Cumbre en Hiroshima

Por qué China no está en el G7 si es el segundo país más poderoso del mundo

No es una democracia y está rezagada en el Índice de Desarrollo Humano

Chinese President Xi Jinping, left, and France's President Emmanuel Macron review troops during a welcome ceremony at the Great Hall of the People in Beijing, China, Thursday, April 6, 2023.
Xi Jinping con Emmanuel Macron en PekínThibault CamusAgencia AP

La economía china es mucho más grande que la de Canadá, Francia, Alemania, Italia o Reino Unido. El gigante asiático es una potencia militar, hogar del 18% de la población mundial, el cuarto país más extenso del globo y un productor de tecnología de primer orden. La pregunta entonces es por qué no está representada en la cumbre del G7, el grupo que nació como una reunión de los países democráticos más ricos del planeta.

No solo le separan cuestiones de afinidad ideológica y el hecho de que el país está gobernado por una dictadura bajo la doctrina de un partido único, el comunista. China también está rezagada en el Índice de Desarrollo Humano. Según el FMI y el Banco Mundial, es un país en desarrollo, mientras que el G7 es un grupo de países desarrollados avanzados.

En realidad China nunca ha recibido una invitación para unirse al grupo, ya que tiene poco en común con los demás miembros. Pekín tampoco ha mostrado el menor interés por estar representada en este club. En los últimos años ha expresado sus diferencias con este tipo de alianzas. En la cumbre de 2021, Pekín lanzó un mensaje claro al advertir a los líderes del G7 que los días en que un "pequeño" grupo de países decidía el destino del mundo habían quedado atrás. Y no se equivocaba en su diagnóstico Pekín. El Grupo de los Siete sirve como foro para coordinar la política global, pero los expertos cuestionan cada vez más la relevancia del grupo.

En realidad, el G7 no incluye necesariamente a los países más poderosos en la actualidad. Eso era así cuando fue creado el club como una agrupación de los países más poderosos desde el punto de vista militar, diplomático, económico y político.

Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, el Reino Unido y Alemania Occidental formaron el Grupo de los Seis en 1975 como foro para que las potencias no comunistas abordaran asuntos de especial relevancia a nivel económico, como la inflación y la recesión provocada por la Organización de Exportadores de Petróleo a mediados de la década de los setenta. Canadá se unió al año siguiente.

Rusia perteneció al foro desde 1998 hasta 2014, cuando el bloque era conocido como el Grupo de los Ocho (G8), pero fue suspendido tras su anexión de la región ucraniana de Crimea. El presidente de EEUU, Bill Clinton, pensó que admitir a Rusia en el exclusivo club le daría prestigio internacional al país y alentaría a su primer líder postsoviético, Boris Yeltsin, a acercarse más a Occidente.

A diferencia de las Naciones Unidas o la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el G7 no es una institución formal con estatuto y secretaría, explica el CFR. La presidencia, que rota anualmente entre los estados miembros, es responsable de establecer la agenda de la cumbre de cada año y organizar la logística para la misma.

China ha preferido construir su propio camino al margen de los bloques occidentales. En el año 2020, Pekín y otros 14 países de la región de Asia y el Pacífico formaron la Asociación Económica Integral Regional (ASEAN), el bloque de libre comercio más grande del mundo, representando casi un tercio de toda la actividad económica. No está representado Estados Unidos. Las autoridades dijeron en su día dejar la puerta abierta a India, que se retiró debido a la fuerte oposición interna a los requisitos de apertura de mercado que implicaba el acuerdo.

El presidente chino Xi Jinping ha puesto a su país en el senda de lo que él llama una "nueva era" para China y su Partido Comunista. En 2017, en el XIX del Partido Comunista chino, el mandatario anunció que entre sus prioridades estaba posicionar al país como una potencia hegemónica, un objetivo para el que todavía harían falta 30 años, fecha en la que una completa modernización convertirá al país "en una potencia global".