Política

Comunidad de Madrid

Los grafiteros «toman» el metro

En lo que va de año han ocupado las cabinas del conductor hasta en cinco ocasiones. «Trabajan» sobre todo las líneas 5 y 10. «Los maquinistas tienen miedo», dicen los sindicatos

Momento en el que un grupo de encapuchados pintaron, el pasado día 31, un vagón en la estación de Casa de Campo
Momento en el que un grupo de encapuchados pintaron, el pasado día 31, un vagón en la estación de Casa de Campolarazon

Están perfectamente organizados. Se conocen al dedillo el mapa de túneles, las conexiones entre transbordos y las salidas más rápidas a la superficie.

Están perfectamente organizados. Se conocen al dedillo el mapa de túneles, las conexiones entre transbordos y las salidas más rápidas a la superficie. Saben los modus operandi en las emergencias de los vagones y cómo acceder a las cabinas: tirando de las palancas de alarmas o accionando los desbloqueadores de puertas, lo que obliga a parar el convoy. Cuidadosamente encapuchados, se reparten los colores, unos, y los brillos, otros. Las actuaciones de las bandas de grafiteros están dejando de ser simples gamberradas para pasar a algo mucho más serio. La pasada noche de Halloween fue de auténtico terror para un maquinista de la línea 12, que sufrió un ataque de ansiedad después de que un grupo de 15 grafiteros le obligaran a mover el convoy para llevarlo a un sitio con mayor visibilidad. Una jornada en la que también fue asaltado un vagón en la Casa de Campo. Ya el día 2, una banda con idéntico número de integrantes pintó cinco vagones en la estación de Marqués de Vadillo tras colarse en la cabina. Y durante la noche del viernes, se registraron otros dos asaltos: A las 22:30, una treintena se coló en el depósito de trenes de Las Rosas y pintó 700 metros de vagones; mientras, otro grupo también realizó pintadas en un tren de Cuatro Caminos. Los de Las Rosas salieron andando por las vías de los trenes –lo que obligó a parar la circulación de los convoys– hasta la parada de la Avenida de Guadalajara. Los de Cuatro Caminos también escaparon por el túnel que enlaza la línea 2 con la 1, lo que demuestra que se habían estudiado con empeño los planos del metro .

Como explica a LA RAZÓN el Sindicato del Colectivo de Maquinistas de Metro (SCMM), incidentes como estos últimos son prácticamente diarios. Sin embargo, las ocupaciones de cabinas, las que provocan situaciones de violencia con el conductor –insultos y escupitajos, entre otras agresiones–, eran algo inédito en el suburbano hasta este año: en lo que va de 2018, las pandillas se han hecho al menos en cinco ocasiones con los mandos de los convoys. El primero de estos ataques se produjo el pasado 10 de enero, cuando un conductor ahuyentó a un grupo usando un extintor. «De momento son grafiteros, afortunadamente. Cualquier día puede entrar un loco y acceder a la cabina», explica a este diario Juan Antonio Ortiz, portavoz del SCMM.

¿El resultado? De un tiempo a esta parte, los trabajadores «van con miedo a trabajar». Así, el sindicato tiene muy identificadas las zonas más conflictivas en cuanto a grafiteros se refiere. En la línea 5, la estación de Empalme, «que cuenta con una salida muy fácil, al estar al aire libre», y también la parada de Aluche. También han actuado con frecuencia en la línea 10, concretamente en Joaquín Vilumbrales, «que cuenta con un pequeño andén en el túnel, donde pueden parar el metro para pintarlo».

A los daños personales hay que sumar los económicos. Los grafitis en el suburbano madrileño costaron 1,6 millones a las arcas públicas en 2017, 300.000 euros más que en 2016. En total, fueron 852 grafitis y 212 pintadas, además de 1.174 intentos frustrados. La situación llevó a la Comunidad de Madrid a poner en marcha a finales del pasado año un servicio específico para la limpieza de pintadas.

¿Qué reclaman los sindicatos? Varios puntos. El primero, que se otorgue a los maquinistas la consideración de «agentes de autoridad». De esa forma, la ocupación de una cabina tendría mayor castigo. «Hasta la fecha, cuando cogen a los grafiteros, les toman los datos y, como mucho, les ponen una multa de 600 euros. Y eso si la pagan», afirma Ortiz. Hay que recordar que, según el artículo 20 de la Ordenanza de Limpieza de los Espacios Públicos, aprobada en 2009, la realización de cualquier clase de pintadas, grafitis e inscripciones «tanto en la vía pública como sobre el mobiliario urbano», muros, paredes de edificios, fachadas (...) y, en general, cualquier elemento integrante de la ciudad, será sancionada con multas de 300 a 3.000 euros y, en caso de reiteración, con multa de 600 a 6.000.

Los maquinistas también piden más vigilantes de seguridad, sobre todo en las cabeceras y «puntos calientes». Y también consideran indispensable que se refuerce el acceso a las cabinas, ya que los grafiteros no se están encontrando con problemas para acceder. Algo que, si no se remedia, puede acarrear en el futuro problemas más graves que una simple pintada.