Cultura

Ciencia Ficción

El Ejército francés alista a escritores de ciencia ficción para predecir el futuro

Formarán un Equipo Rojo para “imaginar capacidades militares perturbadoras y proponer escenarios”

Ilustración de Méliès sobre el viaje a la luna de Julio Verne
Ilustración de Méliès sobre el viaje a la luna de Julio VernelarazonLa Razón

Lo que parecía una historia de ciencia ficción cuando se anunció hace un tiempo, parece cobrar forma real y actual: el Ejército francés ha abierto ya la convocatoria para que escritores de este género se sumen a sus filas. Serán unos cinco elegidos bajo el sugerente membrete de Equipo Rojo y dependerán de las agencias de Innovación, Armamento, Relaciones Internacionales y Estrategia. Su misión: «Imaginar capacidades militares perturbadoras, proponer escenarios, identificar rupturas futuras y aceptar la toma de riesgos». Básicamente, adelantarse 50 años a lo que está por venir. Prever la guerra y la geopolítica de, pongamos, 2080.

Habrá quien piense en la extravagante compañía de «Los hombres que miraban fijamente a las cabras» (2009), pero no es la primera vez que los ejércitos del mundo se abren a ámbitos teóricamente refractarios. Y, por supuesto, tampoco es la primera vez que las letras guían la senda de las armas, la ciencia y la tecnología. «Dondequiera que voy, descubro que un poeta ya ha estado antes», decía Freud en relación a lo suyo. Pero es que a cualquier logro humano le precede la imaginación, el combustible primario. También si hablamos de ciencia y tecnología.

Antes de que Armstrong pisara la Luna, mucho antes, Ariosto hizo a Astolfo conquistarla a lomos de su hipogrifo y Cyrano de Bergerac había singlado los estados celestes impulsándose desde la tierra con «bastantes frascos de rocío atados al cuerpo, sobre los cuales el Sol proyectaba tan ardientemente sus rayos que su calor, que los atraía como hace con las más grandes nubes, me levantó a tan grande altura, que por fin llegué a encontrarme por encima de la primera región». Ya en el XIX, sin salir de casa, Julio Verne viajó al fondo de la tierra y hasta la cúspide lunar con ingenios de su propia cosecha imaginativa que antecedían asombrosamente conquistas científicas posteriores y tecnologías inspiradas en su obra.

La ciencia ficción es la madre no reconocida de la ciencia oficial. Pero en «1984», de Orwell, podemos encontrar «avant la lettre» prototipos de tablets, tecnologías de reconocimiento facial o máquinas capaces de escribir ellas solitas una novela. Por no hablar del aspecto socio-político. Lo que está por venir está siendo imaginado en estos instantes. Y Francia no quiere que el futuro le pise con el paso cambiado. Ni Francia ni el resto de los ejércitos punteros del mundo, pues hace ya años que vienen incluyendo entre sus filas a especialistas de materias tan peculiares como Filosofía, Psicología y Humanidades en general. La ciberguerra, además, ha hecho de ingenieros, informáticos y abogados «soldados» imprescindibles. El propio Ejército español está tirando de ellos, e incluso de especialistas en Retórica para el análisis de mensajes. La guerra ya no es cuestión de cañonazos.