Guerra civil sudanesa
Sudán traslada su capital a las orillas del Mar Rojo
El general y líder del ejército regular busca reforzar su figura trasladando a su gobierno lejos de los combates y con seis viajes al extranjero en las últimas semanas
La guerra en Sudán sigue en su apogeo cinco meses después de comenzar. Y Jartum es la zona cero. Durante cinco meses ininterrumpidos se han enfrentado en la capital sudanesa las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y el ejército regular, pagando con sangre cada manzana recuperada y perdida en el humo de los combates, obligando a cientos de miles de civiles a abandonar sus hogares para escapar el infierno en que Jartum se ha convertido. Al menos dos millones de personas han tenido que buscar su seguridad lejos de la capital, ya sea como desplazados internos en su propio país o refugiándose en alguna de las naciones vecinas.
Una capital en ruinas. El proyecto de desarrollo de Al-Mogran iniciado en 2004 con el fin de construir un distrito de negocios en Jartum y una zona residencial modernizada, y cuyo coste rondó los 4.000 millones de dólares, el símbolo del progreso sudanés, hoy está arruinado. La torre Greater Nile Petroleum Oil Company, una punta de lanza de 18 pisos que recortaba la silueta de la ciudad en el horizonte, acabó envuelta en llamas en el mes de septiembre. Zonas cuyo suelo tuvo antes de la guerra un valor aproximado de 3.500 dólares por metro cuadrado, zonas destinadas a la riqueza y la construcción de una nación, se traducen hoy en hierros retorcidos, desierto quemado, retroceso. El Palacio Presidencial, el edificio del Ministerio de Justicia, la Torre de la Organización de Normas y Metrología de Sudán, la Torre Sahil y Sahra, el Aeropuerto Internacional de Jartum, el Museo Nacional de Sudán… todo se desmorona en Jartum.
Reconstruir la ciudad al término de la guerra llevará años, pero el líder del ejército regular, Abdel Fattah Al Burhan, todavía no se preocupa por el mañana. En las últimas semanas ha tanteado la posibilidad de mover la capital a Puerto Sudán, ubicado al este del país, a las orillas del Mar Rojo, después de que las RSF hayan controlado la mayor parte de Jartum y la administración de Al Burhan apenas si pueda mantenerse sin bombardeos y ataques. Esto implicaría la formación de un gobierno funcional desde que Puerto Sudán apenas se ha visto afectado por los combates, cuenta con el único aeropuerto civil operativo en el país (además de un importante puerto naviero) y se encuentra en la zona de influencia que aún mantiene el ejército regular.
Ya dijo hace escasas semanas un miembro del Consejo presidido por Al Burhan que “hace falta un gobierno de transición” que recupere en la medida de lo posible el equilibrio del país mientras se decide su futuro, entre que el propio Al Burhan se vio obligado a huir de Jartum a Puerto Sudán a finales de agosto, cuando su situación en la capital se hizo insostenible frente a las sucesivas ofensivas de las RSF lideradas por el general Hemedti. Desde entonces, Al Burhan ha procurado la creación de ese gobierno deseado en su nueva capital, de una forma que recuerda a cómo tuvo que trasladarse el Gobierno de la II República a Valencia durante la guerra civil española. Al Burhan ha viajado así en las últimas semanas a Qatar, Sudán del Sur y Egipto con la esperanza de establecer alianzas y nombrar agentes de diálogo que sirvan de mediadores en el conflicto, pero también procurando reforzar la legitimidad de su imagen frente a los sudaneses y frente al mundo expectante.
Crear una nueva capital, un nuevo gobierno, una nueva autoridad; una nueva imagen, en definitiva. Estos son los retos que seguir para un hombre que se estima que actualmente está perdiendo la guerra, pero que parece confiar en un cambio en las tornas. Hemedti, por su parte, reaccionó a la posibilidad de que al-Burhan forme nuevo gobierno indicando que "si el ejército forma el gobierno, iniciaremos inmediatamente amplias consultas para establecer una autoridad civil genuina en áreas bajo nuestro amplio control con Jartum como capital". Sudán se convertiría en estas circunstancias en una nación con dos Estados, multiplicando un caos que ya es indescriptible y demoledor.
La milicia Beja, contraria a una capital en su territorio
Pero Al Burhan no deja de encontrarse piedras en su camino. Sumido en este proceso de readaptación de su Gobierno a las circunstancias, apenas si tuvo tiempo para reaccionar cuando una milicia local atacó este martes a fuerzas del ejército regular en Puerto Sudán. Esta fue la primera vez que la violencia estalló desde el inicio del conflicto en la ciudad costera. Testigos locales aseguraron a AFP que los atacantes se trataban de milicianos tribales leales a Sheba Darar, líder de la tribu Beja. Aunque la mayoría de las tribus se han posicionado del lado de Al Burhan, incluyendo a los Beja, parece ser que no gustó entre sus ancianos que el líder del ejército regular haya trasladado su base a Puerto Sudán, lindante con sus territorios.
No quieren que el general traiga la guerra a sus casas y nadie puede culparles por ello. Tienen miedo. Ven Jartum en ruinas y no desean lo mismo para sus hijos. Tras el choque ocurrido entre la milicia Beja y el ejército, "los soldados se desplegaron en la zona después de eliminar los puestos de control establecidos por la milicia", mientras que otros informaron de un "regreso a la calma" antes de que concluyera el día.
Al Burhan busca una salida que le permita continuar la lucha. Desde Puerto Sudán ha hecho seis viajes al extranjero, incluyendo su reciente visita a Naciones Unidas con motivo de la cumbre del 18 y 19 de septiembre, en donde avisó de que “el conflicto en Sudán podría extenderse a otros países de la zona”. Acorralado y con la espalda protegida por el Mar Rojo, así se siente seguro frente a su contrincante. El tiempo dirá si escogió la opción correcta para sus intereses.
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