Análisis

Xi Jinping promete elevar la presión sobre Taiwán

Christopher H. Sharman, director del China Maritime Studies Institute (CMSI), anticipa una respuesta del presidente chino tras la victoria del candidato soberanista, William Lai Ching-te: «No puede permitirse el lujo de mantenerse dócil»

Taiwanese Vice President Lai Ching-te, also known as William Lai celebrates his victory in New Taipei City, Taiwan, Saturday, Jan. 13, 2024. The Ruling-party candidate emerged victorious in Taiwan's presidential election on Saturday and his opponents conceded, a result that will chart the trajectory of the self-ruled democracy's relations with China over the next four years.(AP Photo/Louise Delmotte)
El presidente electo de Taiwán, William Lai Ching-te, comparece ante la prensa después de su victoria electoralASSOCIATED PRESSAgencia AP

Las elecciones siguieron el guion previsto por los sondeos. El candidato del Partido Democrático Progresista (PDP), William Lai Ching-te, se impuso con más del 40% de los votos a sus oponentes del nacionalista Kuomintang (KMT), Hou Yu-yi, y del Partido Popular de Taiwán (PPT), Ko Wen-je, en unos comicios históricos para esta isla autónoma que vive bajo la amenaza permanente de la China de Xi Jinping. La formación soberanista se aseguró un tercer mandato consecutivo, algo inédito en la joven pero militante democracia taiwanesa, aunque acusó el desgaste tras ocho años en el poder y perdió su holgada mayoría parlamentaria. A partir de ahora, los de Lai tendrán que tender puentes con la oposición en el Yuan Legislativo si quieren sacar adelante su agenda, que busca mantener el actual «statu quo» en el Estrecho de Taiwán y aplacar los problemas políticos domésticos.

«Taiwán está diciendo al mundo entero que, entre la democracia y el autoritarismo, nosotros elegimos estar del lado de la democracia», subrayó el flamante ganador, percibido desde China como un «agitador» que persigue la independencia de facto de la isla. Por eso, la respuesta de Pekín no se hizo esperar. «La cuestión de Taiwán es un asunto interno de China. Sean cuales sean los cambios que se produzcan en Taiwán, el hecho básico de que solo hay una China en el mundo y Taiwán es parte de China no cambiará», declaró la portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Hua Chunying. «Creemos que la comunidad internacional seguirá adhiriéndose al principio de una sola China y apoyando la justa causa del pueblo chino de oponerse a la “independencia de Taiwán”». Christopher H. Sharman, director del China Maritime Studies Institute (CMSI), analiza la situación en conversación con LA RAZÓN.

Muchas voces autorizadas consideraban estas elecciones como las más importantes para la isla en lo que va de siglo. ¿Qué estaba en juego?

Se trataba de unas elecciones sobre Taiwán y sobre las decisiones políticas que tomara su pueblo. Independientemente del partido que ganara, la República Popular China (RPC) mantendría una campaña de presión en todos los ámbitos para unificar Taiwán. En adelante seguiremos viendo cómo Pekín aumenta sus capacidades militares para que el Ejército Popular de Liberación (EPL) tenga opciones militares contra Taiwán. Veremos a Pekín maniobrar estratégicamente en el espacio diplomático para reducir la capacidad de maniobra de Taiwán en la escena internacional. Continuará con la presión económica y utilizará sus herramientas mediáticas para intentar influir y socavar su democracia.

William Lai Ching-te parecía claro favorito, ¿esperaba alguna sorpresa?

Cualquier escenario es posible en una democracia, pero yo estoy más atento a la reacción de China al resultado electoral. La RPC ha pregonando la línea –utilizada por el KMT– de que un voto para el PDP era «un voto para la guerra». China estaba claramente atenta a los resultados de estas elecciones, y el voto a favor de mantener el «statu quo» con una victoria del PDP provocará probablemente una respuesta de Pekín. La respuesta tendría que ser visible tanto para China y Taiwán como para el resto del mundo. Pekín no puede permitirse el lujo de mostrarse dócil, tiene un público nacional al que debe apaciguar. Estoy atento también a algún tipo de movilización militar en torno a Taiwán tras las elecciones. Cuando hay movilizaciones militares, tensiones elevadas, aviones que vuelan muy cerca y barcos que operan cerca unos de otros, pueden ocurrir accidentes. Un accidente es lo que más me preocupa en estos momentos. Si hubiera ganado el KMT, sospecho que hubiéramos visto una respuesta más moderada de Pekín, lo cual no significa que no hubiera respuesta. Pekín debe seguir presionando a Taiwán para que se unifique, independientemente del partido que gane las elecciones.

Xi Jinping ha aumentado la presión con sus recientes declaraciones sobre sus planes de «reunificación». ¿Es probable una invasión china a corto o medio plazo?

Llamo a este periodo «la década de máximo peligro». Las capacidades del EPL están en ascenso. El presidente Xi Jinping ya ha incorporado Hong Kong al redil, Xinjiang ha sido pacificado por la fuerza, el separatismo del Tíbet no supone una amenaza seria en estos momentos. En la mente de Pekín, el único objetivo que queda para el rejuvenecimiento nacional es la unificación con Taiwán. Xi ha declarado que Taiwán no debe dejarse a la resolución de las generaciones futuras, y se está haciendo viejo. Está claro que el EPL está desarrollando las capacidades necesarias para proporcionar al presidente opciones militares. Pero el tiempo no está necesariamente de su lado. La demografía empieza a jugar en contra de China en una década. Esta es, en parte, la razón por la que esta década es tan precaria. Esto no significa, sin embargo, que el conflicto sea inevitable o deseado. La primera opción de Xi Jinping es lograr la unificación por medios «pacíficos», aunque una fuerte coerción se consideraría pacífica en su mente. Las capacidades militares de China han mejorado significativamente, pero todavía no han llegado a ese punto. Una invasión de Taiwán sería la operación militar más compleja y difícil que el Ejército Popular de Liberación podría llevar a cabo, y sería extremadamente costosa. En lugar de una invasión a corto plazo, preveo un aumento de la campaña de presión en todos los ámbitos que incluya componentes económicos, coerción militar, guerra informativa y maniobras diplomáticas contra Taiwán.