Cena informal
Los líderes de la UE se dan diez días más para cerrar el reparto de altos cargos comunitarios
Existe consenso para proponer a Von der Leyen para un segundo mandato al frente de la Comisión, a la liberal Kaja Kallas como alta representante y al socialista António Costa como presidente del Consejo, aunque el PPE pide rotar este cargo tras dos años y medio
El terremoto político vivido en Francia y Alemania tras las últimas elecciones europeas y la victoria clara del Partido Popular Europeo (PPE) han hecho que el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, tengan poco apetito de motines y juegos de poder de última hora. Por eso, el terreno ha quedado abonado para una elección de la cúpula comunitaria rápida y sin sorpresas. Estabilidad antes que audacia. Los líderes europeos se han reunido en una cena en Bruselas y, aunque en un principio este encuentro iba a ser tan solo un primer intercambio de opiniones, todo indica que el acuerdo definitivo está ya pactado y que la semana que viene se producirá la formalización en una nueva cita en la capital comunitaria el 27 y el 28 de junio. El encuentro del G-7 en Italia y la conferencia de paz en Ucrania celebrada en Suiza han servido para una fumata blanca gestada entre bastidores.
La conservadora alemana Ursula von der Leyen será propuesta por los jefes de Estado y de Gobierno como próxima presidenta de la Comisión Europea, mientras que los socialistas se quedarán con la presidencia del Consejo a través del portugués António Costa y la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, sustituirá al máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell. Norte, sur y este. Populares, socialistas y liberales. El sudoku de equilibrios territoriales, ideológicos y de igualdad entre hombres y mujeres parece resuelto. El PPE reclamó para ellos la presidencia del Consejo una vez expire el mandato de dos años y medios de Costa.
Tras la cena informal en Bruselas, los líderes europeos decidieron darse diez días más para cerrar el reparto de cargos comunitarios. El presiente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, apuntó que la cena había sido "una buena ocasión para intercambiar puntos de vista" sobre el resultados de las elecciones y para preparar la cumbre formal de la próxima semana, en la que los líderes sí deben llegar a un acuerdo sobre la renovación institucional.
"Estaba perfectamente claro desde el principio que el objetivo hoy no era tomar una decisión, esto está planeado para la próxima semana. Esta reunión estaba prevista para tener un intercambio de puntos de vista en profundidad, ser transparentes los unos con los otros, compartir preocupaciones, prioridades y expectativas de forma que todos nos escuchemos", señaló Michel.
«Es importante que la decisión sea rápida y ágil ahora porque estamos viviendo tiempos difíciles y es importante saber qué futuro depara a la Unión», aseguró a la entrada a la reunión el canciller alemán, Olaf Scholz. El primer ministro holandés, Mark Rutte, declaró que Von der Leyen es una «candidata excelente» y se mostró «feliz» del «consenso emergente». La socialdemócrata danesa Mette Frederiksen también piropeó a la política alemana y a su compañero de filas, António Costa.
Si este paquete acaba siendo aprobado en la cumbre de la semana que viene en la capital comunitaria, todo indica que la votación en el hemiciclo europeo para un segundo mandato de Von de Leyen tendrá lugar en la sesión plenaria de julio, la primera de la legislatura europea. La líder política alemana necesita el apoyo de socialistas, liberales y puede que de Los Verdes y de los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni. El voto será secreto y en urna y esto propicia que parte de los eurodiputados –se calcula que un 10%– decidan votar en contra de la postura oficial de su partido. Por eso, cada papeleta cuenta y las negociaciones ya están en marcha. Scholz, sin embargo, advirtió a Von der Leyen contra veleidades euroescépticas. «Una cosa está clara. No debe haber apoyo en el Parlamento Europeo para una presidencia de la Comisión Europea basada en la derecha y los partidos de derecha populistas».
Después de haber sido arrasado en su país por Marine Le Pen y la convocatoria sorprendente de elecciones legislativas anticipadas, la propuesta de Macron de un candidato alternativo a Von der Leyen –se llegó a especular con el expresidente del Banco Central Europeo Mario Draghi– parece haber sido completamente descartada. «Draghi es un líder demasiado fuerte. Es a él al que hay que pedirle cita y no al revés. Eso no gusta a los jefes de Estado y de Gobierno», dice un alto cargo europeo.
Aunque en parte de su partido Von der Leyen no suscita gran entusiasmo, es la única capaz de aglutinar el voto de centro. «Cualquier otra candidatura habría sido más complicada. Es Von der Leyen o la parálisis», explica otra fuente. En 2019, el candidato oficial del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, fue eliminado de la carrera a presidir la Comisión Europea por el presidente francés, que alegó su falta de experiencia en la gestión. Esto dio pie a la candidatura de Von der Leyen, que en esos momentos era una práctica desconocida en la esfera europea a pesar de su puesto como ministra de Defensa en el Gobierno de Angela Merkel. Pero la historia no va a repetirse. El propio Macron se ha decantado en esta cumbre por un perfil bajo, sin declaraciones a la entrada al encuentro.
Con Robert Ficoconvaleciente por el atentado, el presidente de Eslovaquia, Peter Pellegrini, apeló a un perfil tranquilo para presidir el Ejecutivo comunitario. «Necesitamos tener mucho cuidado sobre quién representará a la Unión Europea y la Comisión en la esfera internacional. Necesitamos a una persona que sea capaz de calmar la situación, que ahora mismo está bajo una gran tensión», dijo.
La alfombra roja del segundo mandato de la política alemana ya está puesta, si el Parlamento Europeo no da una sorpresa. La gran duda es si su liderazgo será suficiente para contrarrestar la debilidad de Emmanuel Macron y Olaf Scholz. El club comunitario contiene la respiración ante lo que pueda suceder en las elecciones legislativas francesas y la posibilidad de una cohabitación entre Macron y la ultraderecha de Le Pen que socave el compromiso del país en temas como la defensa europea y la necesidad de impulsar la competitividad europea. En Alemania, la caída del partido socialista a la tercera posición tras los populares y la ultraderecha de Alternativa para Alemania y el fracaso de Los Verdes que forman parte de la coalición de gobierno auguran a un canciller frágil al frente la tradicional locomotora europea.
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