Caso mascarillas

Medina sobre la empresa de Malasia en Anticorrupción: “Yo no he hablado con ellos en mi vida”

Las incógnitas que todavía quedan por resolver en el “caso mascarillas” pasan por saber quién está detrás de la empresa que supuestamente vendió el material sanitario

La detallada querella que la Fiscalía Anticorrupción presentó contra Luis Medina y Alberto Luceño por el “caso mascarillas” dejaba poco espacio para duda. Pero, días después de que la investigación judicial haya echado a andar, todavía quedan algunas misteriosas incógnitas por resolver como quién es San Chin Choon, el responsable de la empresa que vendió el material sanitario por el que los dos empresarios cobraron más de seis millones de euros. “Yo no he hablado con ellos en mi vida”, dijo Luis Medina en su declaración en la Fiscalía sobre la empresa Leno que tiene sede en Malasia.

Medina frente al fiscal investigador del caso trató de desvincularse en todo momento de la parte más económica de la transacción por la que vendieron guantes, mascarillas y test Covid-19 al Ayuntamiento de Madrid en pleno auge de la pandemia en 2020. “Yo era facilitador”, dijo el hijo del que fuera duque de Feria. Tal y como consta en los vídeos de Anticorrupción a los que ha accedido este periódico, Medina asegura que nunca antes había trabajado con el que fue su socio Alberto Luceño. “Él ha vivido muchos años en China y por ahí hemos tratado de hacer cosas. Nunca hemos realizado ninguna operación de comercio internacional”, dijo. Hasta ese momento.

“Él tenía la relación con los de Malasia. Yo no he hablado en mi vida, ni tengo un mail. No sé a qué precio es el producto...vamos, me tengo que fiar de lo que decía él”, expuso Medina relatando que en realidad se ha enterado de los pormenores del contrato gracias a la investigación del Ministerio Público.

Él simplemente tiró de contactos y Luceño se encargó del resto y un buen día lo llamó para ponerle sobre la mesa el millón de dólares que iba a cobrar. “Él me dice mira Luis tengo el producto y yo conocía a alguien cercano al Ayuntamiento”. La línea de contactos comenzó por una profesora de su antigua universidad, que le pone en contacto con Carlos, un primo del alcalde, y éste a su vez con la funcionaria Elena Collado, que es la que se encarga de estas contrataciones. “Yo no soy intermediario, soy facilitador. Mi labor únicamente es ponerles en contacto y él me dice ‘Luis tú tranquilo que yo un día te llamo y te digo lo que te toca’”. Nunca hubo un trato directo y previo con José Luis Martínez-Almeida, sino que el intercambio de palabras consistió en un Whatsapp de agradecimiento posterior a la operación, según la versión de Medina.

Tampoco supo, dice, que su socio se estaba quedando con una comisión cinco veces mayor que la suya porque el trato inicial era repartirlo en tercios. Del monto final iría un tercio para él, otro para Luceño y otro para la empresa de Malasia. Consta en el sumario que esto no fue finalmente así.

Medina trató en todo momento de vender una relación de todo menos estrecha. “Yo en este año he intentado hablar con él y nunca me ha cogido el teléfono ni nada. Ahora puedo entender un poco por dónde van los tiros”. Añadió que después de la operación quedaron a comer una vez y luego “algún día le escribía a ver si había algo más de comisión que cobrar” y a partir de ahí nada más hasta la citación en Fiscalía.

El fiscal le expone todas las dudas que hay en cuanto a la contratación. Por qué la empresa Lenon redacta una carta en la que dice que ellos son representantes exclusivos en España si, además como dice Medina, él jamás había hablado con la comercial malasia. “Esto puede ser a lo mejor ellos de cara al banco de Malasia como que vean que no es algo... no sé”, esgrimió Medina. Pero y por qué pone que tienen relación desde 2018, insistió el fiscal. “Yo lo que no he recaído es en las fechas. No lo he mirado al dedillo porque yo, en teoría, me fío de este chico”, indicó.

Tampoco encaja a los investigadores el hecho de que si el material era de China, la empresa fuera de Malasia, pero también hubiera facturas chinas. “Él ha estado viviendo en China y durante muchos años ha tenido relación muy cercano al Gobierno chino y por eso tuvo la suerte de que tenía acceso directo a las mascaras y todo y a los precios de ahí”, aclara Medina. “Hay mucho empresario chino que las operaciones prefieren hacerlas con una empresa de Malasia. Entiendo que por ahí va la cosa”, dice en relación a que éstos intentan zafarse del cerco del Gobierno más férreo de Xi Jinping.

Los cuarenta minutos que el fiscal Luis Rodríguez Sol estuvo interrogando al empresario madrileño terminaron por las preguntas sobre su yate, algo que descuadró ciertamente a Medina. Es por si usted mañana va al juzgado y hay que pedir el embargo de estos bienes, dijo de forma premonitoria el fiscal ese 13 de abril de 2021. “Por si usted hace cualquier maniobra intentando no sé ponérselo a nombre de otro”, dijo. “Ah, no no, no no, hombre”, dijo Medina mientras su abogado aclaraba por detrás “colaboración extrema”. El juez Adolfo Carretero que ya ha abierto diligencias y que efectuó el embargo de todo el dinero cobrado solo encontró 247,26 euros de saldo en las cuentas de Medina. Ahora el magistrado estudia tomar medidas también por un delito de alzamiento de bienes.