El futuro musical sobre Rocío Jurado enfrenta a sus hijos

Rocío Carrasco quiere asumir al cien por cien el proyecto, pero los otros hijos temen el resultado.

La nula relación entre Rocío Carrasco, sus hijos Ro y David y sus hermanos adoptivos, Gloria Camila y José Fernando, impidió que pasasen juntos las fiestas navideñas. Si «la más grande», esa Rocío Jurado que mantenía unida a toda la familia, levantara la cabeza, se llevaría un gran disgusto. Ella, que tanto luchó para que no salieran a la luz las desavenencias entre unos y otros, se encontraría con que todo su esfuerzo fue en vano. Y cuando no es por un motivo, es por otro. Ahora resulta que Rocío Carrasco se empeña en sacar adelante un ambicioso proyecto que llevará a los escenarios un musical sobre la figura de su madre y, como va por libre, a sus hermanos no les gusta que se homenajee la figura materna sin que se cuente con ellos. Por lo menos, querrían ver el guión para saber cómo se enfocará la historia, porque temen que se ignoren las secuencias que mantuvieron unida a la tonadillera con sus otros hijos.

Diálogo imposible

Tanto los Mohedano como los Flores (entiéndase Antonio David y sus dos hijos) están muy molestos con una iniciativa que no saben cómo va a acabar, porque nadie les informa de las conversaciones que se están manteniendo al respecto. Pero el diálogo parece imposible. La hija mayor de Jurado ignora al resto de la familia y tan solo mantiene un mínimo contacto con su prima Chayo, la hija de Amador Mohedano y Rosa Benito. Íntimas amigas desde su más tierna infancia, Chayo fue la única asistente de la familia a la boda de su prima con Fidel Albiac. Tampoco se habla con Raquel Mosquera, la viuda de Pedro Carrasco, su padre. La peluquera también estaría preocupada ante la posibilidad de que en el espectáculo se hable de su matrimonio con el boxeador y ex marido de la cantante sin que ella pueda ver antes los diálogos. Raquel y la hija de Jurado no se llevan bien desde que falleció Pedro; de hecho, personas cercanas a ambas aseguran que no se han vuelto a ver desde entonces.

Parece evidente que el interés de Rocío Carrasco es asumir al cien por cien el proyecto musical. ¿Quién mejor que ella podría encargarse del vestuario? Se rumorea que algunos de los trajes que aparecerán en el futuro montaje saldrán de la colección que Carrasco guarda de su madre. Trajes de fiesta, de actuaciones y de la vida cotidiana de la artista. Muchos de ellos estaban destinados a exhibirse en ese museo que no acaba de inaugurarse en Chipiona. Además, la obra será todo un acontecimiento, pero hacen falta patrocinadores que cubran un presupuesto que podría superar el millón de euros. Este 2018 podrían comenzar los preparativos.

¿Anabel o Chayo?

Se busca una artista de renombre para interpretar a «la más grande». Una cantante-actriz popular que sepa dar la talla, porque el reto es difícil y, evidentemente, tiene sus riesgos. Los primeros rumores apuntaban a Anabel Dueñas, la cantante de Supersingles que se hizo popular gracias al programa «¡Qué tiempo tan feliz!», gran admiradora de Rocío Jurado e íntima amiga de su primogénita. Pero los entendidos recomiendan una protagonista de mayor calibre. Quien daría cualquier cosa por hacerse con el personaje sería Chayo Mohedano. Idolatraba a su tía, se sabe de memoria todas sus canciones y no duda en interpretarlas en sus conciertos. A pesar de las críticas que se lanzan contra ella desde determinado programa televisivo, no tiene mala voz y conoce a la perfección los gestos de su tía.

Alguien cercano apunta a que Rocío Carrasco podría embolsarse unos treinta mil euros anuales si el musical funciona lo bien que se espera. Un ingreso que le vendría muy bien, ya que su patrimonio no es tan alto como se dice, y los negocios hosteleros en los que invirtió junto a Fidel Albiac resultaron fallidos.