«El hombre, la ciencia y la patria» en memoria del doctor Jiménez Díaz

Apoyado en sus muletas tras un accidente de tráfico, el doctor Carlos Jiménez Díaz continuó su labor incansable hasta que murió súbitamente, mientras trabajaba en su propia clínica, el 18 de mayo de 1967. Doce años antes había creado la Clínica Nuestra Señora de la Concepción –en honor a su mujer–, hoy la célebre Fundación Jiménez Díaz. Médico de referencia, ya antes de la Guerra Civil había logrado plasmar en el Instituto de Investigaciones Médicas su meta de aunar asistencia e investigación, un proyecto ubicado en la Ciudad Universitaria truncado –arrasado, literalmente, por la contienda–, aunque su perseverancia dio sus frutos en los años siguientes, convirtiéndose en un ejemplo en el campo de la Medicina.

Su huella fue tal que ya en 1968 se le dedicó una fuente-monumento tras la propuesta de un grupo de familiares, amigos y compañeros que abrieron una suscripción nacional para levantar este conjunto frente a la fundación que lleva su nombre.

El autor fue Juan de Ávalos, el escultor del Valle de los Caídos –militante socialista reclutado por Franco para Cuelgamuros–, que tiene ahora su Ángel de la Victoria de Tenerife marcado en rojo por la Ley de Memoria Democrática.

En Madrid, el Ayuntamiento va a tomar al fin cartas en el asunto su legado en mármol blanco y bronce, muy deteriorado por el paso del tiempo y desvirtuada su función –con la fuente inactiva desde hace más de veinte años–. Tras interesarse Vox en comisión este martes, la delegada de Cultura Andrea Levy ha aclarado que, tras despejar dudas, Consistorio y Fundación se han puesto en contacto acordando que la institución solicitará la licencia municipal y la reparación de la fuente, el Ayuntamiento tramitará el expediente para asumir la titularidad y aceptará la donación. La Universidad Complutense de Madrid cederá el suelo.

Ya se ha intentado el desalojo de los enseres de algún sintecho a pie de obra, aunque de momento sin éxito. Un paso adelante para adecentar la memoria del doctor, que cuenta en El Molar con un recuerdo pétreo a sus raíces locales. Como dejó tallado Ávalos, «el hombre, la ciencia y la patria le rinden homenaje».