Opinión

El revolcón de Macron

El presidente francés debe escuchar el grito de las urnas o abonará el camino a los partidos radicales

Mientras la arrolladora victoria de Juanma Moreno en Andalucía devuelve al Partido Popular su condición de referente del centro derecha y comienza la reconstrucción del sistema bipartidista español que saltó por los aires en 2015, nuestra vecina Francia se asoma a la ingobernabilidad. Moreno ha pinchado el globo extremista de Vox y ha absorbido a Ciudadanos después de que el rechazo de Albert Rivera a pactar con Pedro Sánchez (2019) relegase a los liberales a la irrelevancia. Los intentos de Inés Arrimadas por reanimar el partido estaban condenados al fracaso hipotecados por el error mayúsculo de su fundador. Las elecciones de Andalucía han dejado también una (única) buena noticia para Ferraz. No existe una alternativa de gobierno a la izquierda del PSOE. El relevo en el poder al PP pasa por Ferraz.

El 19-J en Francia ha dejado, sin embargo, un panorama político desolador. El hipercentro de Emmanuel Macron ha cavado un boquete a la derecha y a la izquierda que ha sido ocupado por el nacional populismo de Marine Le Pen y el antieuropeísmo y antiatlantismo de Jean Luc Mélenchon. El cordón sanitario contra la extrema derecha ha dejado de funcionar en el Hexágono. Contra todo pronóstico, Reagrupación Nacional ha obtenido 89 escaños en la Asamblea Nacional. La estrategia de su líder de suavizar su imagen y su discurso ha calado entre el electorado francés. Le Pen ha logrado implantarse en el territorio y está en mejores condiciones de disputar el Elíseo en 2027. Una fecha que podría acortarse si Macron no logra sacar adelante su segundo mandato.

El presidente francés baraja dos opciones: coalición o geometría variable. Los votantes han enmendado la agenda reformista de Macron. La negociación ley a ley como si fuera un personaje de Borgen puede abocar al Elíseo a una inestabilidad perpetua. La debilidad interna siempre se traduce en una vulnerabilidad exterior. El contexto no puede ser más desfavorable. Un «pato cojo» en la Presidencia de turno de la UE con una Ucrania en guerra con Rusia. Pero la crisis política interna lleva cociéndose en Francia desde hace tiempo. Macron se equivocaría si atribuye el malestar social a factores puramente externos (conflicto armado, pandemia o crisis económica).

Para salvar su segundo mandato es necesario que acometa una crisis de Gobierno profunda. Desde la primera ministra hasta los ministros. Elisabeth Borne sufrió para conseguir su asiento por Calvados. La estrategia de gobernar «au meme temps» con la derecha y con la izquierda se ha agotado. La mayoría más estable que puede tejerse en la actual Asamblea Nacional pasa por un entendimiento con la derecha clásica de Los Republicanos. La unión de la izquierda y la extrema izquierda de Mélenchon acabará devorándose a sí misma por su pulsión cainita. Miren el espectáculo de Podemos. El fiasco de las legislativas oscurece el futuro de Ensemble! más allá de 2027. No hay una alternativa a Macron en un partido tan personalista. El presidente francés quiso sacudirse las responsabilidades del desplome del Partido Socialista y de Los Republicanos en las presidenciales. «No es mi culpa». Tras el varapalo de las legislativas, el presidente debe escuchar el grito de las urnas o, por el contrario, abonará el camino a los extremos.