiento, Hibatullah Akhundzada.
Un grupo de aproximadamente 150 talibanes aguardaba frente a la entrada de la sucursal del New Kabul Bank para recibir su salario mensual cuando el terrorista, afiliado a la rama afgana de Dáesh, hizo detonar su cinturón de explosivos, según la reconstrucción de los hechos realizada por el portavoz de la Policía de Kandahar, Asadulah Jamshed. La mayoría de las víctimas mortales han resultado ser civiles, según ha recogido la cadena de televisión local Tolo News.
El grupo terrorista Estado Islámico Provincia de Jorasán (ISKP, por sus siglas en inglés) ha reivindicado poco después el ataque a través de la agencia de noticias Amaq en Telegram, un canal utilizado habitualmente por los yihadistas. La filial de Dáesh presumió de haber provocado «decenas de muertos y heridos».
Inamullah Samangani, director de información y cultura de la provincia de Kandahar, confirmó que el banco estaba lleno de gente cobrando sus salarios cuando se produjo la explosión. «Nuestros compatriotas suelen reunirse allí para cobrar sus sueldos». Los bomberos y el personal de seguridad desalojaron la zona, donde el suelo estaba cubierto de sangre, ropa y zapatos, según la agencia France-Press.
El número de atentados en Afganistán disminuyó de forma significativa desde que los talibanes pusieron fin a su insurgencia tras hacerse con el poder en agosto de 2021. Sin embargo, varios grupos armados extremistas, entre ellos la rama local de Dáesh, siguen representando una grave amenaza para la seguridad.
Desde el inicio del mes sagrado musulmán del Ramadán, el pasado 11 de marzo, se ha informado de múltiples explosiones en el país, pero pocas han sido confirmadas por las autoridades fundamentalistas. La encargada de negocios de Estados Unidos en Afganistán, Karen Decker, condenó «todos los actos de terror» y ofreció sus condolencias a las familias de las víctimas. «Los afganos deben poder celebrar el Ramadán en paz y sin miedo», escribió en Twitter.
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