Las pistas de Navacerrada, listas para abrir sus puertas

El descenso comenzó bien, seguro y con firmeza. A las pocas horas, un bache, inesperado e insalvable, hizo acto de presencia. Sin embargo, ayer, cuando parecía que el esquiador comenzaba a tambalearse, recuperó el equilibrio. La incógnita es si hoy, la estación de esquí de Navacerrada abrazará por fin su ansiada meta: reabrir a pesar de las numerosas trabas, jurídicas y legales, que se han cruzado en su camino.

Las previsiones son que así sea. «Vamos a seguir con lo que teníamos previsto. La Justicia sigue un cauce y si, a día de hoy, ha decidido permitir la actividad, las previsiones son que podamos abrir», aseguraba ayer José Conesa, portavoz de la empresa gestora de la estación. De hecho, en este momento, están más pendientes de que la climatología sea benigna y menos de lo que digan los juzgados. Sobre todo porque el TSJ de Castilla y León rechazó las medidas cautelarísimas solicitadas por la Abogacía del Estado, que solicitaba el impedimento de la práctica del esquí en la zona.

Sin embargo, no es el fin de los problemas a los que se enfrenta la estación. Ni mucho menos. El tribunal rechaza las cautelarísimas, pero el procedimiento sigue a través de las cautelares ordinarias, de tal forma que tanto el Gobierno autonómico de Castilla y León como la empresa concesionaria cuentan con un plazo de dos días para presentar sus alegaciones. En todo caso, no se esperan resoluciones para lo que queda de semana.

Así, el pulso sigue y promete cronificarse: por un lado, el Gobierno central; por otro los Gobiernos castellanoleonese y madrileño. El primero defiende el cierre de las tres principales pistas de Navacerrada debido a los supuestos daños que ocasionan al medio ambiente; los segundos creen que se trata de una nueva hostilidad del Ejecutivo de Sánchez a las regiones que no le son afines. Y entre medias, se encuentra un buen número de deportistas que ven su modo de vida amenazado. Y la meta, cada vez más lejos.