Congreso "tory"

Los impuestos enfrentan a Sunak con el Partido Conservador

A un año de las elecciones, su ministro de Finanzas descarta bajarlos hasta no controlar la inflación y la deuda pública

British Chancellor of the Exchequer Jeremy Hunt walks on stage at the Conservative Party Conference in Manchester, Britain, 02 October 2023. The conference runs from 01 to 04 October at Manchester Central.
British Chancellor of the Exchequer Jeremy Hunt walks on stage at the Conservative Party Conference in Manchester, Britain, 02 October 2023. The conference runs from 01 to 04 October at Manchester Central.ADAM VAUGHANAgencia EFE

Algo falla en un Gobierno cuando el Gabinete va por una dirección, pero los diputados demandan otro camino. Se augura un viaje de poco recorrido. Y esta es precisamente en la tesitura en la que se encuentra el Ejecutivo de Rishi Sunak ante la conferencia del Partido Conservador que se celebra esta semana en Manchester.

En circunstancias normales, el día en el que habla el titular del Tesoro es uno de los más importantes. Pero no es lo que pasó ayer con Jeremy Hunt. La sala principal no llenó el aforo para escuchar al Chancellor en un discurso en el que recalcó que era “fácil hablar” de una economía de alto crecimiento y bajos impuestos, pero resultaba “más complejo hacerlo realidad”. Siguiendo las pautas del primer ministro Rishi Sunak, recalcó que la reducción de impuestos tan sólo empeoraría el problema inflacionario.

Al inicio de una intervención que resultó mucho más corta de lo habitual, Hunt reconoció que el nivel de impuestos que existe ahora en el Reino Unido “es demasiado alto”. Según el informe del destacado Think Tank `Instituto de Estudios Fiscales´, la carga fiscal ha alcanzado su nivel más alto desde que comenzaron los registros hace 70 años. En este sentido, el Chancellor recalcó que el objetivo es poder bajarlos. Eso sí, sólo cuando se haya reducido a la mitad la inflación y se haya controlado la deuda.

Sin embargo, eso no calmó a gran parte de sus filas que piden una reducción inmediata a fin de tener algo de posibilidades ante las elecciones previstas para el próximo año donde todos los sondeos vaticinan el fin de una era tras más de trece años con los tories en el poder.

En lugar de para escuchar a Hunt, las grandes colas se formaron ayer para poder entrar en el Salón Trafford del Hotel Midland, completamente abarrotado para ver a Liz Truss. Con apenas 46 días en el cargo, Truss se convirtió el año pasado en la primera ministra con el mandato más corto de la historia del Reino Unido. Su revolucionario plan económico para incrementar la producción, con una drástica reducción de carga fiscal, sumió a la libra en una de sus peores crisis. Pero, pese a todo, se ha convertido en la estrella de ala más dura de la formación que reivindica un liberalismo thatcheriano y un libertarismo reaccionario.

El contraste de audiencias fue un buen termómetro para valorar los bajos ánimos que se respiran en la cita de Manchester a la que ni siquiera han acudido todos los parlamentarios tories. Alrededor de 50 diputados conservadores ya han renunciado a optar a un escaño en los siguientes comicios.

El discurso del titular del Tesoro, donde se anunció una modesta subida del salario mínimo de los 12 a los 12,7 euros por hora y un recorte en el número total de funcionarios, también quedó ensombrecido ante las filtraciones a la prensa de los supuestos planes del Gobierno para anular el ramal que debería llegar precisamente a Manchester con el tren de alta velocidad que se está construyendo para unir Londres con el norte de Inglaterra.

El alto coste, mucho mayor de lo estimado en un primer momento, choca contra la ortodoxia económica del Gobierno que, al cierre de esta edición, aseguraba que aún no hay nada decidido. El problema es que cancelar el que es el proyecto de infraestructura más grande de Europa dejaría sin credibilidad su promesa de acabar con las desigualdades entre norte y sur de Inglaterra, el famoso `Levelling Up´. Y teniendo en cuenta que la conferencia del Partido Conservador se celebra precisamente en Manchester, todo adquiere una dimensión mayor. Es el norte de Inglaterra además donde se encuentran los distritos clave del `Muro Rojo´ que los tories arrebataron en 2019 a los laboristas y que ahora luchan por retener ante la próxima cita electoral en la que se antoja cada vez más complicado una victoria.