Caníbal

Madrid, ante la nueva tormenta solar: la de 1859 trajo una “faja de fuego” al cielo de la capital

La Prensa madrileña de la época recogió con sorpresa el fenómeno: “Desde las once y media hasta la una y media de la noche del domingo, brilló una magnífica aurora boreal”

La aurora que pudo verse desde Madrid en 1859
La aurora que pudo verse desde Madrid en 1859Getty ImagesGetty

Se llama Caníbal y su amenaza está ahí. Los científicos han avisado: esta tormenta solar podría desencadenarse y afectar a la Tierra. Desde la NASA han alertado de que las consecuencias de este fenómeno podrían dejarse sentir tanto en la navegación con GPS como el funcionamiento de satélites de comunicación y de los sistema de alarma. También en los cables submarinos que conectan unos continentes con otros. Y coincide en los avisos con los expresados por el Servicio de Predicción Meteorológica Espacial de Estados Unidos. La tormenta geomagnética detectada ha sido de categoría “fuerte”. Tormentas en las que aumentan de manera notable las partículas emitidas en las erupciones solares, lo que provoca alteraciones en el campo magnético de la Tierra.

Pese al impacto que pueda tener Caníbal, los científicos también sostienen que no es esperable que las alteraciones provocadas por esta tormenta solar sean graves. De manera que el escenario más realista es el que contempla que la consecuencia más palpable en nuestro planeta sean las auroras boreales que iluminen el cielo en determinados puntos de varios continentes.

Una de las tormentas solares más potentes de los últimos siglos tuvo lugar en 1859 y se dejó sentir en Madrid. El cielo de la capital quedó alumbrado por una de estas auroras boreales, que fue recogida por la Prensa de la época. El 30 de agosto de aquel año, el diario “La Época” fue el primero en dar cuenta en un breve de lo acontecido 24 horas antes: “Anteanoche se dejó ver en Madrid una magnífica y brillante aurora boreal, que entendiéndose como una inmensa gasa de fuego de Norte a Noroeste, ocupaba una gran parte de nuestro horizonte”.

Breve publicado en La Iberia el 31 de agosto de 1859 en el que se informa de la aurora boreal divisada en el cielo de la capital como consecuencia de la tormenta solar
Breve publicado en La Iberia el 31 de agosto de 1859 en el que se informa de la aurora boreal divisada en el cielo de la capital como consecuencia de la tormenta solarHemeroteca NacionalHemeroteca Nacional

En “La Iberia” del día siguiente, 31 de agosto, también se recoge la noticias, aunque en ningún momento se alude ala tormenta solar como posible explicación del fenómeno divisado en el cielo de Madrid: “Desde las once y media hasta la una y media de la noche del domingo, brilló en el horizonte una magnífica aurora boreal, presentando una dilatada faja de fuego que corrió de Oeste a Este”. Y apunta a la anterior fecha en la que se concretó otra aurora boreal similar: “La rareza de estos fenómenos en nuestra zona hace que siempre que se presentan causen la admiración de cuantas personas se aperciben de ello. Desde el año 1848 no se había observado otra aurora en Madrid”. En “La España” del día 2 de septiembre se apunta a que la aurora “fue vista en el horizonte desde Sevilla” y “a la misma hora que en Madrid”.

Información publicada en "El Clamor" del 6 de septiembre de 1859
Información publicada en "El Clamor" del 6 de septiembre de 1859Hemeroteca NacionalHemeroteca Nacional

Con el paso de los días, la Prensa madrileña informó de cómo también en otras ciudades europeas pudo observarse este fenómeno: “La aurora boreal que se observó en Madrid, o por mejor decir en España en la noche del domingo al lunes de la semana pasada, ha sido ostensible en toda Europa a juzgar por las noticias que van llegando de París, Londres y otras varias capitales. “El Diario de Bruselas” ha hecho observar que el mismo día se hicieron sensibles varios fenómenos curiosos de la física del globo. Al mediodía del domingo, la aguja magnética empezó a sufrir impresiones violentas y las líneas telegráficas en Ostende, Anveres Londres, París y Berlín, y aun el cable submarino entre Ostende y Donores dejaron percibir signos evidentes de relación con el precitado fenómeno durante el espacio de su aparición”, recogió “El Clamor” del día 6 de septiembre..