Maratón
La sangre de Madrid que salva vidas (y que se necesita ya)
La Navidad ha dejado un descenso del 25% en las donaciones de sangre: conocemos a personas a las que una transfusión les salvó la vida
La vida de Mariam Navajo cambió por completo cuando se quedó embarazada. Durante los nueve meses de gestación sufrió una sintomatología producida por una colitis ulcerosa –una enfermedad autoinmune- que se desarrolló una vez que nació su hija, hace ya doce años. «Empecé a sufrir hemorragias muy fuertes, lo que derivó en muchos ingresos hospitalarios. Un periplo entre hospitales que duró otros nueve meses», cuenta a este periódico. Pero sin duda, el ingreso más importante y en el que cambiaría por completo su visión –y las tornas en su vida- sería el causado por una hemorragia masiva para el que necesitó la transfusión de trece concentrados de hematíes. «Después pasé por quirófano, me quitaron el colon y no me extrañaría que tuviesen que transfundirme más concentrados…se puede decir que fueron muchos los donantes que participaron en mi recuperación».
En la actualidad, esta joven enfermera madrileña está perfecta de salud. «Llevo una vida normal, no tengo tratamiento y solo debo tener cuidado con la alimentación, porque hay cosas que me sientan mejor o peor», explica. Hasta ese momento, jamás pensó que las tornas iban a cambiar en su vida y que pasaría de ser donante a receptora de transfusiones. «Cuando empecé a estudiar la carrera, una de las premisas que nos inculcan es que podemos donar y cómo debemos cundir con el ejemplo, así empecé a ser donante de sangre». Un gesto que reconoce como algo tan simple como es «poner tu brazo y que durante unos minutos te saquen sangre», puedes salvar hasta tres vidas, por los tres distintos componentes que salen de una sola donación. «Gracias a ellos hay quien puede contar su historia, como yo lo hago ahora».
Las transfusiones en la región han sufrido un descenso del 25% en Navidad. Para cubrir las necesidades hospitalarias en una situación normal se necesitan 900 bolsas de sangre diarias. Sin embargo, actualmente hacen falta 1.200. Cada año, solo en la Comunidad de Madrid pueden llegar a transfundirse cerca de 38.000 unidades en cirugías, 42.000 a pacientes onco-hematológicos, 40.000 en Medicina Interna (para reponer sangre perdida en hemorragias digestivas, úlceras sangrantes, diálisis...), más de 30.000 en urgencias o 9.000 en intervenciones dirigidas a niños, entre los miles de componentes sanguíneos que se transfunden.
Para un trasplante de hígado, por ejemplo, se pueden llegar a utilizar entre 30 y 200, mientras que en un tratamiento de leucemia, hasta 250. «En la unidad de trasplantes de médula ósea, los pacientes con leucemias necesitan un soporte transfusional diario. Es la única manera de mantenerles estables porque cuentan con cifras de anemia y plaquetas incompatibles con la vida», apunta Carmen López, responsable de la Unidad de Donantes y de Oncohematología del Hospital Gregorio Marañón. En estos momentos cuentan con ocho pacientes ingresados, pero anualmente se llevan a cabo cerca de 75 trasplantes.
«En medicina es uno de los procedimientos más complicados que hay, pero todos los pacientes que necesitan un trasplante de médula va a tener un donante, bien familiar o altruista», señala. Sin embargo, reconoce que siempre son necesarios más donantes de médula y que las donaciones no solo benefician a los pacientes con leucemia, también accidentes de tráfico o cualquier necesidad. «La sangre no se puede generar, dependemos del altruismo y de la generosidad de las personas. Es más importante de lo que parece y uno no se da cuenta de ello hasta que entra en un hospital».
Por eso es tan importante el llamamiento que está haciendo la Comunidad de Madrid a través de un maratón de donación de sangre en la Real Casa de Correos, treinta hospitales y unidades móviles. Una iniciativa del Centro de Transfusión autonómico, que se desarrollará hasta el sábado, 27 de enero, tiene como lema «Madrid Dona Sangre. Salva vidas, dona por lo menos dos veces al año».
La viceconsejera de Sanidad del Ejecutivo autonómico, Laura Gutiérrez, destacó que el objetivo es alcanzar 3.500 donaciones, debido a que en la actualidad las reservas se encuentran en un 60%. «Lograr esta cifra permitiría recuperar los niveles para cubrir en condiciones óptimas la demanda diaria que se suministra a los centros sanitarios para intervenciones quirúrgicas y tratamientos», ha incidido. Por segundo año consecutivo, y tras el éxito cosechado en la pasada edición, el Gobierno regional incide en las necesidades de donación de plasma, que se utiliza para trasfusiones y con el que, además, se elaboran medicamentos para pacientes con diferentes patologías. Sólo en Madrid, seis mil personas necesitan de estos fármacos derivados de este componente de la sangre para el tratamiento de su enfermedad.
Lia, nació hace veintidós meses con una cardiopatía congénita y fue operada por primera vez con sólo cinco días de vida. «Tuvo unos sangrados brutales y casi se muere porque no conseguían encontrar cual era el origen. Por esa razón, agradecemos tanto lo que hacen los donantes de sangre. Sin ellos nuestra hija no estaría aquí», cuentan Arantxa Serrano y Ruth Muñoz, sus madres. Las trasfusiones a bebés solo se hacen con sangre cero negativo, más compatible y mejor para ellos -aunque no sea su grupo sanguíneo- y el más complicado de conseguir. «Que haya siempre reposiciones para ella y para todos los niños que lo necesitan, no deja de sorprendernos. Es la muestra de lo importante que es de la generosidad de la gente».
Sin duda, una tranquilidad para ellas, sabiendo que la enfermedad de su pequeña la obligará a pasar por quirófano a lo largo de toda su vida. «Antes no donábamos, siempre teníamos excusas y aunque lo teníamos en mente nunca encontrábamos el momento. Vivimos en un pequeño pueblo a las afueras y creemos que falta esa educación y esas facilidades que hay en la ciudad, para que cada vez se anime más gente a colaborar por la causa». Una causa que puede convertirse en la nuestra en cualquier momento.
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