Patrimonio

Manuel Pardo de Vera: «Los títulos nobiliarios concedidos a veces son exagerados»

Manuel Pardo de Vera es sucesor de Don Fernando de Baviera y Borbón
Manuel Pardo de Vera es sucesor de Don Fernando de Baviera y Borbónlarazon

El presidente de la Real Asociación de Hidalgos de España explica sus proyectos para realzar el valor de la nobleza en nuestra sociedad

¿Qué es la nobleza? Si uno acude al diccionario encontrará: «Clase social formada por personas que poseen títulos nobiliarios concedidos por el rey o heredados». Pero también hay cabida para «la actitud que deja ver las grandes cualidades morales». Ese es el objetivo que persigue la Real Asociación de Hidalgos de España, que preside actualmente Manuel Pardo de Vera, sucesor del infante don Fernando de Baviera y Borbón, y que se fundó el 3 de noviembre de 1954. Actualmente la integran 2.100 personas con la finalidad, aseguran, de contribuir «al bien común social» y agrupar a la nobleza española. Una labor que se reconoció el año pasado mediante el Premio Internacional Otto de Habsburgo, concedido por las Familias Históricas de Italia. Tampoco el Rey Juan Carlos se resistió a los «encantos» de la asociación y en 2011, siendo aún Jefe del Estado, le otorgó el tratamiento de Real.

¿Cómo puede contribuir a la sociedad la nobleza hoy en día? El presidente de la asociación asegura tener por bandera servir a la Corona y al Estado mediante la cultura y una labor altruista. Atención directa y apoyo a familias monoparentales y madres adolescentes, cursos de formación para promover la integración laboral de jóvenes en riesgo de exclusión y ayuda a personas sin hogar son algunas de las áreas en las que trabajan. «Actuamos siguiendo los principios de la hidalguía y del humanismo cristiano», explica Pardo de Vera desde la sede de la asociación, en Madrid. Retratos de los Reyes Eméritos y de los Monarcas adornan las paredes. El único requisito para formar parte de esta Asociación es tener linaje noble –no es indispensable ostentar un título nobiliario–.

Reivindican aquel sentido de la palabra, del servicio al Estado, que se daba cuando los nobles no podían ser obligados a confesar porque se daba por sentado que no mentirían. Frente al inevitable escepticismo, aclara: «No cabe duda de que habría quien mintiera, pero si se hacía público su deshonra era enorme». Hoy, demuestran sus valores donando, entre otras iniciativas, sus recursos para el colegio Mayor Marqués de la Ensenada. Gastos como la compra de ordenadores y el sueldo de casi 300 empleados corren de su bolsillo. Y las residencias Casa Solar y Casa Quinta dan cobijo en sus más de 12.000 metros cuadrados de jardines a personas mayores. «La atención tiene que ser de una calidad extrema y con un respeto enorme», afirma Pardo de Vera.

Tradición británica

El aristócrata lamenta la concepción de que en la nobleza nadie trabaja. «No digo que no existiera una corte palaciega, pero en Asturias, por ejemplo, el 40 por ciento de la población era hidalga. ¿El 40 por ciento de los asturianos no trabajaban?», se pregunta. Una fórmula que podría encontrar la Corona para el «ennoblecimiento personal» sería seguir la tradición británica de imponer la Excelentísima Orden del Imperio. «Los títulos nobiliarios, en ocasiones, si se me permite, son un poco exagerados en España».