Madrid

Abre Torres Bermejas: el tablao como acto de rebeldía

Es el primero que abre este fin de semana, tras echar el cierre muchos locales legendarios de Madrid

Espectáculo en Torres Bermejas
Espectáculo en Torres BermejasFelipe Scheffel BellTorres Bermejas

El «quejío» –ese grito desgarrado y sentido– sonó por muchos rincones de Madrid cuando allá por mayo, superada la pandemia, el Covid-19 rubricaba la sentencia de muerte de los tablaos, lugares en los que mayoritariamente se enseñoreaban los turistas para encontrar una de las esencias culturales de España. Puede que pocos supieran que estaban en uno de los templos del flamenco. En Torres Bermejas actuó Camarón durante 12 años y en él conoció a Paco de Lucía. Por su escenario también pasaron otros artistas de genuflexión obligada como Manolo Caracol, José Mercé, Enrique de Melchor, La Chunga y La Paquera, entre otros. Sin embargo, ante ese pasado de relumbrón el 2020 trajo un futuro imperfecto lleno de interrogantes.

Ante el pesimismo que enlutaba al sector, uno de los clásicos, Torres Bermejas, abrirá sus puertas de forma permanente todos los viernes y sábados con dos sesiones de espectáculo (a las 19:00 horas y a las 21:00) y sin que falte su servicio de restauración.Se inaugura mañana con «Por el flamenco» en el que se muestran varias ramas flamencas como la soleá, la alegría, la seguirilla, la soleá por bulerías, la farruca, la bulería y las sevillanas, entre otras.

De lo que se trata es de disfrutar con las pertinentes medidas higiénicas y sanitarias, tanto para proteger a los clientes como al personal del establecimiento. En la entrada del local habrá una cámara termográfica de medición de temperatura capaz de detectar a las personas con fiebre a un metro y medio de distancia. Dentro, se purificará el aire con un sistema que emite iones positivos, además de labores continuas de desinfección, mantener la distancia de seguridad y reducir el aforo a un tercio de su capacidad hasta llegar a las 50 personas que llevarán sus correspondientes mascarillas. Y lo más novedoso: el escenario estará protegido con mamparas.

«Desde el 14 de marzo, día en el que se decretó el estado de alarma le he estado dando vueltas a la cabeza para que el tablao volviese. No tardamos en descubrir que el principal escollo era la falta de turismo internacional –en 2019 más de 6,8 visitantes extranjeros visitaron estos locales–. pero había que liarse la manta a la cabeza», comenta Federico Escudero, el director general de Torres Bermejas.

El sector se enfrenta a un punto de inflexión –eso lo tiene claro Escudero, pero cree que más que reinventarse con fórmulas que renegasen del flamenco por derecho– había que reivindicar «que Madrid es la capital mundial de este arte», asunto que no se sabe si lo tienen muy claro los que pasan por su puerta un día sí y otro también y los visitantes patrios, ese público potencial al que hay que seducir y abrirle la puerta de par en par. «Somos conscientes de que las circunstancias son aparentemente adversas. A muchos negocios les está pasando, sabemos que no somos los únicos. Pero tenemos que cambiar la mentalidad: ahora nuestro objetivo tiene que ser atraer a los espectadores madrileños y a los de otras comunidades autónomas. Sabemos que va a ser difícil porque no suelen venir nunca», reflexiona Escudero.

La mejor baza, después de seis décadas y que hayan pasado por allí Rafael Alberti, Alfredo Kraus, Manolo Escobar, Carmen Sevilla, Plácido Domingo, la fallecida duquesa de Alba y su hijo Cayetano y tantos otros –por cierto todos con denominación de origen de España– es ofrecer un espectáculo a la altura y así va a ser. Como señala Escudero: «Van a estar presentes las jóvenes figuras porque, por presupuesto, es difícil traer a artistas consagrados. Pero quiero precisar que tanto el cuerpo de baile como los cantaores tienen una amplia trayectoria porque vienen de grandes compañías de flamenco que, desgraciadamente, no pueden hacer temporadas muy extensas». El pasado mes de julio, el Ayuntamiento declaró los tablaos como Bien de Interés General, ahora solo falta darles un empujoncito.