Política

Iñaki Zaragüeta

Si Mónica me llega a hacer caso...

El afán de protagonismo que Mónica Oltra ha demostrado en dos ocasiones en tan sólo 48 horas, me recordó cuando el 5 de diciembre de 2017 le incité desde este gallinero a buscarse una salida política como candidata a la poltrona capitalina

La Razón
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El afán de protagonismo que Mónica Oltra ha demostrado en dos ocasiones en tan sólo 48 horas, me recordó cuando el 5 de diciembre de 2017 le incité desde este gallinero a buscarse una salida política como candidata a la poltrona capitalina

El afán de protagonismo que Mónica Oltra ha demostrado en dos ocasiones en tan sólo 48 horas, me recordó cuando el 5 de diciembre de 2017 le incité desde este gallinero a buscarse una salida política como candidata a la poltrona capitalina. Le decía «la imposibilidad real de alcanzar su gran sueño, la Presidencia de la Generalitat, podía modificar los planes de la vicepresidenta del Consell y poner la vista en la Alcaldía de Valencia...»

Sí, sí, los dos excesivos protagonismos, por desproporcionado uno e inadecuado el otro, que Oltra tuvo en la noche electoral del domingo tras certificarse la victoria de Joan Ribó, se percibió desproporcionado, como inadecuado el erigirse el lunes en la recepcionista institucional de la plantilla victoriosa del Valencia C.F. en el Ayuntamiento, sustituyendo o suplantando el papel del alcalde, titular de la institución que los futbolistas visitaban para dirigirse a la Corporación y a los aficionados concentrados en la Plaza.

Los dos hechos han provocado los correspondientes y abundantes comentarios, y el rum-rum respecto a que podía ya estar poniendo las primeras piedras para encabezar la candidatura municipal de Compromís en 2023, como queriendo remediar quizá el error cometido a la vista de los resultados: Ribó en esplendor y ella en decadencia cuando podía haber sido ella la alcaldesa.

Bien es verdad que si se lo planteó, es posible que lo viera inalcanzable. De ahí que terminara aquellas líneas «...Ribó batallará por proseguir en su cómoda andadura...» Ni siquiera tuvo que batallar. Así es la vida.