Análisis

“Estar dividida es casi un rasgo definitorio de la izquierda italiana, con frecuentes peleas y escisiones”

El investigador del ECFR, Alberto Rizzi, advierte que la apuesta de la líder de Hermanos de Italia por la “unión de naciones” podría bloquear los avances en la integración europea

Giorgia Meloni en los cuarteles generales de su partido en Roma durante la noche electoral
Giorgia Meloni en los cuarteles generales de su partido en Roma durante la noche electoralETTORE FERRARIAgencia EFE

La victoria de Giorgia Meloni en las elecciones de este domingo en Italia han sacudido la política italiana y la europea. La líder de Hermanos de Italia se va a convertir en la primera dirigente de extrema derecha en llegar al poder en Europa. También va a ser la primera mujer que toma el timón de Italia. Desde LA RAZÓN hemos conversado con Alberto Rizzi, el investigador paneuropeo del “think tank” European Council on Foreign Relations (ECFR), para tratar de dar respuesta a alguna de las preguntas más acuciantes.

La victoria de Meloni es también la victoria del voto de protesta (antipolítica) como ocurrió con el Movimiento Cinco Estrellas en 2018?

El voto de protesta explica sólo la mitad del éxito de Meloni en estas elecciones. Aunque seguramente ha sabido interceptar la desafección de muchos votantes contra la clase dirigente, no debemos olvidar que ella forma parte de esa misma clase. Lleva en el Parlamento desde 2006 y fue ministra de Juventud en el último Gobierno de Berlusconi. En lugar de ser una novedad, se ha beneficiado de no haber formado parte de ningún gobierno en la anterior legislatura, lo que le ha permitido distanciarse fácilmente de las políticas adoptadas y, al permanecer firmemente en la oposición, ha aglutinado en torno a sí el consenso de los votantes descontentos con la situación. Por último, el bajo nivel de participación sugiere que muchos han optado por la abstención como forma de protesta.

¿Por qué la derecha tradicional o la socialdemocracia han dejado de representar a los italianos?

La derecha tradicional dejó de representar a los italianos hace mucho tiempo, incluso Berlusconi estaba lejos de ser una figura política estándar, conservadora y de centro derecha. Además, después de la crisis financiera, las formaciones de la derecha tradicional han participado a menudo en gobiernos de coalición dirigidos por primeros ministros de centro-izquierda (Letta, Renzi, Gentiloni) o gobiernos tecnócratas como el de Draghi. Esto ha provocado una pérdida de atractivo político y un deseo de políticas más extremas, encarnadas primero por Salvini y ahora por Meloni. Las dificultades de la socialdemocracia se deben, en cambio, a una profunda división dentro del centro-izquierda entre un bando reformista y otro socialista, lo que dificulta que sus votantes entiendan lo que representa su movimiento, y a la aplicación de políticas en gran medida de statu-quo y de compromiso, percibidas como demasiado centristas por el electorado.

Letta ha dicho que abandona la dirección del PD. ¿Debe el partido abrir una reflexión sobre su falta de liderazgo?

La falta de atractivo electoral de Letta es, sin duda, una de las razones de los malos resultados del Partido Democrático: a finales de julio el PD y el partido de Meloni estaban empatados, pero ayer el PD terminó con más de un 6% de desventaja. La gestión de Letta en la campaña ha sido bastante mala y su liderazgo débil. Sin embargo, el PD también ha sufrido una larga permanencia en el gobierno y ha llegado a representar, a los ojos de muchos votantes, al propio establishment político. Más que un debate sobre la falta de atractivo político de Letta, el PD debería abrir una reflexión sobre su propio destino y decidir si se posiciona estructuralmente cerca del centro o de la izquierda más radical.

¿Por qué está la izquierda tan dividida?

Estar dividida es casi un rasgo definitorio de la izquierda italiana, con frecuentes peleas y escisiones entre partidos. Más allá del ya mencionado difícil matrimonio entre las almas reformista y socialista, la izquierda italiana se ha dividido aún más por la polarizante y controvertida figura de Matteo Renzi y, más recientemente, por el crecimiento del Movimiento Cinco Estrellas. Mientras que algunos dentro de la izquierda ven al Cinco Estrellas como una fuerza progresista y un aliado estructural, otros lo ven como un partido puramente populista y transformista con el que sólo se puede colaborar en cuestiones puntuales. Sin embargo, estas elecciones han demostrado que una izquierda dividida no tiene ninguna posibilidad de obtener una mayoría parlamentaria.

¿Qué cambiará la coalición de derechas a nivel nacional, cuáles serán sus prioridades? Y ¿a nivel europeo?

La situación económica actual probablemente cambiará el orden de las prioridades. Mientras que el manifiesto de la coalición aboga por grandes recortes fiscales y generosas pensiones, junto con medidas más duras contra los inmigrantes y audaces reformas constitucionales, los temas más urgentes serían el aumento de la inflación y la crisis energética. Podríamos esperar un énfasis en la “familia tradicional” y quizás algún retroceso (o al menos ningún avance) en los derechos de las minorías, así como un giro hacia la derecha en las políticas sociales. A nivel europeo, la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y el debate sobre el Nuevo Pacto de Migración y Asilo ocuparían un lugar destacado en la agenda, junto con las peticiones de cambios en el PNR.

¿Hay motivos de preocupación en Bruselas?

Las preocupaciones de Bruselas no son infundadas, sino todo lo contrario. Aunque Meloni ha asegurado que no tiene intención de salir de la Unión, ni de la Eurozona, su fuerte preferencia por una “unión de naciones” podría bloquear sustancialmente los avances y cualquier otra integración, además de retrasar decisiones clave en las instituciones. En un momento como éste, la UE no puede permitirse quedar atrapada en un punto muerto y perder un tiempo precioso antes de tomar decisiones.

¿Están los fondos de recuperación de la UE en peligro tras la victoria de Meloni: está obligada a cumplir con la ortodoxia europea?

Meloni quiere rehacer el fondo de recuperación, pero eso resultaría muy problemático y las desviaciones significativas de los objetivos acordados podrían dar lugar a la suspensión de la financiación. Para mantener el flujo de fondos, probablemente tendría que limitar sus peticiones y evitar alterar la hoja de ruta diseñada. Un enfrentamiento directo con la Comisión difícilmente beneficiaría a Italia.

El Kremlin ha dado la bienvenida a Hermanos de Italia. ¿Será ahora más difícil mantener una política unida en Europa con respecto a Rusia?

A pesar del apoyo declarado de Meloni a las sanciones de la UE, los socios menores de la coalición siguen siendo cercanos a Rusia y eso dificultaría al nuevo Gobierno italiano mantener la línea actual. Además, esta victoria de la extrema derecha rompe la alianza Berlín-París-Roma, que ha sido crucial para elaborar una política unida hacia Rusia, y refuerza las fuerzas centrífugas dentro de la Unión, lo que hace el juego a Putin.

Salvini fue en su día el político más popular de Italia y ahora tiene menos del 10%. ¿Puede ocurrir lo mismo con Meloni?

Efectivamente, puede ocurrir: si algo ha demostrado la anterior legislatura es que el consenso puede perderse muy rápidamente y el ganador de hoy puede ser el perdedor de mañana. Además, Meloni empezaría en un contexto económico y geopolítico mucho más complicado que el de Salvini en 2018: con una crisis energética, una guerra y una recesión en ciernes, sería difícil cosechar (y repartir) algún beneficio antes de la primavera de 2024.