Educación

Colegios propantallas: «No podemos desmontar nuestro proyecto educativo en un año»

Las familias están disgustadas, es un mundo que se nos cierra», asegura el director del colegio concertado Santa Gema Galgani. Los centros tendrán hasta agosto de 2026 para volver a una educación más analógica

El director del colegio Santa Gema Galgani, Antonio Portillo
El director del colegio Santa Gema Galgani, Antonio Portillo La Razón

El reciente anuncio de la Consejería de Educación sobre la limitación del uso de pantallas en las aulas ha generado una fuerte reacción en el sector educativo, especialmente entre los colegios privados y concertados. Desde estas instituciones, se defiende la autonomía pedagógica y se critica la falta de diálogo por parte de la Administración. Muchos centros propantallas han hecho una fuerte inversión en material informático y en formación de profesorado y del alumnado y ahora ven que un proyecto que ha llevado tiempo y dinero tienen que desmontarlo en un año, ya que la moratoria para pasar a una educación analógica es de un año, hasta el 31 de agosto de 2026.

Juan Chávarri, presidente de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE) en Madrid, ha expresado su disconformidad con la medida: «Para nosotros, institucionalmente, el tema de fondo no es pantallas sí o no. Claro que queremos medidas de seguridad, en los coles y fuera de ellos. El asunto es que una administración educativa no puede prohibir o imponer medidas que van contra la autonomía y la libertad. Y que además, todo esto, de momento, lo están haciendo sin diálogo. No nos están escuchando ni a la concertada ni a la privada».

Entre más del centenar de colegios que han desarrollado un modelo híbrido que combina metodologías analógicas y digitales figura el colegio concertado Santa Gema Galgani, en el que lleva implantado desde hace diez años. Su director, Antonio Portillo García, subraya que su proyecto educativo no está basado exclusivamente en el uso de dispositivos, sino que busca un equilibrio: «Tenemos una fuente de aprendizaje en papel. En Lengua, por ejemplo, trabajamos la escritura creativa en cuadernos, y en Matemáticas combinamos ejercicios tradicionales con sesiones tecnológicas. En total, los dispositivos electrónicos no suponen ni el 30% del tiempo lectivo». Sin embargo, la Comunidad de Madrid pretende en en la etapa de cero a tres años los alumnos usen cero pantallas; entre 3º y 4º de Primaria máximo una hora y media semanal, mientras que en 5º y 6º de Primaria el límite estaría en dos horas semanales y esto supondría tanto como desmontar un modelo educativo que lleva diez años funcionando y que asegura que está dando buenos resultados académicos.

Portillo defiende que la tecnología es una herramienta que potencia el aprendizaje: «El aprendizaje profundo a veces viene por la parte analógica y otras por la digital. Los entornos colaborativos nos permiten trabajar de manera flexible y autónoma, impulsar el razonamiento crítico e incorporar nuevos métodos de aprendizaje que favorecen a los niños con necesidades educativas especiales. Además, mejoran la productividad en las aulas y el trabajo colaborativo». El director del Santa Gema Galgani también destaca el papel fundamental de la formación en el uso responsable de la tecnología: «Antes de entregar un dispositivo a un alumno, pasamos 15 días trabajando pautas sobre su uso adecuado. Los niños no están enchufados a la pantalla sin control. La tecnología nos permite adaptar el diseño curricular y trabajar a diferentes ritmos».

Uno de los argumentos de la Consejería de Educación es que el uso excesivo de pantallas afecta a la escritura y la caligrafía de los alumnos. Sin embargo, Portillo refuta esta afirmación: «Nuestro modelo desmonta totalmente esas argumentaciones. En nuestro centro se escribe, se hacen dictados, se elaboran mapas conceptuales en cuadernos. La tecnología nos permite ir más allá porque lanzamos propuestas audiovisuales a los alumnos y eso proporciona un feedback constante entre profesor y alumno. Así, se sabe en todo momento si el alumno ha comprendido lo que se le explica y, si no es así, lo vuelve a visualizar otra vez». Por eso opina que «es un mundo que se nos cierra, no somos capaces de desmontar nuestro proyecto educativo en un año, que es el margen que se nos da». Y es que el impacto de la decisión de la Consejería es considerable, ya que consideran que su modelo es eficaz. «Somos un centro referente y tenemos las mejores notas en la EVAU. Desde 2018 hasta 2023, nuestros resultados han estado por encima de la media”, afirma Portillo. El director también subraya cómo la tecnología permite una educación interdisciplinar y conectada con la realidad: «Cuando enseñamos el proceso digestivo, los alumnos pueden visualizar en 3D el recorrido del bolo alimenticio. En nuestro proyecto sobre el Camino de Santiago, integramos arte, ciencias e historia con vídeos, textos y obras de arte. Elaboramos material propio y creamos entornos colaborativos en los que las herramientas digitales son fundamentales». Las familias del centro también han mostrado su descontento con la medida. «Han entendido el proyecto y están contentas. No entienden una prohibición que no tiene en cuenta la inversión en formación, materiales y recursos que hemos realizado», explica Portillo.

►El consejero de Educación, Ciencia y Universidades, Emilio Viciana, ha defendido la decisión de limitar el uso de dispositivos digitales en colegios públicos y concertados debido a la «gran preocupación» que hay por las consecuencias que las pantallas.

Según Viciana, el uso de estos dispositivos «afecta a la salud física» de los niños y también está en la raíz de «problemas mentales» como la depresión. Asegura que hay un deterio académico.