
Ucrania
Preocupación por la central nuclear de Zaporiyia, sin suministro eléctrico externo desde hace dos semanas
En los últimos días se han registrado explosiones cerca de la planta, que tiene un total de seis reactores. Los expertos señalan que la planta carece de personal cualificado suficiente y que su estado técnico probablemente se ha deteriorado después de tres años de ocupación

La central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa y ocupada por Rusia, lleva dos semanas sin acceso a una fuente externa de suministro eléctrico pese a las advertencias de Kiev y de expertos de que los planes rusos para conectarla a su propia red eléctrica y reactivar al menos uno de sus reactores representan una grave amenaza para la seguridad nuclear.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania ha calificado la situación de "muy preocupante", después de que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) informara el lunes de bombardeos cerca de la planta, que tiene un total de seis reactores.
Según el OIEA, su misión de monitoreo en la planta nuclear —controlada por el Ejército ruso desde el comienzo de la invasión de Ucrania en 2022- escuchó alrededor de 15 explosiones.
Los ataques forman parte de la "estrategia deliberada de Rusia para obstaculizar los trabajos de reparación" de la central, subrayó el ministerio ucraniano, que instó a ejercer mayor presión internacional y a nuevas sanciones contra Rusia.
La planta perdió su conexión con la red eléctrica ucraniana, necesaria para mantener los reactores, actualmente inactivos, después de que la última línea disponible resultara dañada el 23 de septiembre en territorio controlado por Rusia.

Aunque Moscú ha culpado a Ucrania, no hay indicios de que la zona fuera bombardeada ese día, según el análisis de imágenes satelitales realizado por Greenpeace y McKenzie Intelligence Services.
Greenpeace y expertos ucranianos creen que Rusia cortó deliberadamente la conexión eléctrica como parte de su plan para conectar la planta a su propia red.
Moscú ha expresado públicamente estas intenciones, recuerda la experta nuclear independiente Olga Kosharna en un artículo para el Centro ucraniano de Expertos en Crisis Nucleares.
En septiembre, la planta fue visitada por el jefe adjunto de la administración presidencial de Vladímir Putin, Serguéi Kirienko, quien reiteró la necesidad de preparar los reactores para su reinicio.
En mayo, la cercana central termoeléctrica de Zaporiyia fue conectada a la red rusa, lo que podría haber reforzado la confianza de Moscú en poder hacer lo mismo con la planta nuclear.
Intentar activar incluso un solo reactor implicaría "enormes riesgos nucleares", advirtió a EFE Volodímir Omelchenko, experto en energía del Centro Razumkov.
Los expertos señalan que la planta carece de personal cualificado suficiente y que su estado técnico probablemente se ha deteriorado después de tres años de ocupación, durante los cuales no se realizaron algunos de los mantenimientos necesarios.
Además, el acceso al agua de refrigeración para los reactores también es incierto tras la destrucción del embalse de Kajovka.
Por ahora, según el OIEA, ocho generadores están funcionando para suministrar la electricidad necesaria, con al menos nueve generadores y una reserva constante de diésel para diez días.
Esto significa que, según los expertos, no existe una amenaza inmediata de incidente radiactivo, ya que los generadores podrían proporcionar energía durante varios meses.
Sin embargo, Rusia aviva deliberadamente estos temores para justificar ante la comunidad internacional la necesidad de conectar la planta a su red, opinó Omelchenko.
Ucrania ha instado repetidamente a sus socios a aumentar la presión sobre Rusia para que ponga fin a su "chantaje nuclear".
No obstante, la agencia de la energía atómica de Rusia, Rosatom, apenas siente una presión real, y la postura del OIEA y de su director, Rafael Grossi, sigue siendo "débil", declaró la semana pasada el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
El OIEA afirmó que trabaja con ambas partes para restablecer cuanto antes el acceso de la planta a una fuente externa de electricidad, sin especificar que deba reconectarse a la red ucraniana.
Grossi no ha condenado claramente a Rusia, a pesar de que su gestión de la planta contradice varios principios de seguridad nuclear definidos por la propia agencia de la ONU, criticó Omelchenko.
El ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Andrí Sibiga, sugirió anteriormente que una administración temporal del OIEA sobre la planta podría ser una solución provisional, aunque ese escenario se considera poco realista.
Omelchenko y otros expertos subrayan que Moscú no tiene intención de ceder el control de la planta, pese a las resoluciones anteriores de la Junta de Gobernadores del OIEA, que ha instado a Rusia a devolverla a Ucrania en cuatro ocasiones.
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