Ayuntamientos

Colau confía ahora en la policía de barrio para atajar el problema de los narcopisos

La Guardia Urbana de barrio llega a Ciutat Vella y Sants-Monjuïc, y se suma a los equipos de Nou Barris, Sant Andreu y Sant Martí

Colau confía ahora en la policía de barrio para atajar el problema de los narcopisos
Colau confía ahora en la policía de barrio para atajar el problema de los narcopisoslarazon

La Guardia Urbana de barrio llega a Ciutat Vella y Sants-Monjuïc, y se suma a los equipos de Nou Barris, Sant Andreu y Sant Martí

Lídia Pitarch y Marc Martínez son dos de los once agentes de la Guardia Urbana que ayer se incoporaron en el equipo de policía de barrio de Ciutat Vella. Llevan tiempo trabajando en el proyecto, cuya prueba piloto arrancó hace un año en Nou Barris y funciona ya en Sant Andreu y Sant Martí. «Los vecinos nos conocen por nuestro nombre», cuenta Pitarch. Su trabajo no consiste en poner multas y discutir con los ciudadanos. Se dedican a velar por la convivencia y por la seguridad del barrio. Hablan con los vecinos, detectan problemas y buscan soluciones. Más que patrullar, estudian el territorio, tienen un conocimiento preciso de su diversidad y problemáticas, y para ello tejen una red de contactos con comerciantes, asociaciones y entidades vecinales varias. Ahora, los vecinos de Barcelona cuando quieren denunciar un problema a la Guardia Urbana llaman al 092, pero en un futuro, «tendremos un número de teléfono propio», avanza Pitarch.

«Somos la pieza que actúa como engranaje dentro de las comisarías para comprender qué pasa en la calle y poder diseñar estrategias y planes de actuación que acaben con algunos de los problemas que sufren los vecinos», explica su compañero, el agente Martínez. Unos son fáciles, un perro que se mea en una portería, un vecino que baila claqué a la hora de la cena o unos jóvenes que le han cogido cariño a un rincón del barrio para hacer botellón pasada la madrugada. Y otros, son más difíciles de abordar, como los narcopisos. El comisionado de Seguridad, Amadeu Recasens, expresó ayer que confía en que el despliegue de la policía de barrio en Ciutat Vella ayudará a resolver el problema de las ocupaciones y de los narcopisos. Alega que permitirá al Ayuntamiento de Barcelona «tener mucha más información de cómo y cuándo se producen y qué estructuras hay detrás de estas ocupaciones». Recasens insistió en que estos agentes no son los que se dedican «de facto» a resolver los problemas, sino que lo que hacen es estar con los vecinos, detectar los probelmas y trasferir la información a los Mossos d'Esquadra o a la policíapertinente, según el conflicto.

Recasens dio la bienvenida a los 22 nuevos agentes de la policía de barrio de Ciutat Vella y Sants-Montjuïc (11 por distrito), junto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el jefe de la Guardia Urbana, Evelio Vázquez. Con estos equipos, la policía de barrio ya está presente en la mitad de la ciudad. Actualmente, ya hay 74 policías trabajando en este cuerpo, que no es un modelo clonado y trabaja cada conflicto en función de la zona. A finales de año, se incorporarán en Gràcia, Horta-Guinardó y Les Corts. Y en 2019, en Sarrià-Sant Gervasi y Eixample. En Nou Barris, en un año de funcionamiento, por ejemplo, esta policía ha trabajado 134 casos y más de 500 incidents de convivència o seguridad.

Cambiar de mentalidad, la policía empática

Para ser policía de barrio, los agentes reciben una formación específica. «Deben tener capacidad de contacto y empatía con los vecinos», comentaba ayer el comsionado de Seguridad, Amadeu Recasens. La agente Lídia Pitarch, que se incorpora en el equipo de Ciutat Vella, explicaba que «a veces, cuando me voy a casa, tengo que hacer el ejercicio de desconectar y no pensar qué habrá pasado con la puerta que hemos tapiado de un edificio del Raval». El problema de los narcopisos es su principal reto.