Caos
La renuncia del primer ministro no ataja violencia de las pandillas en Haití
Ariel Henry cede ante las amenazas de las bandas y anuncia su dimisión desde Puerto Rico
Desde el extranjero, el primer ministro de Haití, Ariel Henry, anunció su renuncia al cargo mientras el país ha sido tomado por completo por el caos social y político. Desde hace varias semanas grupos armados y pandillas han tomado el control territorial de la capital del país y atacado infraestructuras estatales ante la incapacidad de respuesta del Gobierno.
La madrugada del martes, hora local, se divulgó en Haití un video grabado por Henry en el cual afirmó que su Gobierno dejará de funcionar una vez se establezca un consejo de transición. «Mi Gobierno se irá inmediatamente después de la inauguración de ese consejo. Seremos un Gobierno interino hasta que ellos nombren un primer ministro y un nuevo gabinete», declaró.
«Haití necesita paz, necesita estabilidad», dijo el funcionario desde Puerto Rico, su último paradero conocido y donde está desde hace una semana. Henry había salido del país para solicitar ayuda internacional en materia de seguridad y viajó a Kenia el 1 de marzo para sostener reuniones que condujeran a lograr la activación de 1.000 funcionarios de ese país en una misión de seguridad.
El mayor estallido de violencia ocurrió estando él en el extranjero, cuando fueron asaltadas las principales cárceles del país y liberados todos los prisioneros. Nunca pudo regresar a la isla, primero porque las bandas tomaron el aeropuerto de Puerto Príncipe, la capital, y luego porque la vecina República Dominicana negó un permiso para que el mandatario aterrizara en su territorio para desde allí intentar ingresar al suyo.
El asesor de la presidencia, Jean Junior Joseph, dijo a la CNN que Henry permanecerá en el cargo hasta la formación de un nuevo Gobierno. No se especificó si volverá a la isla. Más temprano, la Comunidad del Caribe (CARICOM), que integra a varias naciones de la región y preside Guyana, había dicho al culminar una reunión de alto nivel en Jamaica que había aprobado impulsar la creación de un consejo de transición que ayude a sentar las bases de una reconstrucción institucional en Haití a partir de nuevas elecciones. En esa reunión participó incluso el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, además de enviados de Canadá, Francia y Naciones Unidas.
Washington anunció en esa reunión que contribuirá con 300 millones de dólares a la misión de seguridad multinacional liderada por policías de Kenia, además de otros 33 millones de dólares en asistencia humanitaria. Pero la misión de seguridad pudiera necesitar más voluntad política para finalmente llevarse a cabo, según un reporte de Reuters fechado en Namibia que arroja dudas sobre la viabilidad de la misión. Según la publicación, Kenia aspira que los costos sean aportados por adelantado, cosa que no ha ocurrido. Además, hay preocupaciones en materia de seguridad visto el nivel de violencia y brutalidad en Haití.
Mientras tanto, la violencia no amaina en la pequeña nación caribeña. Se calcula que más de 360.000 haitianos han sido desplazados de sus hogares debido a la acción de las pandillas, según números de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), y periodistas de agencias internacionales, como France-Presse, atestiguaron cadáveres tirados en las calles de la capital. Países como Estados Unidos, Francia, Alemania, así como toda la Unión Europea, evacuaron a su personal diplomático del país por razones de seguridad.
El líder de los grupos armados, Jimmy «Barbecue» Chérizer, había dicho que si Henry no renunciaba y seguía recibiendo respaldos de la comunidad internacional, el país descendería a un estado de guerra civil y hasta de genocidio. El apodo de Chérizer no es gratuito. Viene por las denuncias y testimonios que se han acumulado de cómo las personas que son asesinadas por las pandillas que lidera luego sus cuerpos son incinerados.
El hombre, un expolicía devenido en fundador de grupos paramilitares, ahora lidera un colectivo de bandas armadas llamado Vivre Ensemble (Vivir Juntos) con el cual ha puesto en jaque al país. Este lunes en la noche rechazó las negociaciones en Jamaica y el envío de una misión de seguridad desde Kenia.
«Depende de nosotros, los haitianos, decidir quién debe dirigir el país, qué forma de gobierno queremos y cómo vamos a sacar al país de la miseria en la que se encuentra», declaró Barbecue en una rueda de prensa tras una demostración de fuerza en su base en la capital. Allí agregó que «es la coalición Vivre Ensemble, junto con el pueblo haitiano, la que elegirá a la persona que dirigirá el país».
Chérizer insistió en que encabeza una «revolución sangrienta» para acabar con los políticos tradicionales, y mostró dientes ante la fuerza de seguridad extranjera y con respaldo de Naciones Unidad: «No tenemos miedo de nadie. Estamos en el negocio de las armas. Estas son las armas que llevamos. Nacimos un día, moriremos un día. Nadie puede asustarnos haciéndonos creer que van a cazarnos en nuestro propio país».
La acción de las bandas ha profundizado una crisis que lleva décadas en Haití y que ha dejado a al menos la mitad de su población, 5,5 millones de personas, con necesidad de asistencia humanitaria. En octubre de 2022 estalló una crisis de cólera que aún no ha sido superada. Naciones Unidas estima que los grupos criminales controlan hasta 80% del territorio y que al menos 1 millón de niños están fuera del sistema educativo; y aquellos en zonas controladas por pandillas son reclutados para incorporarse a las bandas.
Ariel Henry heredó el poder después de que el presidente Jovenel Moïse fue asesinado en 2021, y había retrasado una convocatoria a elecciones nacionales argumentando imposibilidad de realizarlas vistos los problemas de seguridad. En febrero de 2024 se cumplió el periodo original de gobierno sin que se establecieran mecanismos para escoger una nueva administración.
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