"Caso Eulen"

La Policía descarta el secuestro a la presidenta de Eulen: pudieron asaltarla después de cenar, cuando estuvo sola

Ahora se inclinan por la teoría del robo con violencia del Mercedes como principal hipótesis

Ningún experto en robos con violencia apostaba a que la emboscada que sufrió la madrugada del lunes la presidenta del Grupo Eulen se trataba solo al intento de robo de un vehículo. No es el «modus operandi» habitual de las bandas organizadas dedicadas al robo de vehículos de alta gama (no es nada frecuente que actúen con la víctima en el interior) ni tiene sentido, según los expertos, una actuación de este tipo si el objetivo era el vehículo. En cualquier caso, era la principal hipótesis que manejaban ayer los encargados de investigar el suceso producido en Aravaca, el Grupo XII de la Brigada Judicial de Madrid.

Una de las cuestiones que más inquietaban a los encargados de la investigación es la guerra familiar que la víctima del asalto, María José Álvarez, mantiene con sus cinco hermanos por cuestiones relacionadas con el patrimonio familiar. Aunque esta vía no se ha cerrado la mujer habría declarado ayer ante los agentes que no sospecharía de ningún miembro de su familia ni tenía aparentemente enemigos que quisieran darle «un susto» por alguna cuestión.

Para los investigadores, uno de los extremos que les han llevado a restar peso a la teoría del secuestro (bien por encargo o para la propia organización) es que antes de que se produjera el asalto, la víctima había estado cenando en un restaurante y, a la salida del mismo, había estado sola, al parecer, durante unos minutos: un momento perfecto para haber tratado de raptarla si ése era el objetivo de los agresores.

Sin embargo, y aunque es más que probable que hubieran estado siguiendo a la empresaria para conocer horarios e itinerarios, la balanza parece que se inclina al lado del robo con violencia. El objeto de deseo en cuestión sería el Mercedes Benz de alta gama comprado el pasado verano y valorado en casi 200.000 euros.

Sucedió a eso de la 1:50 horas de la madrugada del lunes en la calle José Bastos, 22. Cuando la empresaria iba con su escolta privada (y chófer en ese momento) un vehículo les encerró por delante y otro por detrás, haciendo la táctica del «bocadillo». Uno de ellos era un Renault Scenic, de donde se habrían bajado dos tipos vestidos con ropa oscura y encapuchados.

Apuntaron con sendas armas cortas (al parecer, de fogueo) al interior del vehículo y el escolta reaccionó sacando él su arma al grito de: «¡Policía!». Los asaltantes reaccionaron abandonando el lugar a toda velocidad y la víctima tuvo que ser atendida por una crisis de ansiedad. De su proceder, no obstante, los investigadores deducen que se trataban de armas simuladas y que desde luego no era una banda muy profesional.

Ahora visualizan cámaras de videovigilancia de la zona para tratar de averiguar si los vehículos eran robados y pueden identificar de alguna manera a los asaltantes.