Oriente Medio

Temor en el régimen iraní ante el alcance de la respuesta de Israel

Las Fuerzas Armadas iraníes advierten a Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania que “cortará sus piernas” si cruzan “los límites”

La duda no es si se producirá sino cuándo tendrá lugar la respuesta de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) al ataque del régimen iraní, que lanzó hacia territorio de su “enemigo sionista” hasta 300 drones y misiles de crucero interceptados en un 99% por el escudo defensivo de Tel Aviv y la ayuda de Estados Unidos y Jordania.

Este martes, las Fuerzas Armadas iraníes advirtieron a Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania que “cortará sus piernas” si cruzan “los límites” en su apoyo a Israel, país que pidió que dejasen de respaldar. “Reiteramos a algunos de los jefes de Estado de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania que dejen de apoyar al régimen (Israel) moribundo, malvado, ilegal, terrorista y asesino de niños”, dijo el portavoz de las Fuerzas Armadas de Irán, el brigada general, Abolfazl Shekarchi.

En las últimas horas las autoridades iraníes están subiendo el tono de sus amenazas con las advertencias de que responderán en “segundos” con “armas no usadas hasta ahora” una posible represalia de Israel. Ayer, el jefe del Estado Mayor del Ejército de Israel, Herzi Halevi, dijo que habrá una "respuesta" de Israel al ataque iraní con drones y misiles del sábado, pero no ofreció más detalles.

El ataque, que Teherán justifica con la operación israelí contra el consulado iraní en Damasco el 1 de abril -en la que fueron asesinados seis miembros de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria, entre ellos dos generales—, es el primero que la República Islámica en 1979 lleva a cabo directamente contra Israel. Ello ha abierto un escenario inédito, incluida la posibilidad de que la respuesta israelí acabe definitivamente desencadenando una guerra abierta entre ambos Estados que tendría necesariamente escala regional.

Para el régimen de los mulás estas son horas de máxima tensión. La perspectiva de un ataque que el Gobierno y las autoridades militares israelíes siguen calibrando es de la máxima preocupación para la teocracia presidida por el ayatolá Alí Jamenei -suya es la última palabra en cuestiones de seguridad. En los últimos tres días los mensajes emitidos por las autoridades iraníes hacen hincapié en que el ataque del sábado fue la “legítima defensa” a la agresión israelí en Damasco, pues tuvo como objetivo una sede diplomática -suelo iraní según las normas internacionales—, y que con él se da por zanjada la operación Promesa Verdadera.

El hecho de que el ataque fuera prácticamente anunciado –Turquía se ha encargado en las últimas horas en asegurar que el alcance del mismo fue pactado entre Estados Unidos e Irán— y contenido avala la hipótesis de que Irán no pretendía causar daños de importancia a Israel. Con todo, el portavoz de las FDI dejó claro ayer que la respuesta se producirá.

Varias son las posibilidades que barajan las autoridades israelíes como respuesta en estos momentos. Una de ellas es que las FDI golpeen con especial dureza a algunas de las fuerzas aliadas dirigidas por Teherán y diseminadas por todo Oriente Medio, empezando por Hizbulá, la poderosa milicia chiita radicada en el Líbano. No en vano, las fuerzas israelíes atacaron algunos de los refugios de la organización en el valle libanés de la Becá, fronterizo con Siria el mismo domingo.

Otra de las posibilidades es volver a golpear, como ocurrió el pasado día 1, a los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria dentro o fuera de suelo iraní. El gabinete de guerra contempla también llevar a cabo un ataque contra las instalaciones desde donde Teherán lanzó su agresión con drones y misiles, bases militares o infraestructura significativa.

La que más preocupa a las autoridades iraníes es un ataque a gran escala de las FDI contra las instalaciones nucleares del régimen. “En la jerarquía de objetivos, este no es el más probable porque no logrará ningún objetivo real”, aseguraba ayer al estadounidense The Wall Street Journal la especialista en Oriente Medio de Crisis Group Dina Esfandiary.

Los analistas coinciden en que lo anunciado y limitado del ataque del sábado tiene, sobre todo, un componente interno clave. A juicio del analista especializado en temas iraníes Daniel Bashandieh, “la respuesta por parte de Irán debe leerse en clave interna. Sirve para reforzar el círculo del Líder Supremo, en particular, a la élite militar. Necesitaba volver a justificarse internamente. Respondiendo de manera calculada y apelando a la legitima defensa, el régimen no entra en una guerra abierta pero sí gana credibilidad”.

“La credibilidad del régimen estaba en entredicho ya que Irán no había respondido de una manera directa a los últimos ataques israelíes en Siria. De esta forma, el régimen sienta un nuevo precedente en su acción política: en caso de nuevos ataques podría responder”, explica el analista a LA RAZÓN.

Las declaraciones del ministro iraní de Exteriores este lunes -que aseguraba que la respuesta sería aún “más fuerte” al tiempo que pedía a Occidente que “apreciara la contención” de la acción bélica del sábado— confirman, una vez más, el miedo de la teocracia islámica a una guerra abierta con Israel habida cuenta de su inferioridad en el plano militar, por un lado, y al creciente descontento popular tras meses de protestas contra las dificultades económicas y la represión del régimen frente a toda disidencia, por otro.

“El régimen es consciente de que una guerra abierta podría disminuir su poder interno dentro de Irán. Máxime tras las últimas protestas a raíz de la muerte de Mahsa Amini y la crisis de inflación actual. Para reducir la crítica e intentar mantener el estado de alarma nacional, el régimen siempre juega con la amenaza externa para condicionar la opinión pública: la estrategia de estabilidad frente al caos. La situación política y económica en Irán no debe perderse de vista y es probable que este marco de confrontación influya negativamente en la economía del país, sobre todo, en los precios. Por ello, el régimen trató de calcular y avisar de sus intenciones a interlocutores regionales para minimizar los costes”, reflexiona Bashandieh.