Conflicto

La guerra de Gaza eleva la tensión entre EE UU e Irán en el mar Rojo

Los rebeldes yemeníes pro Teherán abren un nuevo frente bélico contra los intereses israelíes y estadounidenses que amenaza con extender el conflicto

Hodeidah (Yemen), 05/12/2023.- A ship sails offshore of the Al-Salif port as a Yemeni flag flutters on the deck of the Galaxy Leader cargo ship, seized by the Houthis, on the Red Sea in the province of Hodeidah, Yemen, 05 December 2023 (issued 06 December 2023). Yemen's Houthis on 06 December 2023 claimed responsibility for the launch of the barrage of ballistic missiles toward Israel in support of the Palestinian people in the Gaza Strip, according to a statement by Houthis spokesman Yahya S...
Yemen's Houthis vow to prevent Israeli ships from navigating the Arabian and Red SeasYAHYA ARHABAgencia EFE

Las aguas del mar Rojo parecen ya condenadas a convertirse en el escenario más plausible de la escalada regional del conflicto bélico que libran Israel y Hamás en Gaza desde hace más de dos meses. La responsable es la guerra abierta por los hutíes –denominación popular de los insurgentes chiíes en posesión de amplias zonas del norte y el oeste de Yemen— contra objetivos de Estados Unidos e Israel.

Las últimas acciones perpetradas por los rebeldes apoyados por Irán se produjeron este miércoles, cuando, por un lado, enviaron desde territorio yemení un dron que acabó siendo abatido por las fuerzas estadounidenses en el sur del mar Rojo y, por otro, se atribuyeron el lanzamiento de varios misiles balísticos contra la ciudad israelí de Eilat.

Tres días antes, el domingo pasado, los hutíes habían asaltado tres buques que transitaban el citado espacio marítimo. La respuesta de Washington no se hizo esperar: un destructor de la Marina estadounidense neutralizó tres dones procedentes de Yemen.

Es la sexta vez que las fuerzas estadounidenses intervienen de la misma manera desde que comenzó la guerra en Gaza, según Washington.

Si Hizbulá parece haber atendido el requerimiento de Washington y Tel Aviv de evitar la tentación de entrar de lleno en la guerra so pena de recibir un severo castigo contra sus bastiones y arsenales –con todo, el partido-milicia libanés no ha dejado de lanzar proyectiles contra territorio israelí desde el comienzo de la guerra en Gaza—, el riesgo mayor apunta ahora a Yemen: los hutíes han protagonizado ya desde octubre una buen número de ataques con misiles o drones dirigidos tanto a buques comerciales vinculados a Tel Aviv como contra territorio israelí.

Detrás de ambas organizaciones, también de Hamás, no se encuentra otro actor que la República Islámica de Irán, que niega cualquier implicación en la acción coordinada aunque desigual de sus proxies contra sus némesis israelí y estadounidense, empezando por la matanza perpetrada por Hamás en suelo israelí el 7 de octubre.

Los encuentros entre el ministro de Exteriores iraní Hossein Amir-Abdollahian con el jefe político de Hamás Ismail Haniyeh en Doha, del ayatolá Jamenei y el propio Haniyeh en Teherán y del líder de Hizbulá, Hasán Nasrala, con mandos de Hamás y Yihad Islámica palestina en Beirut no dejan demasiadas dudas sobre la coordinación y asesoramiento entre el patrocinador y los apéndices diseminados por la región.

Los objetivos indisimulados de Teherán no son otros que forzar la retirada de Estados Unidos de la región –conscientes del escaso apetito de la Administración Biden por Oriente Medio tras el varapalo en Afganistán y con la preocupación de la situación en Ucrania— y la destrucción del Estado de Israel a través de sus múltiples fuerzas interpuestas en Cisjordania y Gaza, Siria, Irak, Líbano y Yemen.

Al encogerse de hombros, las autoridades iraníes confían en mantenerse a salvo de una confrontación directa –que saben letal para la supervivencia del régimen islámico— con Estados Unidos e Israel. Al tiempo, la posición oficial de Teherán respecto de las matanzas llevadas a cabo por Hamás ha dado a Washington la excusa para evitar involucrarse de lleno en una nueva guerra en Oriente Medio.

Así las cosas, con la apertura del frente del mar Rojo –y con independencia del grado de responsabilidad del régimen de los mulás—, Teherán confía en desviar la atención de Estados Unidos del epicentro del conflicto y dar algo de aire a sus proxies regionales, empezando por un Hamás seriamente disminuido en sus capacidades bélicas.

A riesgo de que la osadía de un actor con probada capacidad de resiliencia como los hutíes –exitoso en la confrontación bélica y asimétrica contra una poderosa coalición internacional liderada por Arabia Saudí— que promete vengar del “genocidio” a los “hermanos palestinos” ponga la situación fuera de control.

Entretanto, no puede subestimarse el riesgo de extensión del conflicto en Siria e Irak, donde los intereses de Estados Unidos y sus aliados han sido atacados, según Washington, en varias decenas de ocasiones desde que comenzó la guerra en Gaza.

En Irak –otro tapete clave de la estrategia expansionista del régimen iraní; no en vano fue en Bagdad donde las fuerzas estadounidenses eliminaron en 2020 al comandante de la Fuerza Quds, Qasem Soleimani— las tropas estadounidenses han golpeado en varias ocasiones a milicias pro iraníes desde que comenzara la guerra entre Israel y Hamás.

Además, el país del Creciente Fértil sigue albergando 2.500 soldados estadounidenses cuya función es asesorar a las tropas del Ejército estatal. A mediados y finales del mes pasado Estados Unidos informaba de los bombardeos contra milicias pro iraníes en distintos puntos de Siria.

Mientras tanto, EE UU y sus aliados ya trabajan en la idea de establecer una suerte de flota encargada de patrullar el mar Rojo con vistas a evitar nuevos ataques.

“Es un problema para el mundo entero, para todos los países que confíen en el comercio marítimo para alimentar sus propias economías”, aseguró el pasado lunes el consejero de seguridad nacional del presidente Biden Jake Sullivan.

Por su parte, los hutíes insisten en que tratarán de evitar que los barcos israelíes naveguen el mar Rojo hasta que las FDI no pongan fin a su operativo en Gaza. El portavoz de las FDI Daniel Hagari lanzaba un mensaje nítido este miércoles: los rebeldes yemeníes constituyen una “amenaza terrorista mundial”.