Eje Moscú-Pyongyang
Lavrov ensalza el respaldo de Corea del Norte a Rusia en su invasión de Ucrania
Se reúne con Kim Jong Un en Pyongyang y ambos condenan la «peligrosa» política de EE UU en la región
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, agradeció a Pyongyang su apoyo a la invasión rusa de Ucrania durante su visita del jueves a Corea del Norte. Precisamente, esta misión se produce una semana después de que Estados Unidos anunciara que Pyongyang ha suministrado material bélico a los rusos. Tras una cumbre de una hora con el líder norcoreano Kim Jong Un, el jefe de la diplomacia rusa aseguró que la relación con este país ha alcanzado un "nuevo nivel estratégico cualitativo".
Se trata pues de una gira que ha alimentado las especulaciones sobre la posibilidad de que Moscú quiera renovar los acuerdos armamentísticos con los norcoreanos o ampliar acuerdos anteriores de suministro de tecnología militar, suscitando gran preocupación en Occidente. Asimismo, se espera que esta visita de dos días del veterano enviado ruso siente las bases para un futuro viaje al país de Putin, que fue invitado por Kim el mes pasado.
El ministro ruso celebró el 75 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambas naciones y afirmó que el apoyo inquebrantable mutuo y la solidaridad se basan en sus tradicionales relaciones amistosas. “Corea del Norte es un auténtico Estado soberano independiente, que defiende firmemente su soberanía y seguridad sin ceder a ninguna presión de Estados Unidos y Occidente", declaró Lavrov.
En su discurso defendió además el respaldo mostrado hacia Rusia por los norcoreanos, "valoramos mucho su apoyo sin ambigüedades y basado en principios a las acciones de Rusia, en relación con la operación militar especial en Ucrania", recalcó, según la agencia de noticias rusa RIA Novosti. “Somos plenamente conscientes de que muchos países de todo el mundo comparten opiniones y valoraciones similares, pero sólo unos pocos países declaran explícitamente su solidaridad con Rusia y pueden expresarla abiertamente", defendió Lavrov.
Dejando a un lado los halagos, el mandatario ruso no escatimó en arremeter contra lo que calificó de "peligrosa" política estadounidense hacia Corea del Norte. “Al igual que nuestros amigos norcoreanos, estamos seriamente preocupados por la intensificación de la actividad militar de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur en la región y por la política de Washington", declaró a los periodistas. "Nos oponemos a esta línea poco constructiva y peligrosa", dijo, añadiendo que Estados Unidos estaba colocando "infraestructuras estratégicas, incluidos elementos nucleares" en la región, sin dar más detalles.
Ante la serie récord de pruebas armamentísticas llevadas a cabo por Pyongyang este año, Seúl ha reforzado su relación en materia de seguridad con su aliado tradicional, Estados Unidos, y ha entrado en un acuerdo trilateral de defensa que también incluye a Japón. Entretanto, Seúl y Washington han realizado maniobras militares conjuntas con aviones furtivos avanzados y medios estratégicos estadounidenses, mientras que un submarino nuclear estadounidense recaló en julio en un puerto surcoreano por primera vez en décadas. Además, un bombardero B-52 capaz de transportar una carga nuclear se encuentra actualmente en el aeropuerto de Cheongju -a unos 100 kilómetros al sur de Seúl- para participar de un ejercicio aéreo conjunto, siendo la primera vez que aterriza en el país, desde al menos el año 2000.
Lavrov afirmó además que Moscú, Pekín y Pyongyang están "intentando proponer de forma constructiva vías para evitar la escalada de tensiones" en la región. "Estamos a favor de establecer un proceso de negociación regular sobre cuestiones de seguridad en la península coreana, sin condiciones previas", declaró el ministro ruso a los periodistas.
Su misión se produce pocos días después de que Estados Unidos diera la voz de alarma y acusara a este país de enviar munición a Rusia para reforzar sus capacidades militares en el frente ucraniano. La Casa Blanca declaró que Corea del Norte ha enviado más de 1.000 contenedores de material militar y municiones a Rusia. Esta denuncia está basada en datos de teledetección que muestran una densidad inusualmente alta de tráfico de camiones a lo largo de la ruta ferroviaria entre las potencias. No obstante, Moscú denunció esta semana las acusaciones, insistiendo en que Washington no tenía pruebas de que se estuviera enviando armamento.
Durante su viaje por el Lejano Oriente ruso, Kim se reunió cara a cara con Vladimir Putin y visitó importantes instalaciones militares y tecnológicas rusas. Los dos sugirieron que cooperarán en cuestiones de defensa, pero no dieron detalles concretos, lo que inquietó a Corea del Sur y a sus aliados, incluido Estados Unidos. Los observadores afirman que Kim podría enviar municiones para reabastecer los agotados depósitos de armas de Putin, y así respaldar sus esfuerzos bélicos en Ucrania. Debido a las sanciones internacionales, la industria armamentística rusa tiene grandes dificultades para reponer sus existencias de armas. A cambio, los norcoreanos buscan soporte económico y la ayuda rusa para completar el desarrollo de sistemas armamentísticos de alta tecnología, como satélites espía, submarinos de propulsión nuclear y potentes misiles de largo alcance, para arrancar mayores concesiones a Washington y Corea del Sur.
Por su parte, Estados Unidos, Corea del Sur y sus socios han advertido de que Rusia y Corea del Norte pagarían un precio si llevan a cabo este tipo de acuerdos, incumpliendo las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que prohíben cualquier comercio de armas con Pyongyang. Como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia votó a favor de dichas resoluciones.
Paralelamente, el país norteamericano ha enviado ayuda en sistemas de armamento a Ucrania. La última tanda fue revelada por el presidente ucraniano, quien confirmó que han recibido el sistema de misiles tácticos ATACMS estadounidense. El ATACMS, abreviatura de Army Tactical Missile System (Sistema de Misiles Tácticos del Ejército), fabricado por la empresa estadounidense Lockheed Martin, permitirá a las fuerzas ucranianas adentrarse más en el territorio controlado por Rusia. Este sistema se utilizó por primera vez para atacar cuarteles militares rusos, aunque nunca se había registrado que Ucrania recibiera este tipo de ayuda armamentística de Washington.
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