Riesgo

Por qué un acuerdo militar entre Rusia y Corea del Norte sería un grave problema para Occidente

Estados Unidos ya ha advertido a Pyongyang de no acercar lazos con Moscú, ya que una estrategia común cambiaría la guerra de Ucrania y "pondría en peligro a otros países"

El presidente ruso, Vladimir Putin, a la derecha, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, posan para una foto antes de sus conversaciones en Vladivostok, Rusia
El presidente ruso, Vladimir Putin, a la derecha, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, posan para una foto antes de sus conversaciones en Vladivostok, RusiaAlexander ZemlianichenkoAgencia AP

Rusia y Corea del Norte se encuentran de nuevo en el centro de la atención del planeta tras la reunión entre los líderes de estos países, Vladimir Putin y Kim Jong Un, en el cosmódromo de Vostochny, en la región rusa de Amur. Se dieron la mano, mostraron la buena sintonía entre ambos y llovieron halagos y brindis por "una vieja y gran alianza". El encuentro tenía como objetivo sellar un acuerdo con el que Pyongyang suministre armamento a Moscú para la guerra en Ucrania. Un pacto militar o nuclear que podría suponer problemas para Occidente y el resto del mundo.

El líder norcoreano reconoció que la cooperación entre ambos países ha ascendido "al máximo nivel" en un frente común contra "las fuerzas hostiles". Y es que en los últimos meses, con motivo de la invasión rusa a Ucrania, se han intensificado sus gestos de lealtad. Por ejemplo, fue el tercer país en reconocer como Estados independientes a las repúblicas de Donetsk y Luhansk, bajo control prorruso.

¿Qué peligros supone para Occidente una estrategia militar y nuclear de Rusia y Corea del Norte?

Una alianza entre ambos podría alterar el curso del conflicto en Europa, pues Moscú se aseguraría un suministro de armas para utilizar contra el ejército ucraniano. Su arsenal estaría muy por encima de los más de diez millones de proyectiles que se estima que las tropas rusas dispararon el año pasado, pues Corea del Norte tiene millones almacenados, que aunque su tasa de fallos es alta, podría ofrecer un fuerte suspiro a Moscú. Cualquier acuerdo sobre municiones llegaría en un momento en el que la contraofensiva de Kyiv, reforzada por el apoyo militar de los países occidentales, se está viendo ralentizada. Un momento idóneo para que Moscú pueda dar un golpe sobre la mesa.

Que ese acuerdo prospere, además, no solo supondría un importante golpe para Ucrania, sino también para los países cercanos. Moldavia, Rumanía o Polonia han alertado, en varias ocasiones, de que si Moscú triunfa en territorio ucraniano, podrían ser los siguientes.

Por otro lado, Corea del Norte también sacaría rédito, como el desencadenamiento de una carrera de armamento nuclear en Asia. Aunque Rusia firmó el régimen internacional de sanciones impuesto a Pyongyang por su programa ilegal de armas nucleares, las sanciones occidentales a Moscú y las "pistas" que dio el lugar de la reunión entre los mandatarios hace posible que Kim pida acceso a la tecnología rusa de misiles, lo que mejoraría el alcance y la fiabilidad del sistema de lanzamiento de armas nucleares norcoreano, tal y como explica The Economist. Profundizaría, entonces, su importancia militar e incluso podría superar a China, convirtiéndole en el principal rival asiático de Estados Unidos -enemigo común de Moscú y Pyongyang-.

Además, los expertos tienen claro que la alianza provocaría un flujo importante de combustible y alimentos que permita al país comunista aliviar su crisis, maquinaria industrial o piezas. Algo que ya se vio en época de la Unión Soviética, donde esta fue quien más ayudó al Norte en la Guerra de Corea, al igual que en las décadas siguientes fue gran aliada del régimen de los Kim. "Durante la Guerra Fría Kim Il-sung logró mantener siempre un equilibrio en sus lazos con Pekín y Moscú, siendo buen amigo de los dos sin depender exclusivamente de uno de ellos y tratando de beneficiarse de la enemistad entre ambas potencias tras la llegada al poder de Khruschev (1953)", explica a BBC el corresponsal de la agencia EFE en Corea Andrés Sánchez Braun.

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