Peter Navarro: El «zar de los aranceles» y su vuelta al pasado

Donald Trump ha hecho temblar al mundocon una política arancelaria en la que, según sus propias palabras, él y su equipo habían trabajado con ahínco. Sobre todo, Peter Navarro, el «zar de los aranceles», el arquitecto detrás de la ofensiva comercial norteamericana contra el resto del mundo. Una batalla de la que ni siquiera se han librado unas recónditas islas cerca de la Antártida, Heard and McDonald, habitadas únicamente por pingüinos. Navarro es un fiel discípulo de Trump, por él iría a la cárcel, como ya hizo durante cuatro meses por negarse a cooperar en la investigación que llevó a cabo el Congreso sobre el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021.

«Querían que traicionara a Trump para salvar mi propio pellejo, pero lo rechacé», clamó orgulloso frente a cientos de trumpistas en la Convención Republicana que se celebró el año pasado. Su padre fue saxofonista y dirigía una banda que tocaba en New Hampshire cuando llegaba el buen tiempo, y en la calurosa Florida cuando en el resto del país era invierno. Allí, en un ambiente modesto, lo crió su madre cuando se divorció. Economista formado en Harvard, es profesor emérito de ciencia económica y políticas públicas de una escuela de negocios asociada a la Universidad de California, en Irvine. Precisamente en este estado, trató de ganar las elecciones en San Diego como demócrata sin ningún éxito, hasta que su visión de un mundo individualista donde el libre comercio solo supone la pérdida de empleos locales, le llevó a cambiar de bando y se hizo republicano.

Navarro es discreto, pero en los últimos días ha sido diana de los dardos de otro importante asesor del presidente, Elon Musk. «Un idiota más tonto que un saco de ladrillos», así se refirió al economista el hombre más rico del mundo a través de las redes sociales, dando lugar a los primeros enfrentamientos públicos dentro de la nueva administración. A Navarro no le han importado los insultos de él ni de nadie, está convencido de que llegará un momento que Estados Unidos regrese al pasado y las cosas «se vuelvan a fabricar aquí, los salarios reales suban y los beneficios aumenten», llegó a decir en una entrevista con la CNBC. Para el «zar de los aranceles», China es sin duda el enemigo número uno y no hay que tener piedad, así lo ha mostrado en los aranceles del 145% que ha impuesto hasta ahora a sus productos, el país asiático es una de sus grandes obsesiones, una amenaza para el mundo a la que hay que aislar del mercado global.

A sus 75 años, Navarro tiene seguidores, pero también muchos detractores que están realmente preocupados porque temen que su más que conocida extrema actitud acabe colocando a la economía estadounidense en muy mala posición. Pero es un fiel seguidor de Trump, nunca le llevaría la contraria y confía ciegamente en su jefe, algo que el líder norteamericano valora más que nada en el mundo, y eso le ha permitido regresar a la segunda administración.