Alimentación
¿De verdad comía mejor tu abuela que tus hijos?: una experta responde
Las cosas han cambiado pero ¿lo han hecho para bien?
Tendemos a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero ¿ocurre lo mismo en nutrición? Hemos tenido el placer de charlar con Gemma del Caño, que es farmacéutica especializada en I+D e industria así como en biotecnología, seguridad y calidad alimentarias. Ella nos ha contado que así como hay aspectos de la alimentación de nuestros abuelos que merece la pena preservar, debemos dar las gracias cada día porque haya muchas cosas que han cambiado ya.
“Si nos llevaran a la vida de hace 200 años, pediríamos volver a nuestra época lo antes posible y lo más seguro es que alguna enfermedad en la que ahora mismo ni pensamos nos matara antes de poder volver”, dice la experta. “Ellos sabían comer de forma más sencilla. A veces nos obsesionamos con novedades que no aportan mucho y nos olvidamos que la buena alimentación ya está inventada”, apuntala. “No tenemos que innovar con las manzanas, ya están aquí, deberíamos aprovecharnos de las innovaciones en conservación de alimentos y no fijarnos tanto en las innovaciones de productos”, explica convencida. Gemma del Caño nos confirma que “los superalimentos no existen”. “En la era del móvil más nuevo, la ropa más moderna y la tele más grande, no asumimos que algo tan simple como unas lentejas con arroz son mejores que cualquier quinoa”, defiende. Sin embargo sí reconoce que hemos avanzado mucho en aspectos importantes como son la seguridad alimentaria, la variedad de alimentos, la disponibilidad de estos en cualquier época del año y la conservación de los mismos. Así podemos decir que la alimentación ha cambiado (y menos mal).
Aunque ahora, según la experta, la gastronomía sigue suscitando mucho interés y cada día buscamos recetas nuevas con las que entretenernos en la cocina (no hay más que ver Instagram), hemos ganado algo importante. “Nos preocupamos más por qué ingredientes poner en ellas”, dice la farmacéutica. “El consumidor cada vez está más preocupado de lo que come, y es fantástico”, expone. “Antes no había tanto donde elegir y la comunicación se basaba en cómo mejorar el guiso, ahora la preocupación es dónde adquirir la espuma de remolacha que necesitas para el cus-cus”, explica a modo gráfico.
Gemma del Caño ha sacado a la luz un libro en el que comenta estas y otras ideas al detalle. Se llama Ya no comemos como antes y menos mal. En el habla incluso de la posibilidad de que en un futuro comamos insectos. No como snack (aunque quién sabe) pero sí integrados en harinas, por ejemplo, que pudieran ser más naturales. “La nutrición es una ciencia nueva y muy pero que muy viva. Vamos aprendiendo a medida que mejoran las técnicas para la realización de ensayos”, dice la experta. “Encontraremos novedades y algunas cosas cambiarán”, apunta.
En este sentido, preguntada por la posibilidad de que la gente acabe resignándose porque aparentemente los nutricionistas se “desdigan”, Del Caño se muestra esperanzada. “Informarnos y “dudar” de todas las teorías hace que podamos tener una visión más global, que podamos decidir mejor y que lo hagamos con mejor criterio”, defiende. “El pensamiento crítico nos da un poder tremendo”, sostiene. “Muchas veces busco información contraria a mis creencias solo por ver otra visión y que nada me haga encerrarme en una única opción. Con algo tan vivo como la nutrición es más que necesario”, concluye la especialista.
Así, nos quedamos con la idea de que del pasado hay que rescatar lo natural, el interés por los productos de la tierra. Al presente hay que agradecerle los avances en términos de salubridad y del futuro hay que esperar que se preserven estas cosas para seguir avanzando. El libro de Gemma del Caño está disponible en La Casa del Libro por 16,15 euros.
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