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Guerra marítima

La guerra marítima podría cambiar para siempre y todo se debe a este revolucionario sistema de defensa

Móvil, sigiloso y con misiles que vuelan a ras del mar, el sistema de defensa costera de Saab se perfila como una alternativa económica y letal a los buques de guerra para proteger el litoral de un país

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La defensa de las costas europeas cuenta con un nuevo y formidable aliado que no necesita surcar los mares. Se trata del Sistema de Misiles de Defensa Costera (CDMS), una solución terrestre desarrollada por la empresa sueca Saab que promete una protección naval de primer nivel a una fracción del coste que supone un buque de guerra tradicional. Su diseño se centra en la movilidad, el sigilo y una potencia de fuego considerable, lo que lo convierte en una opción cada vez más valorada por las armadas del continente. Esta ventaja económica es crucial frente a los continuos y costosos programas de modernización naval, como los que llevan a cabo Navantia y Lockheed Martin para mejorar los sistemas de combate de las fragatas F110.

De hecho, este sistema representa una respuesta inteligente a las necesidades de defensa modernas, permitiendo a los países asegurar sus litorales sin la necesidad de realizar inversiones desorbitadas en grandes flotas. La flexibilidad de una plataforma móvil sobre camiones ofrece una ventaja táctica innegable frente a los activos navales convencionales, al poder redesplegarse rápidamente y operar desde ubicaciones impredecibles, lo que lo convierte en una alternativa cada vez más atractiva para el complejo escenario geopolítico actual. Este enfoque es una respuesta directa al complejo escenario geopolítico actual, donde países como Polonia modernizan su flota de aviones de combate como parte de una estrategia defensiva integral.

En este sentido, el corazón de este sistema reside en la familia de misiles RBS15, conocidos por su fiabilidad y letalidad. La plataforma es compatible tanto con la versión actual, el RBS15 Mk3, cuyo alcance supera los 200 kilómetros, como con el futuro Mk4, que ampliará esa distancia por encima de los 300 kilómetros, según la información recogida por Interesting Engineering. Estos proyectiles están diseñados para volar a muy baja altitud sobre la superficie del mar a alta velocidad subsónica, siendo capaces de operar en cualquier condición meteorológica.

Inteligencia táctica y discreción operativa

Asimismo, la arquitectura del CDMS destaca por su discreción. Los lanzadores se montan sobre vehículos todoterreno de alta movilidad, cada uno de los cuales puede transportar hasta cuatro misiles, lo que les confiere una gran agilidad para desplegarse y ocultarse a lo largo de la geografía costera. Una de sus mayores ventajas es que las unidades operan en modo pasivo, sin emitir señales que puedan delatar su posición, hasta el preciso instante del lanzamiento. Este sigilo aumenta su capacidad de supervivencia en un escenario de conflicto y garantiza el factor sorpresa.

Por otro lado, los misiles no solo son armas del tipo «dispara y olvida», sino que además cuentan con una capacidad secundaria para atacar objetivos en tierra. Esta doble funcionalidad amplía enormemente el abanico de misiones que puede desempeñar el sistema, dotándolo de una notable polivalencia en combate y convirtiéndolo en un activo estratégico que va más allá de la simple defensa antibuque.

No en vano, la eficacia de esta tecnología ya ha sido reconocida por varias naciones europeas. La familia de misiles RBS15, eje central del sistema, forma parte del arsenal de países como Suecia, Finlandia, Alemania o Polonia, que han apostado por este modelo de defensa para asegurar sus litorales. Se consolida así como una solución avanzada que equilibra la potencia de fuego con la inteligencia táctica y la eficiencia económica en el complejo tablero de la defensa naval moderna.