Milei apuesta por el pragmatismo

El reto más grande del presidente electo de Argentina, Javier Milei, y una vez asuma el poder el próximo 10 de diciembre, es la gobernabilidad.

Durante estos días de transición ha dado muestra de que el pragmatismo se ha convertido en una variable importante al momento de tomar decisiones. ¿De qué manera? Por ejemplo, el acercamiento con los equipos técnicos del expresidente Mauricio Macri y las conversaciones que ya habría entre, por ejemplo, su futuro Ministro del Interior, Guillermo Francos, con sectores del peronismo.

¿Con qué propósito? Lograr que dentro del Congreso, donde los libertarios son una importante minoría, la transformación económica que desean emprender no sufra el boicot permanente de la centro derecha y del resto de fuerzas opositoras.

Milei ha dejado de hablar de la dolarización. Cuando le han preguntado no niega que ese sea su norte; sin embargo, aborda la crisis económica con términos más cercanos al consenso; por ejemplo: «fin de la inflación» o bien «recuperación económica»; un discurso que tranquiliza a los mercados y a muchos argentinos, sobre todo aquellos que votaron por él en el balotaje pero que lo habían hecho por Patricia Bullrich en la primera vuelta.

Milei ha pedido tres décadas para que las cosas cambien de manera profunda. Ciertamente, el ciudadano promedio no será tan paciente.

Allí, el nuevo gobierno tendrá que aplicar cierta dosis de asistencialismo estatal -algo contrario a las ideas libertarias- pero finalmente políticas desde el estado que son indispensables para que los movimientos sociales no activen una bomba de tiempo donde las clases populares se resientan y agiten nuevamente los fantasmas de la inestabilidad política.

Nada fácil el reto libertario pero ciertamente es un experimento inédito que los argentinos han decidido apostar para ver qué pasa.