Golpe

Sunak sufre una gran derrota en su primer examen con las urnas

El Partido Conservador pierde las elecciones celebradas en Chester frente a los laboristas que presumen de haber arrebatado un 14% del voto en este territorio

El primer minsitro Rishi Sunak en un mercadillo navideño este viernes 2 de diciembre
El primer minsitro Rishi Sunak en un mercadillo navideño este viernes 2 de diciembreDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

El primer examen con las urnas al que Rishi Sunak se ha tenido que enfrentar como primer ministro no ha ido bien. Nada bien. El Partido Conservador perdió ayer las elecciones celebradas en el distrito de Chester, cosechando el peor resultado para la formación en este escaño en casi 200 años.

La oposición laborista consiguió el 61% de los votos. Aunque el dato verdaderamente relevante fue el `swing´ (traspaso de votos de los tories a laboristas) del 14% porque coloca a la formación de Gobierno en un territorio tremendamente peligroso. Tras doce años en el poder, los conservadores muestran claros signos de fatiga y las encuestas vaticinan que perderán las próximas elecciones generales, previstas para 2024.

En cualquier caso, la política británica lleva tiempo siendo completamente impredecible, por lo que ningún analista se atreve ya a descartar escenarios que parezcan ahora inverosímiles. Al fin y al cabo, no sería la primera vez. Tras las sucias batallas internas que forzaron la dimisión de Margaret Thatcher, los conservadores consiguieron luego ganar por sorpresa los comicios de 1992 bajo la batuta de John Major.

Las elecciones en Chester (noroeste de Inglaterra) tenía lugar tras la dimisión del laborista Christ Matheson tras ser acusado por el regulador de la Cámara de los Comunes de una falta grave de conducta sexual. Pero la oposición laborista consiguió retener el escaño que ocupan desde 2015. La ganadora, Samantha Dixon, recalcó que los comicios habían sido una “encuesta de encuestas sobre Rishi Sunak”. “Este es el coste de 12 años de gobierno conservador, que ha hecho estragos en nuestra economía, destruido nuestros servicios públicos y traicionado a la gente que depositó su confianza en ellos”, agregó

Pero lo cierto es que, a diferencia de las derrotas totémicas cosechadas en su día por el polémico Boris Johnson en las elecciones parciales Wakefield y Tiverton & Honiton, pocos ven ahora la derrota en Chester como un ajuste de cuentas con Sunak como primer ministro.

Ventaja laborista

La oposición saca hasta 25 puntos de ventaja en los sondeos, pero la valoración personal de Sunak es mejor que la del líder laborista Keir Starmer, que no acaba de despuntar. En cualquier caso, el inquilino del Número 10 -que está ahí por elección de sus propias filas, no por decisión del electorado- tiene ante sí una ardua tarea por delante para remontar la popularidad de una formación que está en continua guerra civil.

En el Partido Conservador, la derrota de Chester se daba por hecha. Tanto que ningún ministro se molestó en pasear por allí para apoyar la campaña de su candidato. Pero la ausencia de pánico entre los parlamentarios tories al conocerse ayer los esperados resultados es precisamente el motivo de mayor preocupación. La sensación es que muchos han tirado ya la toalla porque ven prácticamente imposible dar la vuelta a los sondeos a tiempo para las próximas generales.

Boris Johnson sí busca la reelección

La formación pidió a los parlamentarios que comunicaran antes del lunes 5 de diciembre, si iban a presentarse a la reelección. Y una docena ha comunicado que abandonan el barco. El último en sumarse ayer a la lista fue Sajid Javid, ex ministro de Sanidad y ex titular del Tesoro y una de las figuras con más peso. Por su parte, según los medios, Boris Johnson sí buscará su reelección en el distrito de Uxbridge y Ruislip. Pero precisamente quizá no sea esta última la candidatura que mejor le venga al actual primer ministro porque lo que busca realmente Sunak es pasar página de todos los escándalos protagonizados en su día por la “ambición rubia”.

En efecto, el paso de Johnson por Downing Street supuso una revolución, en todos los sentidos. Pero lo cierto es que ya antes de su llegada, los conservadores estaban completamente divididos. La ejecución del Brexit no logró terminar con la guerra civil y el espectáculo de los últimos meses -con tres primeros ministros en 60 días- ha sido bochornoso. Se puede decir que los tories se han convertido en los peores enemigos de los tories. Cualquier cuestión es motivo de enfrentamiento. Desde la nueva relación que hay que tener con la UE, pasando por la estrategia ante China o la nueva regulación sobre las turbinas de parques eólicos.

De momento, Sunak está optando por mantener un perfil bajo, evitando así titulares que puedan dividir aún más a sus filas. Considera que calmar los ánimos, o al menos fingir de puertas para fuera cierta unidad, es clave para reducir la amplia ventaja que les saca la oposición laborista en los sondeos. Aunque lo tiene arduamente complicado. Quizá la situación económica -ahora con una inflación disparada del 11.1% y una deuda que roza el 100% del Producto Interior Bruto- pueda mejorar para 2024. Pero que los tories logren limar asperezas es ya más complicado.