Elecciones en Reino Unido
Starmer rechaza la ideología de género y corteja el voto feminista
Los laboristas aseguran que durante su mandato no se dará este tipo de contenido en los colegios públicos
Keir Starmer, a quien todas las encuestas sitúan en Downing Street tras las elecciones del 4 de julio, se ha mostrado rotundo: un Gobierno laborista no permitirá que se enseñe ideología de género en las escuelas. Durante una visita a un colegio de Northamptonshire, el líder de la oposición quiso zanjar así la polémica creada después de que Bridget Phillipson, portavoz de Educación del partido, se negara repetidamente durante una entrevista con la BBC a respaldar las directrices publicadas por el actual ejecutivo conservador –que prohíben abordar este asunto en las aulas– criticándolas de «lenguaje partidista e innecesario». El que está llamado a ser próximo primer ministro señaló que no revocaría esta prohibición y subrayó que estaba a favor de una enseñanza «apropiada para cada edad».
La cuestión trans lleva tiempo protagonizando la agenda política de Reino Unido, donde existe gran preocupación tras denunciarse que a los menores se les está permitiendo cambiar de género en la escuela sin el conocimiento o consentimiento de sus progenitores. En la última década, los estudiantes que han sido derivados para iniciar cambio de género han pasado de 250 a más de 5.000. Por lo tanto, estaba claro que el debate iba a tener también su protagonismo de cara a los próximos comicios, donde todos los sondeos vaticinan el fin de una era para los conservadores tras catorce años en el poder.
Fue a principios de este año cuando el actual ejecutivo tory de Rishi Sunak publicó un borrador con las guías para escuelas donde, entre otros, se recomienda evitar el uso de materiales que «presenten puntos de vista controvertidos, incluida la opinión de que el género es un espectro» que queda a elección de los alumnos. Se cree que enseñar a los menores sobre estas cuestiones podría tener implicaciones «perjudiciales», por lo que, llegado el caso, las autoridades piden enseñar datos «biológicos» sobre el sexo. En cualquier caso, es un tema que está ahora sujeto a consulta pública con las conclusiones de los expertos previstas para el próximo mes, justo después de los comicios.
«Creo que los profesores necesitan orientación», señaló Starmer. «Creo que debemos completar el proceso de consulta y asegurarnos de que haya orientación apropiada para cada edad», añadió. Lo que sí tienen pensado los laboristas es cambiar el proceso para que las personas trans tengan reconocido el género con el que se sienten identificados. A fin de facilitar, según su visión, la transición legal, se eliminará la necesidad actual de demostrar que han vivido con su nuevo género durante dos años.
Según The Times, las personas transgénero deberán someterse a un período de reflexión efectivo durante los dos años después de su solicitud de reconocimiento de género. Asimismo, la nueva identidad será aprobada después del diagnóstico de un sólo médico especialista, en lugar de la necesidad actual de presentar dos certificados de doctores. Aunque se abandona la idea de que la firma única venga del médico de cabecera. Los laboristas también quieren eliminar el requisito de contar con el consentimiento del cónyuge del solicitante.
Esta ha sido una cuestión tremendamente controvertida para Starmer. No fue hasta la semana pasada cuando dijo estar de acuerdo con la afirmación de que una mujer tiene una vagina y un hombre tiene un pene, lo que marca un cambio con respecto a sus comentarios anteriores de que el 99% de las mujeres no tienen pene.
Anneliese Dodds, portavoz laborista de Mujeres e Igualdad, defiende que se quiere eliminar las «partes inútiles y deshumanizantes» de la adquisición de un certificado de nuevo género. Pero la actual ministra conservadora de esta cartera, Kemi Badenoch, representante del núcleo duro y unas de las favoritas para ser la próxima líder, denunció que se «desharía todas las protecciones del sistema actual diseñado para proteger a mujeres y niñas» y crearía «lagunas para que depredadores y actores de mala fe se infiltren en organizaciones exclusivas y espacios para mujeres poniéndolas en riesgo».
El quién debe ser considerado mujer se ha convertido en una cuestión que puede llegar a acabar con carreras políticas. Este fue el principio del fin para la líder del Partido Nacionalista Escocés, Nicola Sturgeon, que presentó su dimisión el año pasado en plena polémica en torno a la cárcel donde debía estar en Escocia la primera mujer trans condenada por violación antes de cambiar de sexo a través de una polémica normativa escocesa –cancelada luego por el Gobierno central de Londres– que permitía la autoidentificación de género sin diagnóstico médico.
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