Donald Trump

Un polémico ‘piropo’ de Donald Trump a una periodista argentina sepulta su reunión con Javier Milei

El Despacho Oval volvió a ser el escenario de las ya conocidas salidas de tono de Donald Trump, quien interrumpió a una periodista argentina para lanzarle un piropo y, de paso, cargar contra los medios de comunicación

President Donald Trump speaks during a meeting with Argentina's President Javier Milei in the Cabinet Room of the White House, Tuesday, Oct. 14, 2025, in Washington. (AP Photo/Alex Brandon)
Trump durante la reuniónASSOCIATED PRESSAgencia AP

El manual de comunicación de Donald Trump, tan impredecible como efectivo, sumó un nuevo capítulo tras la reunión bilateral del presidente de Estados Unidos con su homólogo argentino, Javier Milei. Lo que en la agenda figuraba como un encuentro diplomático de primer nivel se transformó en cuestión de segundos en un episodio de su particular manual para dominar la conversación pública, desviando por completo la atención de cualquier asunto político de envergadura.

De hecho, el momento clave se produjo durante la comparecencia ante los medios, un escenario que el mandatario estadounidense maneja con una estudiada espontaneidad. Una periodista argentina, Nieves Zuberbühler, intentó formular una pregunta sobre un acuerdo de paz en Oriente Próximo, pero fue bruscamente interrumpida por Trump en un inesperado giro de guion. Tras interesarse por su nacionalidad, el presidente sentenció con una sonrisa: "Me gustan los argentinos".

Sin embargo, el desafortunado "halago" tenía un doble filo y servía de antesala para una de sus habituales pullas contra la prensa. Justo a continuación, añadió que los argentinos le gustaban más que "ABC y sus fake news", una afirmación que desató risas entre los presentes y volvió a dejar patente su tensa relación con los medios. La periodista, involuntaria protagonista, es una corresponsal con una sólida trayectoria que incluye su paso por el programa 60 Minutes de la CBS.

Asimismo, este episodio no es un hecho aislado en la presidencia de Trump, sino que sigue un patrón recurrente. La escena recuerda a los sonados elogios que dedicó en su día a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en un gesto muy similar. Se trata de una táctica que mezcla el cumplido personal con la maniobra de distracción, convirtiéndose en una seña de identidad de su estilo.

La anécdota como cortina de humo

En este sentido, el objetivo de estas intervenciones es claro: desplazar el foco mediático desde el contenido de fondo de los actos oficiales hacia anécdotas personales. Al romper el marco formal de la diplomacia, el presidente consigue que el debate público gire en torno a sus gestos y comentarios, eclipsando por completo los acuerdos o desacuerdos políticos que se trataban minutos antes.

En definitiva, el resultado es que el debate de fondo queda sepultado bajo una avalancha de comentarios y análisis sobre la anécdota del día. Es una estrategia de comunicación que transforma cualquier evento previsible en un espectáculo con un guion improvisado, pero cuyo desenlace es siempre el mismo: el control casi absoluto del relato informativo por parte del presidente.