Madrid

Los tablaos quieren una terraza para sobrevivir

El Corral de la Morería, local flamenco por excelencia de la capital, no puede extender su negocio al exterior al encontrarse en la zona de protección acústica de Centro

Juan Manuel del Rey, copropietario del local madrileño, cerrado desde el pasado 14 de marzo
Juan Manuel del Rey, copropietario del local madrileño, cerrado desde el pasado 14 de marzoLuis DiazLa Razón

Por su interior han pasado desde Ronald Reagan a Justin Bieber, pasando por Mohamed Ali, Ava Gardner, Marlene Dietrich, Marlon Brando, Harrison Ford... Es el único restaurante con espectáculo del mundo que ha recibido una estrella Michelín; puede presumir de dos Soles de la Guía Repsol gracias a su oferta gastronómica, y hoy, 64 años después de su apertura en el Madrid de los Austrias, luce con orgullo la distinción que le hizo merecedor de ser el Mejor Tablao Flamenco del Mundo. Hablamos del Corral de la Morería, el más emblemático de los 21 locales flamencos de la capital. O, mejor dicho, de los 15, ya que seis de estos establecimientos se han visto obligados a cerrar o están en vías de hacerlo. «Llevamos cerrados desde el 14 de marzo. Somos negocios familiares; no hay economía familiar que pueda soportar eso: hacer frente a todos los costes mensuales sin ingresar un solo euro», afirma a LA RAZÓN Juan Manuel del Rey, copropietario del Corral de la Morería y presidente de la Asociación de Tablaos Flamencos de Madrid.

Su local solicitó al Ayuntamiento de Madrid la apertura de una terraza: una veintena de mesas que, ahora mismo, constituyen «la única forma que tenemos de sobrevivir, sabiendo además que a los turistas, que conforman gran parte de nuestro público, no se les espera como pronto hasta el año que viene». Sin embargo, el Corral, al igual que ocurre con la inmensa mayoría de los tablaos madrileños, se enmarca dentro de la Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE) de Centro, motivo que les impide extender su negocio al exterior. Y eso a pesar de que los propios vecinos de la zona se han mostrado favorables a que el Corral cuente con terraza.

«Lo que les preocupa a los vecinos es que cerremos. Nuestro local tiene licencia para operar hasta las 5:00 horas, aunque nunca cerramos más tarde de la 1:00. Si el Corral desaparece, podría ocupar nuestro lugar un local de ocio nocturno, muchísimo más perjudicial para ellos», explica Del Rey. Si bien una terraza no garantiza al 100% la superviviencia, sí que puede ayudar a estos empresarios a «empezar a trabajar para cubrir parte de nuestros costes, ponernos en marcha y arriesgarnos».

Turismo

La conclusión a la que llegan los tablaos flamencos es desoladora. Aparte de ser el sector más castigado por la crisis del coronavirus, el único que no ha podido todavía reabrir sus negocios, ve con impotencia cómo peligra el legado cultural del flamenco en Madrid, capital mundial de este arte.

«Si los cuadros del Prado estuvieran a un paso de desaparecer, nadie dudaría en poner en marcha un plan urgente para recuperarlos. Madrid puede perder sus tablaos, quedarse sin un patrimonio cultural que, en 2019, atrajo a más de un millón de turistas que invirtió en la ciudad más de 1.300 millones de euros atraidos por los flamencos», asegura del Rey. Y es que los visitantes internacionales vienen a Madrid para disfrutar «de una experiencia que no tienen en ninguna otra capital del mundo».

El Ayuntamiento aprobó recientemente y por unanimidad la declaración de bien de interés general para estos locales. También puso en marcha el Plan Aplaude, por el que, a partir del próximo mes de septiembre, «recibiremos ayudas para hacer frente a los alquileres». Del mismo modo, la Comunidad de Madrid también les ha brindado su colaboración para realizar actuaciones y ahora mismo «están preparando patrocinios».

«Estamos agradecidos por estas ayudas, lo que pasa es que si echas números, no es ni de lejos suficiente», explica Del Rey. De ahí que las terrazas, ahora mismo, se antojen como un elemento fundamental.

De lo contrario, se pregunta, «¿qué va a hacer el Ayutamiento para que no cerremos los tablaos?». «Si todo sigue igual, en dos meses podrían cerrar otros seis. Y dos meses después, otros seis correrán la misma suerte. Y así, hasta que dentro de cuatro o cinco meses no quede ni uno en Madrid. Cada semana que pasa corremos el riesgo de cerrar un nuevo tablao. Estamos desesperados. No soportamos durante más tiempo afrontar los costes mensuales y, además, sin ingresar un solo euro», concluye Del Rey.