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María y José: malvivir al calor de una barbacoa

La pareja y tres niños, entre ellos un bebé de nueve meses, resultan intoxicados por monóxido de carbono en Griñón. Les habían cortado la luz hacía varios días y reciben ayudas de Cáritas. Con el frío se recrudece la pobreza energética.

Los servicios de emergencia atendieron a la familia por asfixia
Los servicios de emergencia atendieron a la familia por asfixialarazon

La pareja y tres niños, entre ellos un bebé de nueve meses, resultan intoxicados por monóxido de carbono en Griñón. Les habían cortado la luz hacía varios días y reciben ayudas de Cáritas. Con el frío se recrudece la pobreza energética.

José Ramón, su pareja María Fernanda y sus tres hijos, dos niñas de 8 y 6 años de edad y un bebé de 9 meses residen en una vivienda situada en la calle Juan Carlos I número 8 de Griñón. La madrugada del lunes al martes en esta localidad hacía frío, mucho frío. Pero les habían cortado la luz por impago hacía varios días. Así que decidieron calentarse con lo único que tenían a mano: una barbacoa portátil. La trágica consecuencia fue que resultaron intoxicados por monóxido de carbono.

La familia pasa por serios apuros económicos y sufre de pobreza energética. La madre no tiene trabajo desde hace al menos un año y viven en parte gracias a las ayudas de familiares, recibiendo también durante este tiempo prestaciones puntuales de Cáritas o de Servicios Sociales.

El reloj marcaba las 1:08 de la mañana cuando los servicios de emergencia recibían una llamada alertando de una situación de asfixia. Al lugar se trasladó una ambulancia del Summa 112 que atendió a los miembros de la familia, que tuvieron que ser trasladados al Hospital Infanta Cristina de Parla con pronóstico reservado, aunque al cierre de esta edición ya han sido dados de alta como confirmó a este medio el alcalde del pueblo, José María Porras. Los bomberos acudieron a la casa, propiedad de María Fernanda, nacida en República Dominicana, y que había heredado de su madre adoptiva, y procedieron a ventilarla tras constatar la presencia de monóxido de carbono en principio procedente de la barbacoa.

El alcalde de la localidad aseguraba ayer a LA RAZÓN que estaban intentando localizar por todos los medios a la familia para brindarles ayudas municipales y apoyo. Y es que, según fuentes municipales, los servicios sociales del Ayuntamiento «no tenían conocimiento» de la situación actual de la familia, pese a que hace casi un año y medio, en marzo del año 2017, recibieron una ayuda municipal «de emergencia» dirigida normalmente a cubrir necesidades básicas, de en torno a «400 o 500 euros», que nunca fue justificada con las facturas correspondientes. Las mismas fuentes afirman no haber hecho un seguimiento ante la «inacción por parte de la familia» en la petición de las ayudas y a la itinerancia de la misma, que no residía siempre en el piso.

Esa itinerancia está relacionada estrechamente con el hecho de la no asistencia a la escuela de las dos hijas mayores, de 6 y 8 años, que habían faltado al colegio en numerosas ocasiones. Por ese motivo, el alcalde confirmó que se había iniciado un procedimiento de absentismo escolar comunicado «hace 15 días» para tratar la situación.

Al parecer, la familia sobrevivía, entre otras cosas, gracias a una pensión que le dejó la madre de María Fernanda en herencia, además del piso, también propiedad de la fallecida, de avanzada edad, la cual murió hace «dos o tres años». Este medio pudo confirmar que la familia ha recibido «ayudas puntuales» de Cáritas, tal y como confirmó el párroco de la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción, don Santiago. Entre otras cosas, el presbítero resaltó que las prestaciones iban dirigidas a «pagar la luz» o «actividades escolares de los niños», remarcando que la familia nunca acudió al banco de alimentos.

Este caso vuelve a poner el foco sobre la pobreza energética. Un estudio sobre su impacto en la ciudad de Madrid, realizado por Ecologistas en Acción en 2016, recopila también algunos datos sobre el alcance de este problema en el conjunto de la región. Lo cierto es que los porcentajes dependen de los indicadores que se utilicen, como puede ser la diferencia entre salarios e ingresos, la población con renta mínima, etc. Como explica Soledad Montero, de Ecologistas en Acción, una de las ópticas consiste en analizar cuánta población gasta más del 10% de su renta total en energía. Según los datos publicados, serían 749.000 las personas de la Comunidad en situación de pobreza energética. En todo caso, el informe señala que, en todos los enfoques posibles, el porcentaje de hogares en esta situación estaría entre el 10% y el 15%.

Mientras, otros análisis señalan que alrededor de 518.000 madrileños padecen una «temperatura inadecuada en invierno»; 416.000 sufren «retrasos en el pago de recibos» y otros 819.000 padece «goteras, humedades y podredumbres».

Montero señala que la principal causa de este problema es que «el precio de la energía es altísimo y los sueldos son muy precarios». Además, la situación se agrava, asegura, por «un deficiente parque de viviendas, que suponen un sumidero de energía y de dinero».