Tambores de guerra

Macron busca arrancar a Putin una “señal de desescalada” en Ucrania

El presidente francés inicia un doble viaje a Moscú y Kiev con el que pretende marcar la autonomía europea de Estados Unidos y reforzar su perfil de estadista internacional

El presidente francés en una reciente visita al Louvre
El presidente francés en una reciente visita al LouvrePascal RossignolAgencia AP

Calmar las aguas de los dos lados. Ese es el objetivo principal de la doble visita que inicia este lunes el presidente francés, Emmanuel Macron, quien aterriza primero en Moscú para reunirse con su homólogo, Vladimir Putin; y un día después, hará lo propio con el presidente ucraniano, Volodomyr Zelenski, en Kiev.

El contexto es tenso tanto a nivel político como militar: desde hace semanas, Rusia mantiene a 100.000 soldados en las fronteras norte y este con Ucrania, además de un fuerte despliegue de tropas y armas en Bielorrusia, lo que ha encendido las alarmas de Estados Unidos y Europa, que advierten que una invasión rusa a territorio ucraniano sería inminente. Rusia lo niega rotundamente y le da la vuelta a la situación, asegurando que, en realidad, teme un eventual ingreso de Ucrania a la OTAN, la alianza militar más importante del mundo.

La pregunta es: ¿qué puede lograr realmente Emmanuel Macron con esta doble visita?

Distintos esfuerzos diplomáticos han tenido lugar sobre la crisis ruso-ucraniana y ninguno parece bajar las tensiones. El encuentro entre los cancilleres de Rusia, Sergei Lavrov, y de Estados Unidos, Antony Blinken, solo sirvió para revivir viejas acusaciones mutuas en las que Moscú señala a Washington de haber mentido al mundo sobre las armas de destrucción masiva en Irak mientras Washington apunta el dedo hacia Putin y le advierte que tendrá “consecuencias graves”, si se atreve a traspasar la frontera ucraniana.

Las reuniones en el Consejo de Seguridad de la ONU tampoco han ofrecido ningún resultado, algo que no sorprende a nadie pues Rusia es uno de los cinco miembros permanentes con derecho a vetar cualquier resolución sobre el tema Ucrania.

Macron apuesta entonces a la fortaleza europea para servir de muro de contención entre las dos partes. Para ello tendrá que saber dar y pedir a la vez. El Kremlin asegura que la visita del presidente francés se centrará principalmente en escuchar, evaluar y – eventualmente- aceptar las garantías de seguridad que Rusia desea obtener de Occidente. Garantías de que Ucrania y otras ex repúblicas soviéticas no entrarán a formar parte de la OTAN, poniendo su zona de influencia en riesgo, como ya ha ocurrido en cinco olas de ampliación del organismo. Rusia también exige la renuncia de la OTAN a toda actividad militar en Europa Oriental, el Cáucaso y Asia Central.

Pero Macron también debe pedir algo a cambio. Y en este caso, la petición lógica sería el retiro de las tropas rusas de la frontera con Ucrania.

Para diseñar la estrategia correcta antes de viajar a Moscú, el presidente francés se ha apoyado en sus vecinos europeos: este sábado conversó por teléfono con el primer ministro británico, Boris Johnson, así como con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. También lo hizo con el presidente de EEUU Joe Biden. “Los dos líderes han hablado de las iniciativas diplomáticas y de disuasión en marcha en respuesta al continuo refuerzo militar de Rusia en las fronteras de Ucrania”, ha informado la Casa Blanca en un comunicado. “Han afirmado su apoyo a la soberanía e integridad territorial de Ucrania y han acordado que sus equipos se mantendrán en contacto y seguirán consultando con nuestros aliados y socios, incluida Ucrania”, ha añadido la Presidencia estadounidense en un comunicado oficial.

Cuenta Macron también con el espaldarazo de Alemania. De hecho, el canciller alemán, Olaf Scholz, también prepara un largo periplo de la paz: aterriza este lunes en Washington, donde será recibido por el presidente Joe Biden en la Casa Blanca. Una semana después, el 14 de febrero, viajará a Kiev para un encuentro con el presidente Zelensky y un día después estrechará la mano de Putin en Moscú.

Scholz es percibido como un político ligeramente condescendiente con Rusia. Ha manifestado abiertamente su negativa a enviar armas a Ucrania (como sí lo ha hecho Estados Unidos) y tardó varios días en poner sobre la mesa la amenaza de suspender el gasoducto Nord Stream 2 - que envía gas desde Rusia hacia Alemania por el Báltico - como parte del dispositivo de sanciones en caso de que Moscú decidiera una nueva intervención militar en Ucrania.

Sin embargo, en su reciente encuentro en Berlín a finales de enero, Macron y Scholz dejaron claro que están la misma página en cuanto a la crisis ruso-ucraniana: el diálogo diplomático debe ser la solución.

Las reservas de Estados Unidos

No es un secreto para nadie que ni Francia ni la Unión Europea pueden ofrecer las garantías que pide Rusia sin la aprobación de Estados Unidos. Y Washington, lejos de creer en la buena fe de Moscú ante los intentos diplomáticos de Francia y otros países, le ha acusado recientemente de preparar un vídeo donde se mostraría un ataque falso por parte de Ucrania, que serviría de pretexto para justificar una operación militar rusa.

Se habla de imágenes de explosiones falsas, armas de utilería y actores que morirían en escena mezclados con cadáveres reales. Los servicios de inteligencia estadounidenses han ofrecido pruebas de este plan pero aún no han presentado ninguna.

Por su parte, medios estadounidenses de renombre como el “Washington Post” y el “New York Times” citan a funcionarios de alto rango en el Gobierno estadounidense aseguran que Rusia prepara una ofensiva contra Ucrania que incluye unos 175.000 soldados ya en posición de avanzar. Tanques y artillería pesada completarían la operación.

Francia no ha prestado atención a estas supuestas amenazas y sigue apostando al diálogo europeo.

De hecho, el Palacio del Elíseo ha descartado por ahora que Estados Unidos se sume a la iniciativa conocida como “Formato de Normandía”, un grupo creado en 2014 para abordar el conflicto entre las fuerzas independentistas ucranianas y grupos prorrusos en la región del Donbás y que sólo reúne a Francia, Alemania, Rusia y Ucrania.

Este viaje de Emmanuel Macron le otorga una cierta independencia de Estados Unidos. Es una forma de afianzarse como presidente de la Unión Europea y como líder del mundo. También le sirve - seamos francos - de vitrina perfecta para su candidatura a la reelección en Francia.

A solo 62 días de la primera vuelta de las elecciones presidenciales y aún sin confirmar si se lanzará nuevamente a la voluntad de las urnas, el rol protagónico de Macron en la crisis ruso-ucraniana le cae de perlas. El presidente parece enviar un mensaje firme con el que una buena parte de los franceses podría identificarse: “Francia está al mando”.