Europa

Scholz defiende su política antimigratoria y atribuye la crisis a los democristianos de Merz

«Mi Gobierno ha puesto fin a la inacción de los ministros del Interior conservadores». El canciller alemán arremete contra el legado de su predecesora, Angela Merkel

Berlin (Germany), 11/09/2024.- German Chancellor Olaf Scholz (R) and German Interior Minister Nancy Faeser speak during a session of the 'Bundestag', or German parliament, in Berlin, Germany, 11 September 2024. In its 183rd session, the German Bundestag discusses, among other topics, the Budget Act 2025 and the federal financial plan 2024 to 2028. (Alemania) EFE/EPA/CLEMENS BILAN
El canciller Olaf Scholz discute en el Bundestag con Nancy Faeser, su ministra del InteriorCLEMENS BILANAgencia EFE

El canciller alemán Olaf Scholz intentó echar balones fuera ayer durante un acalorado debate el Bundestag sobre la crisis migratoria y atribuyó la responsabilidad de la situación actual a la formación de su predecesora, Angela Merkel, en cuyo último Gabinete sirvió como ministro de Finanzas.

El dirigente socialdemócrata defendió en sede parlamentaria la decisión del Gobierno federal, que comparte con verdes y liberales, de reintroducir los controles en las fronteras terrestres, una medida que suscitó la preocupación de los aliados europeos de Alemania, entre los que figura Polonia.

El primer ministro polaco, Donald Tusk, tachó de «inaceptables» dichos controles y acusó a Berlín de «suspender» de facto el Acuerdo de Schengen. El Ejecutivo alemán, en cambio, sostiene que las medidas de emergencia, que rompen con la política tradicional del país en esta materia, son necesarias para detener la inmigración descontrolada y la amenaza terrorista, latente tras el atentado mortal en Solingen.

Los democristianos (CDU), el principal partido de la oposición, liderado en su día por Merkel, exigieron a los de Scholz que fueran más lejos y rechazaran sistemáticamente a los solicitantes de asilo. Temiendo una reacción oficial de la Unión Europea, la socialdemócrata Nancy Faeser, ministra federal de Interior, declaró que los solicitantes de asilo serán retenidos en la frontera mientras las autoridades comprueban si han solicitado asilo en otro lugar y, a continuación, se les deportará mediante procedimientos acelerados. El Ministerio del Interior prevé que todo este proceso no se dilate más de cinco semanas.

Scholz presumió ayer ante los diputados que su Gobierno había «dado el mayor giro de la historia en la gestión de la inmigración irregular en Alemania» y arremetió contra la política migratoria de Merkel. «Mi Gobierno ha puesto fin a la inacción de los ministros del Interior conservadores... Ha puesto fin a la palabrería», declaró.

Dirigiéndose a Friedrich Merz, líder de la CDU y principal favorito para convertirse en el próximo canciller alemán, Scholz mostró su enfado: «Usted es el tipo de político que cree que ya ha resuelto el problema de la inmigración con una entrevista en el Bild am Sonntag. Así no es como funciona en la realidad... Esa es la política equivocada».

«Mucho hablar y nada gestionar. Eres tú quien no consigue hacer nada», le gritó a Merz. «Hace dos o tres semanas escribiste un guión en el que haces una oferta de cooperación. Y luego, cuando es posible, la rechazas y dices que no es suficiente. Así no se debe tratar un asunto tan serio en este país».

Merz aprovechó su discurso para devolver el golpe a la canciller, a cuyo Ejecutivo había calificado de «desesperadamente dividido» y acusado de «capitular ante la inmigración irregular» tras el fracaso de las conversaciones para resolver el problema fronterizo. «Si sus decisiones son inadecuadas, entonces el no debe venir del centro del Parlamento».

El canciller alemán, sin embargo, obtuvo el respaldo de un sector inesperado para su plan: el del primer ministro húngaro, Viktor Orbán. «Bienvenido al club», escribió el líder ultraconservador en la red social X. «Alemania ha decidido imponer estrictos controles fronterizos para detener la inmigración ilegal».

Scholz advirtió de que las disputas políticas beneficiarían al partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que ha logrado importantes avances en las elecciones regionales. La extrema derecha también va camino de ganar las elecciones en el estado oriental de Brandeburgo a finales de este mes. «La AfD es mala para nuestro país», subrayó el canciller. «La AfD se asegurará de que nuestro país quede relegado si consigue aplicar sus políticas (...) Haremos todo lo posible para que esta formación política vuelva a perder importancia en Alemania».